De la incertidumbre

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Por Rodrigo Juárez Ortiz


La incertidumbre, todos lo sabemos, es la falta de certidumbre y si nos acercamos al diccionario, éste nos dice que la certidumbre es sinónimo de certeza o certitud, o sea un conocimiento seguro, claro y evidente de las cosas.

Ante esto, nos queda claro que todos en la vida, requerimos de la certidumbre para el efecto de la toma de decisiones que pudieran ser trascendentales para nuestra existencia, en ese momento o a futuro.

Nuestro acaecer cotidiano, en el diario trajín de la vida nuestra, estamos constantemente en la encrucijada que nos ponen los acontecimientos y en virtud de ello, debemos de tomar las decisiones que nuestra inteligencia, preparación y experiencia nos proporcionen para enfrentarlos, conducirlos y superarlos positivamente.

Pero no sería posible, de una manera plena, actuar en consecuencia si no disponemos de un entorno tranquilo, pacífico, seguro, que nos permita realizarnos a plenitud como seres humanos y ese entorno para que nos dé certidumbre, deberá estar enmarcado en el contexto del Derecho, dentro del marco de la normatividad jurídica, para evitar los excesos de los impertinentes y abusivos, así como para regular la extroversión de nuestras voluntades. En efecto, dentro del marco de la legalidad es que podremos tener certidumbre, seguridad en nuestras acciones y paz para nuestro desarrollo completo y eficaz.

Y para ello es menester que tanto gobernantes como gobernados, acatemos, sin discusión, el imperio de la Ley. Caso contrario será el que cada quien haga lo que le dé la gana, que cada quien estuviera en la tesitura de desenvolverse a capricho, aun en contra del respeto obligado al derecho de terceros, vivir en lo que sería lo obvio, la total anarquía.

Aquí lo lamentable es que a partir de las protestas de los miembros de una parte del magisterio, en cuyas acciones se ha introducido la violencia, la comisión de delitos y la falta absoluta de respeto a la normatividad jurídica, los órganos de los tres niveles de gobierno no solo no han hecho lo propio para detener semejantes actos vandálicos, amén de dejar sin clases a sus educandos ( con el inútil intento de dialogar con los inconformes que ya han demostrado sus pretensiones extremas de todo o nada) sino que han dejado impunes tales actos, razón por lo que ahora, la inconformidad social (latente desde siglos atrás), se ha atrevido a manifestarse de forma casi similar, por cuanto a invasión de la vía pública y carreteras y toma de oficinas públicas, pues saben que ante la incapacidad de las autoridades y ante la evidente y obvia impunidad, no les va a pasar nada, habida cuenta de que las sanciones administrativas y penales no se llevan al cabo, incurriéndose en la impunidad total, consecuencia de la aplicación, a modo, de la legislación vigente, en su caso.

La consecuencia es lo más parecido a la anarquía, de toda suerte que los normalistas o el magisterio disidente (por poner solo un ejemplo), en la caseta de La Venta, detuvieron 5 autobuses, bajaron a sus pasajeros y se llevaron a aquellos para sus movilizaciones, pero en presencia de soldados quienes no intervinieron.

Pero como cerecita del pastel, y por la impunidad con que se actúa, actualmente hemos visto cómo los concesionarios del transporte público, han aumentado en este puerto (sin el permiso previo de las autoridades del transporte) dos pesos por el siniestro servicio que prestan en sus destartaladas unidades, con el argumento del aumento en el precio del combustible y de las refacciones, lo que pone contra la pared a los usuarios de dicho transporte pues el ridículo e insuficiente salario mínimo que ganan, no es suficiente ni para los requerimientos mas elementales de la canasta básica. Así se dan casos de quienes solo tienen para su pasaje la cantidad de ida y de vuelta y si le aumentan dos pesos ya lo desbalancearon totalmente, dándose casos como el que una pasajera protestó por el arbitrario aumento y el cafre del vehículo en cuestión “le mentó la madre” como dice la nota en cuestión.

La inseguridad, la violencia ( proceda de donde sea), el trastorno al orden público, el atentar contra el derecho de terceros al actuar motu proprio y solo por intereses personales descuidando el interés colectivo, la falta de capacidad en los que ejercen en los tres órdenes de gobierno como se ha visto de una manera evidente, la falta de visión de Estado o tal vez intereses mezquinos, la galopante corrupción y su concomitante impunidad, así como la falta absoluta de responsabilidad y solidaridad social, nos ponen en jaque, como ciudadanía, en forma vulnerable, en una total incertidumbre cuyo riesgo mas grave sería el actuar con apatía o con desinterés, acostumbrándonos o lo peor, resignándonos. Unamos esfuerzos para superar esta etapa actuando con positividad, O usted, entusiasta lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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