Del salvajismo...

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Por Rodrigo Juárez Ortiz


Una vez mas, el mobiliario urbano de Acapulco se vio seriamente afectado por las manifestaciones, ahora de júbilo, por parte de los aficionados a un equipo de fútbol que ganó, el domingo retropróximo un campeonato nacional de ese deporte.

Realmente da gusto saber que nuestro pueblo es aficionado al deporte, pero mas gusto nos daría si lo practicaran en cualquiera de sus especialidades.

Es el caso que todos deberíamos de saber que quien hace deporte compra salud y que el aforismo de “mens sana in corpore sano” nunca jamás perderá actualidad, habida cuenta de que siempre se ha de aplicar al ser humano el cual, a pesar del fenómeno de la evolución, de hecho sigue siendo el mismo en su forma de pensar, sentir y querer, que deviene en su trípode fundamental.

El cuerpo, nuestro cuerpo no es mas que el vehículo con el cual transitamos por esta vida, el cual le da espacio y sostén físico y biológico a nuestro verdadero ser, a nuestro espíritu, a nuestros pensamientos, sentimientos y voliciones y es obvio que en la medida que lo cuidemos, lo procuremos y lo atendamos, en esa medida nos resultará mas eficaz y eficiente, nos dará mas longevidad y mas plenitud física para realizar nuestros propósitos, nuestras metas, nuestros fines, y todo aquello que la potencialidad humana tiene en su haber y una forma de procurarlo es haciendo ejercicio, practicando deporte, aunado a una alimentación realmente nutritiva, alejada de la “comida chatarra” que se vende en cualquier parte y a cualquier hora, con el consabido deterioro de la salud de los consumidores y que se consume por el ataque inmisericorde de la nefasta publicidad de las compañías productoras de tan siniestros engendros merced a la “magia” de la tv. comercial que tanto daño nos ha causado en lo intelectual, en lo emocional, en lo psicológico, haciéndonos compradores y consumidores compulsivos, solo para llenar cartabones, moldes, estereotipos que nos dicen que nos van a dar status, que nos elevan en el rango socio-económico de nuestro entorno.

De esta suerte, como un satisfactor mas al que tenemos legítimo derecho, se nos presenta la oportunidad de presenciar encuentros deportivos en donde se manifiesta la destreza y capacidad de los involucrados en la práctica de cualquier deporte, lo cual crea a una afición entusiasta y solidaria con sus personajes o con sus respectivos equipos y cuando los ve en actuación y si salen vencedores en la contienda a la que se enfrentan, ya sea en lo individual o por equipos, no paran mientes en manifestarlo con una verdadera euforia y vehemencia verdaderamente admirables. Sin embargo, al margen de la posibilidad que se tenga (yo diría que se quiera) de practicar algún deporte, me parece válido entusiasmarse con él, pero lo que no se vale es que con ese motivo se liberen los frenos inhibitorios del ser humano (como si estuvieran bajo los efectos de los oxidrilos etílicos) y se desaten una serie de impulsos reprimidos y se actúe, de una manera demencial, pero sobre todo destructiva y salvaje, en contra del mobiliario urbano como fue el caso de los daños que sufrió la escultura de la Diana Cazadora, en plena Costera y donde se dan cita los aficionados al fútbol cada vez que gana su equipo, igual que en otras ciudades del mundo, pero la autoridad protege las instalaciones con guardias ex profeso como en la columna de la Independencia en México, que no sufrió daños como aquí, sobre todo ahora que las autoridades estatales están haciendo esfuerzos por tener actualizados los atractivos del puerto y recién se había terminado de arreglar tal estatua, ahora resulta que los daños causados por el salvajismo de la turba se calculan aproximadamente en un millón y medio de pesos, según manifestó la autoridad municipal correspondiente, cuantificando la destrucción y el robo, en su caso, de conductores de cobre en muchísimos metros, en lámparas, en el robo del arco y otras monerías de la turba emocionada. ¡ No se vale! Seamos conscientes de nuestra responsabilidad al vivir en un centro turístico universal como el nuestro. O usted, civilizado lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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