Del 5 de Mayo...

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Por Rodrigo Juárez Ortiz


Se ha dicho y se ha escrito “n “ número de veces sobre la forma, así como el desarrollo de la Batalla de Puebla acaecida un día como hoy, 5 de Mayo pero del año de 1862.

Hay algunos connacionales que mas o menos tienen la idea de qué fue lo que pasó, mientras que lamentablemente muchos mas no tienen la mínima idea o si la tienen la tienen difuminada, a tal grado, que no atinan a precisar fechas, nombres, lugares y, obviamente, las causas y las consecuencias de ello.

Y como cerecita del pastel, con esa peregrina modalidad de la creación, por ley, de cambiar las fechas de las efemérides nacionales cuando caen en fin o principio de semana, para no propiciar los famosos puentes, (creyendo que así se salva la patria), entonces el día feriado resulta ser otro al verdadero, lo que propicia que ya nadie sabe cuál es la auténtica fecha de cualquier celebración y así se va perdiendo el espíritu patrio y si todavía le agregamos la espeluznante influencia de la “ cultura” estadounidense vía televisión comercial, internet y anexas, pues entonces sí es “la muelte, chico, la muelte “ (decirlo con acento portorriqueño ).

Tal vez la ignorancia de nuestros paisanos en EUA o la influencia de los propios gringos aplaudiendo la gesta heroica de los mexicanos luchando para defenderse de la, a todas luces, ambiciosa posición de Francia por querer tierras en este continente y que contradecía su ambicioso principio de “América para los americanos” ( ellos así se hacen llamar, ya que hasta del nombre del continente se apropiaron), de tal suerte que en este día, 5 de Mayo, lo celebran en todo ese país, nuestros paisanos, mas que el 16 de Septiembre, (día de la celebración de la Independencia de México después de trescientos años de una ignominiosa tiranía peninsular) y así hasta en la Casa Blanca en esta fecha se invita a grupos de mexicanos a celebrar tan relevante día.

Sin embargo, también sabemos que después de esta fulgurante victoria de las armas nacionales, en condiciones totalmente desfavorables para los nuestros, de todos modos se logró una victoria aun cuando posteriormente el ejército invasor francés entró a la capital de la república apoderándose del país y solo hasta 1867 fueron expulsados por la heroica gestión del inmortal héroe nacional Don Benito Juárez.

De esta suerte, la aventura francesa de conquistar el territorio mexicano, aledaño a los EUA, por una ridícula reclamación exorbitante de un pastelero francés que adujo haber tenido pérdidas cuantiosas en su pastelería por los disturbios muy comunes en México posteriores a la guerra de independencia (con la idea de tratar de definir el tipo de país que queríamos, en el intento de construir una patria que albergara a todos sus hijos en condiciones de equidad) produjo reclamaciones, que culminaron con la llamada Guerra de los pasteles, así como la imposibilidad de pagar la deuda externa con Inglaterra y España, los cuales se retiraron previas negociaciones del caso, no así Francia que tenía descaradas intenciones colonialistas.

Pero el quid del asunto es de una gran profundidad, habida cuenta de que merced a la actitud heroica de mexicanos de verdadera raigambre republicana y democrática como los grandes próceres que acompañaron al egregio Juárez, como Altamirano, Ramírez, Prieto, y otros no menos importantes, lucharon no solo en contra de las fuerzas militares extranjeras, sino además lucharon en contra de los retardatarios de siempre, de los conservadores que querían seguir disfrutando de los enormes privilegios que tuvieron durante el virreinato, o sea las clases económicamente y exageradamente ricas en pecunia, el alto clero, así como los militares de alto rango.

Y todo por sostener un gobierno centralista para poder detentar el poder desde la ciudad de México en contra de la postura federalista que abría un panorama de mejor perspectiva para el país en ciernes.

Por ello, el 5 de Mayo es una fecha que debe conmemorarse y grabarse en la imagen de México y los mexicanos como símbolo de patriotismo, de lucha por los principios universales de libertad, de democracia, de equidad, de fe republicana y de respeto hacia la dignidad de las personas y de la naciones.

De ahí la enseñanza del prócer, Don Benito Juárez García, el Benemérito de las Américas con su apotegma universaly de gran profundidad, tendente a resolver cualquier conflicto de intereses entre las partes cuando quieran dirimirlo con la fuerza de las armas y con violencia: “El respeto al derecho ajeno, entre los hombres como entre las naciones, es la paz”. Ergo, hay que actuar en consecuencia. O usted, pacifista lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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