De Gaia...

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Por Rodrigo Juárez Ortiz


El 22 de abril se celebró a nivel universal, una vez mas, el Día Internacional de la Madre Tierra, instituido por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en 1990, de la que México es signatario.

Resulta altamente significativo que este día dedicado a la Madre Tierra, también llamada Gaïa, sea celebrado año con año por mas de mil millones de personas (recordemos que somos mas de 7 mil millones de seres humanos) en mas de 190 países.

Cada año tiene un propósito muy específico y en éste y para los próximos dos años, el programa principal es el de “ciudades verdes” tomando en cuenta que las comunidades rurales están siendo abandonadas y la mayoría de la población se está asentando en las áreas urbanas, vamos, en las ciudades, haciendo de ellas verdaderas megalópolis, que al ir acercando pueblos propician una conurbación impresionante, v.gr.: la ciudad de México, Guadalajara o Los ángeles y Nueva York, por mencionar algunas.

La campaña gira en torno de las “ ciudades verdes”, con inversiones en tecnología sostenible, políticas públicas progresistas y una ciudadanía informada y comprometida, con lo cual podemos transformar nuestras ciudades (que ahora estamos convirtiendo en selvas de asfalto y cemento) y lograr un futuro sostenible.

El objetivo es verdaderamente plausible, toda vez que debemos de ser conscientes de que el planeta Tierra es el único hogar o casa que tenemos como género humano y además lo compartimos con toda la escala animal que resulta vital para nuestra supervivencia por la función que cada una de las especies realiza. De ahí que toda iniciativa y, sobre todo, cada acción que se realiza con ese propósito no solo debe ser aclamada, sino seguida y realizada por todos y cada uno de nosotros, como seres conscientes y responsables en aras de nuestra supervivencia.

Se trata, en suma, de cumplir, entre otros, con la Declaración de Río de Janeiro de 1992 de promover la armonía de la naturaleza y la Tierra a fin de alcanzar un justo equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras.

Todo eso, además de ser altamente motivante para las personas con conciencia, con la capacidad de darse cuenta del deterioro que el género humano está causando en nuestro planeta, no debe quedarse en la simple reflexión sino hay que tomar manos a la obra y cada quien, en su esfera de influencia, hacer lo propio para no seguir contaminando a nuestra Madre Tierra, sino además concienciar a los demás, en el círculo de nuestras relaciones comerciales, familiares, laborales, académicas o del tipo de que se trate, para enriquecer nuestro entorno y tener una mejor calidad de vida.

Es triste y frustrante ver cómo los medios nos revelan y cómo los eventos se nos caen encima por obvios, de habitar en un medio donde el deporte nacional es tirar basura en la calle y en las playas. Donde los turístas cooperan no con su “granito de arena” sino con su “roca” de desperdicios y basura, y a pesar de que los “próceres” locales se rasgan las vestiduras para hacernos creer que se está resolviendo el problema porque amentan el número de barrenderos, esto resulta inútil si detrás de ellos están los inconscientes primitivos tirando basura por doquier.

Seguiremos insistiendo en que se eduque desde a los niños a respetar el medio ambiente, a no contaminarlo, a hacer un uso adecuado y responsable del agua, no lavando los autos o las banquetas con la manguera como muchos idiotas irreversibles lo hacen, ni tampoco incinerar jardines para deshacerse de las ramas, en fin que son múltiples las acciones pendientes de realizar, pero todo ello ya vimos que si no lo hacemos los partículares, nuestros “próceres “ ya evidenciaron que no pueden, pues se la pasan en tratar puros “bomberazos”, puros “incendios” como lo demuestran las múltiples manifestaciones afuera de las oficinas públicas, así como la toma de calles, carreteras y todo lo que ya se sabe. Nuestra Madre Tierra merece un mejor trato. O usted, ecologista lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.



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