Por Rodrigo Juárez Ortiz
No. No me refiero a la Victoria Alada, también conocida como la Victoria de Samotracia o Niké de Samotracia, diosa de la Victoria ( hermosa escultura griega del s.II a.C. y que actualmente se encuentra en el Museo del Louvre en París), ni tampoco me refiero a la Victoria Alada que se encuentra en la cúspide del Monumento a la Independencia ( obra del Arq. Antonio Rivas Mercado, inaugurado el 16 de Septiembre de 1910 para conmemorar el Centenario de tan fausto evento), y que la ignorancia de nuestro pueblo le ha dado en llamar El Ángel .Tampoco hago referencia a la victoria de la selección mexicana al ganarle a la selección de Croacia recientemente ( y que por cierto llevó este evento al vandalismo de fanáticos en nuestro puerto al tirar de su pedestal a la estatua de la Diana Cazadora, ya un símbolo en la Av. Costera, causándole daños, absolutamente innecesarios, pero sí por individuos a todas luces, “elementalazos”.
En esta entrega me refiero a la victoria que tuvieron las fuerzas revolucionarias al mando de Francisco Villa y con la participación mas que decisiva del General Felipe Ángeles, estratega y genial artillero, soldado de carrera y egresado del H. Colegio Militar, con la División del Norte, en contra de las tropas del gobierno encabezado por el traidor y usurpador, mejor conocido como “El chacal” Victoriano Huerta.
Solo recordemos que en contra de los excesos del porfiriato, el cual privilegiaba a los poderosos de siempre ( el alto clero, la milicia y los adinerados permanentes, así como a los “inversionistas” extranjeros), Fco. Indalecio Madero se levantó en armas con el Plan de San Luis iniciando con ello la Revolución Mexicana, primera revolución social del s.XX, con el apoyo de muchos personajes ( entonces desconocidos ) que surgieron a partir de su participación en eventos de armas, muy connotados.
Logrado el triunfo, Madero tuvo discrepancias con algunos jefes revolucionarios por que aducían que no cumplía con las expectativas que tenían al inicio de esta lucha. Sin embargo, enfrascado en el manejo de la cosa pública (en donde no era muy diestro) Madero hizo nombramientos y entre ellos nombró al “chacal “ Huerta como Comandante de la Guarnición de la Ciudad de México. Y como la ambición y la traición eran unas de sus prendas mas socorridas, en contubernio con Félix Díaz (sobrino de Porfirio) firmó el Pacto de la Ciudadela, mejor conocido como el Pacto de la Embajada por ser en la sede diplomática de los EUA, en donde se consumó, con la participación muy relevante del embajador gringo en nuestro país, Henry Lane Wilson, pues temían que con Madero se iban a perder privilegios en la explotación de nuestros recursos naturales ( que con las recientes reformas constitucionales, van a volver a hacerlo), iniciándose la Decena Trágica, culminando con el asesinato de Madero y Pino Suárez.
Ello motivó a que Venustiano Carranza desconociera al “chacal” Huerta y junto con Obregón, Villa, Zapata y otros no menos relevantes, se levantaron en armas. Se formaron las Divisiones del Norte, con Villa; del Noroeste, con Obregón y la del Noreste, con Pablo González y en el sur, Emiliano Zapata.
Es el caso que el grueso del ejército federal estaba en el camino de la División del Norte y Zacatecas era un punto estratégicamente dominante en lo comercial, en las comunicaciones y en acceso a la capital del país.
Fue entonces que un 23 de Junio, como el lunes retropróximo, pero de 1914 que empezó la batalla para la toma de Zacatecas por parte de la División del Norte en donde al final del día se consumó la victoria para las fuerzas revolucionarias, rompiendo la columna vertebral del ejército federal el cual ya no pudo reponerse jamás.Fue una batalla con mas de 9 mil muertos, cientos de civiles heridos y otras bajas, pero las consecuencias fueron que se hiciera una convención en Aguas Calientes para, entre los ganadores, se decidiera la presidencia de la República, que Carranza no autorizó y se erigió como presidente, pero también propició la integración del Congreso constituyente que nos dio nuestra Carta Magna ( con todas las reformas a modo, según el gobernante en turno) , y sentó los pródromos para la creación de un estado democrático, que aún no terminamos de armar (mientras prevalezcan la corrupción y su gemela la impunidad, causantes de la miseria que nos agobia), pero con el concurso de todos, podremos lograr. Es un imperativo insoslayable. O usted, celebrante lector, ¿qué opina?
No. No me refiero a la Victoria Alada, también conocida como la Victoria de Samotracia o Niké de Samotracia, diosa de la Victoria ( hermosa escultura griega del s.II a.C. y que actualmente se encuentra en el Museo del Louvre en París), ni tampoco me refiero a la Victoria Alada que se encuentra en la cúspide del Monumento a la Independencia ( obra del Arq. Antonio Rivas Mercado, inaugurado el 16 de Septiembre de 1910 para conmemorar el Centenario de tan fausto evento), y que la ignorancia de nuestro pueblo le ha dado en llamar El Ángel .Tampoco hago referencia a la victoria de la selección mexicana al ganarle a la selección de Croacia recientemente ( y que por cierto llevó este evento al vandalismo de fanáticos en nuestro puerto al tirar de su pedestal a la estatua de la Diana Cazadora, ya un símbolo en la Av. Costera, causándole daños, absolutamente innecesarios, pero sí por individuos a todas luces, “elementalazos”.
En esta entrega me refiero a la victoria que tuvieron las fuerzas revolucionarias al mando de Francisco Villa y con la participación mas que decisiva del General Felipe Ángeles, estratega y genial artillero, soldado de carrera y egresado del H. Colegio Militar, con la División del Norte, en contra de las tropas del gobierno encabezado por el traidor y usurpador, mejor conocido como “El chacal” Victoriano Huerta.
Solo recordemos que en contra de los excesos del porfiriato, el cual privilegiaba a los poderosos de siempre ( el alto clero, la milicia y los adinerados permanentes, así como a los “inversionistas” extranjeros), Fco. Indalecio Madero se levantó en armas con el Plan de San Luis iniciando con ello la Revolución Mexicana, primera revolución social del s.XX, con el apoyo de muchos personajes ( entonces desconocidos ) que surgieron a partir de su participación en eventos de armas, muy connotados.
Logrado el triunfo, Madero tuvo discrepancias con algunos jefes revolucionarios por que aducían que no cumplía con las expectativas que tenían al inicio de esta lucha. Sin embargo, enfrascado en el manejo de la cosa pública (en donde no era muy diestro) Madero hizo nombramientos y entre ellos nombró al “chacal “ Huerta como Comandante de la Guarnición de la Ciudad de México. Y como la ambición y la traición eran unas de sus prendas mas socorridas, en contubernio con Félix Díaz (sobrino de Porfirio) firmó el Pacto de la Ciudadela, mejor conocido como el Pacto de la Embajada por ser en la sede diplomática de los EUA, en donde se consumó, con la participación muy relevante del embajador gringo en nuestro país, Henry Lane Wilson, pues temían que con Madero se iban a perder privilegios en la explotación de nuestros recursos naturales ( que con las recientes reformas constitucionales, van a volver a hacerlo), iniciándose la Decena Trágica, culminando con el asesinato de Madero y Pino Suárez.
Ello motivó a que Venustiano Carranza desconociera al “chacal” Huerta y junto con Obregón, Villa, Zapata y otros no menos relevantes, se levantaron en armas. Se formaron las Divisiones del Norte, con Villa; del Noroeste, con Obregón y la del Noreste, con Pablo González y en el sur, Emiliano Zapata.
Es el caso que el grueso del ejército federal estaba en el camino de la División del Norte y Zacatecas era un punto estratégicamente dominante en lo comercial, en las comunicaciones y en acceso a la capital del país.
Fue entonces que un 23 de Junio, como el lunes retropróximo, pero de 1914 que empezó la batalla para la toma de Zacatecas por parte de la División del Norte en donde al final del día se consumó la victoria para las fuerzas revolucionarias, rompiendo la columna vertebral del ejército federal el cual ya no pudo reponerse jamás.Fue una batalla con mas de 9 mil muertos, cientos de civiles heridos y otras bajas, pero las consecuencias fueron que se hiciera una convención en Aguas Calientes para, entre los ganadores, se decidiera la presidencia de la República, que Carranza no autorizó y se erigió como presidente, pero también propició la integración del Congreso constituyente que nos dio nuestra Carta Magna ( con todas las reformas a modo, según el gobernante en turno) , y sentó los pródromos para la creación de un estado democrático, que aún no terminamos de armar (mientras prevalezcan la corrupción y su gemela la impunidad, causantes de la miseria que nos agobia), pero con el concurso de todos, podremos lograr. Es un imperativo insoslayable. O usted, celebrante lector, ¿qué opina?
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