Por Rodrigo Juárez Ortiz
Todos sabemos que una catástrofe es un suceso desgraciado que altera gravemente el orden regular de las cosas y que la terminación “ico” quiere decir “relativo a”, de lo cual se infiere que es algo que tiene dichas características.
En la especie, sin exageraciones, sin agredir a nadie, solo exponiendo lo que ya es público y notorio (aunque, lamentablemente, poco conocido por la mayoría de nuestra población) hacemos una consideración acerca de un evento que, de darse, implicaría una verdadera catástrofre de dimensiones inimaginables y sin posibilidad de dar marcha atrás, nos referimos a la posible aprobación de la solicitud, en trámite, por parte de compañías transnacionales, de 84 permisos para sembrar maíz transgénico en nuestro país.
Ya sabemos del grave peligro que implica para nuestro maíz criollo la siembra del maíz transgénico por cuanto a que contamina por vía aérea y por vía de insectos, cultivos de terrenos aledaños e, incluso de distancias mayores, impidiendo la siembra consecutiva del grano cosechado, lo que implica tener que comprar, a las transnacionales citadas, nuevas semillas para una nueva siembra, creándose una dependencia alimentaria de gravísimas consecuencias, “ la siembra de cultivos transgénicos destruye la importante diversidad de los cultivos nativos, homogeiniza los alimentos y suprime los sabores y culturas locales” nos dice Adelita San Vicente Tello, luchadora tenaz por la defensa de nuestro maíz criollo y quien preside la Fundación Semillas de la Vida, A.C., sin perjuicio de que estudios difundidos por asociaciones civiles, así como de las universidades de Berkeley, de la UNAM, de Sinaloa y de varias dependencias gubernamentales revelaron la presencia de rastros de transgénicos de cultivos de maíz en Oaxaca, Veracruz, Chihuahua y Guanajuato, lo cual prueba de que la siembra experimental de estas semillas podría acarrear consecuencias ambientales a muchos kilómetros de donde se estaba realizando. Podemos agregar a ésto, a reserva de que existen argumentos científicos comprobados y publicados, que “ el maicito con su fibra ha protegido nuestro sistema inmunológico porque en el intestino grueso es donde fermenta la fibra y mantiene vivas las bacterias, de las que dependemos para que funcione el sistema inmunológico “ “ … si llegaran esos genes extraños a nuestras bacterias, éstos pasarían a ser parte de las bacterias del colon y ya no tendríamos funcionando este sistema, ni la producción de vitaminas.”
El tema se ha vuelto polémico porque se ha dicho que las transnacionales que tratan de sembrar maíz transgénico en 10 millones de hectáreas en México, han gastado millones de dólares para “convencer “ a científicos para que hablen de la inocuidad de tales semillas, a pesar de que estudios serios de científicos ídem, los desmienten, tan es así que en Europa no permiten a Monsanto, por ejemplo, a sembrar su maíz transgénico por dañino y por la dependencia que provoca respecto a su venta monopólica.
De esta guisa, resulta altamente preocupante por lo catastrófico que pudiera resultar, si en el llamado Paquete Verde que se dice el titular del Ejecutivo Federal va a presentar en este mes, para salvar al campo mexicano, se les permite a las transnacionales la siembra de transgénicos como el maíz.
Recordemos que un tribunal federal concedió una suspensión para el otorgamiento de permisos para esta siembra, pero eso ocasionó ya, 16 amparos, 15 revisiones, 9 incidentes de suspensión, 8 quejas, 7 revocaciones, 5 apelaciones, 4 inconformidades y una revocación, así como una acusación contra el juez de Distrito que concedió la suspensión, “por falta de ética”, todo ello por las transnacionales y caso insólito, por parte de nuestras autoridades, quienes se han erigido en defensoras de las transnacionales, y así han sido demandadas por asociaciones civiles, la Sagarpa, Semarnat, Monsanto Comercial, Semillas y Agroproductos Monsanto, Syngenta Agro, Dow Agro, y PHI México (Pioneer- Dupont) , sin perjuicio de que el director de Cofrepis ofreció a transnacionales el campo mexicano para laboratorio mundial de agroquímicos. ¡Me doy!
Ante este panorama e insisto, sin alarmismos, pero sí con seriedad y preocupación no queremos ni soportaremos que en las leyes y reformas por venir, se dé la posibilidad de envenenar a nuestro pueblo con maíz transgénico, todo en aras del enriquecimiento económico de las transnacionales y los vivales criollos que los apoyan.¡ Sin maíz no hay país! O usted, preocupado lector, ¿qué opina?
Todos sabemos que una catástrofe es un suceso desgraciado que altera gravemente el orden regular de las cosas y que la terminación “ico” quiere decir “relativo a”, de lo cual se infiere que es algo que tiene dichas características.
En la especie, sin exageraciones, sin agredir a nadie, solo exponiendo lo que ya es público y notorio (aunque, lamentablemente, poco conocido por la mayoría de nuestra población) hacemos una consideración acerca de un evento que, de darse, implicaría una verdadera catástrofre de dimensiones inimaginables y sin posibilidad de dar marcha atrás, nos referimos a la posible aprobación de la solicitud, en trámite, por parte de compañías transnacionales, de 84 permisos para sembrar maíz transgénico en nuestro país.
Ya sabemos del grave peligro que implica para nuestro maíz criollo la siembra del maíz transgénico por cuanto a que contamina por vía aérea y por vía de insectos, cultivos de terrenos aledaños e, incluso de distancias mayores, impidiendo la siembra consecutiva del grano cosechado, lo que implica tener que comprar, a las transnacionales citadas, nuevas semillas para una nueva siembra, creándose una dependencia alimentaria de gravísimas consecuencias, “ la siembra de cultivos transgénicos destruye la importante diversidad de los cultivos nativos, homogeiniza los alimentos y suprime los sabores y culturas locales” nos dice Adelita San Vicente Tello, luchadora tenaz por la defensa de nuestro maíz criollo y quien preside la Fundación Semillas de la Vida, A.C., sin perjuicio de que estudios difundidos por asociaciones civiles, así como de las universidades de Berkeley, de la UNAM, de Sinaloa y de varias dependencias gubernamentales revelaron la presencia de rastros de transgénicos de cultivos de maíz en Oaxaca, Veracruz, Chihuahua y Guanajuato, lo cual prueba de que la siembra experimental de estas semillas podría acarrear consecuencias ambientales a muchos kilómetros de donde se estaba realizando. Podemos agregar a ésto, a reserva de que existen argumentos científicos comprobados y publicados, que “ el maicito con su fibra ha protegido nuestro sistema inmunológico porque en el intestino grueso es donde fermenta la fibra y mantiene vivas las bacterias, de las que dependemos para que funcione el sistema inmunológico “ “ … si llegaran esos genes extraños a nuestras bacterias, éstos pasarían a ser parte de las bacterias del colon y ya no tendríamos funcionando este sistema, ni la producción de vitaminas.”
El tema se ha vuelto polémico porque se ha dicho que las transnacionales que tratan de sembrar maíz transgénico en 10 millones de hectáreas en México, han gastado millones de dólares para “convencer “ a científicos para que hablen de la inocuidad de tales semillas, a pesar de que estudios serios de científicos ídem, los desmienten, tan es así que en Europa no permiten a Monsanto, por ejemplo, a sembrar su maíz transgénico por dañino y por la dependencia que provoca respecto a su venta monopólica.
De esta guisa, resulta altamente preocupante por lo catastrófico que pudiera resultar, si en el llamado Paquete Verde que se dice el titular del Ejecutivo Federal va a presentar en este mes, para salvar al campo mexicano, se les permite a las transnacionales la siembra de transgénicos como el maíz.
Recordemos que un tribunal federal concedió una suspensión para el otorgamiento de permisos para esta siembra, pero eso ocasionó ya, 16 amparos, 15 revisiones, 9 incidentes de suspensión, 8 quejas, 7 revocaciones, 5 apelaciones, 4 inconformidades y una revocación, así como una acusación contra el juez de Distrito que concedió la suspensión, “por falta de ética”, todo ello por las transnacionales y caso insólito, por parte de nuestras autoridades, quienes se han erigido en defensoras de las transnacionales, y así han sido demandadas por asociaciones civiles, la Sagarpa, Semarnat, Monsanto Comercial, Semillas y Agroproductos Monsanto, Syngenta Agro, Dow Agro, y PHI México (Pioneer- Dupont) , sin perjuicio de que el director de Cofrepis ofreció a transnacionales el campo mexicano para laboratorio mundial de agroquímicos. ¡Me doy!
Ante este panorama e insisto, sin alarmismos, pero sí con seriedad y preocupación no queremos ni soportaremos que en las leyes y reformas por venir, se dé la posibilidad de envenenar a nuestro pueblo con maíz transgénico, todo en aras del enriquecimiento económico de las transnacionales y los vivales criollos que los apoyan.¡ Sin maíz no hay país! O usted, preocupado lector, ¿qué opina?
Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.
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