Por Arq. Luís Arguelles Chimes
Con la colaboración de Psic. Fernando Reyes Baños


Juan y María, buscando quien pudiera construirles su futura casa, se encuentran un día con un maestro albañil llamado don Felipe a quien deciden platicarle sobre sus planes para construir. María, después de un rato de escuchar las sugerencias de don Felipe, le pregunta si no sería mejor que un ingeniero o un arquitecto construyeran la casa. “Probablemente __agregó__ así quedaría más bonita la fachada.”


Don Felipe contesta más o menos así: “Miren patrones el inge o el arqui, cualquiera de los dos, les van a cobrar más porque les hacen un planito y un montón de cosas más. El planito yo mismo se los puedo hacer. No más me dicen cómo quieren su casa. En cuanto al permiso, pues, yo tengo un ayudante que me saca siempre de esa clase de apuros. Además, si quieren que su casita tenga sólo dos pisos yo se las hago para que aguante dos pisos más, digo, por si acaso luego quisieran construir más cuartos.”

Juan le pregunta entonces cuánto costaría todo eso: el papeleo, el planito, los materiales, los peones, etc. Don Felipe le responde: “Por todo serian $200,000.00 pesos[1] y para empezar unos $20,000.00, así nos iríamos según les vaya pidiendo. Los sábados, eso sí, se pagaría la raya.” Finalmente, Juan y Maria se animan y le preguntan al maestro albañil cuándo podría empezar. Don Felipe les dice: “Inmediatamente patrones, inmediatamente.”

Sabiendo que, el ingeniero y el arquitecto estudiaron por varios años para hacer profesionalmente su trabajo, y que cualquiera de ellos podría contar además, con una larga experiencia; mientras que el maestro albañil, aún cuando pudiera tener mucha experiencia en más de un aspecto relacionado con la construcción (quizá desde que empezó de chalán de otro maestro), generalmente tiene una preparación equivalente a la educación básica, considere la siguiente pregunta: Si estuviera usted en el lugar de Juan o María, ¿A cuál de los tres escogería: Al maestro albañil, al ingeniero o al arquitecto?

Para facilitarle las cosas, veamos a continuación un cuadro comparativo donde mostramos, en una escala del 1 al 10, las calificaciones que podrían corresponder a un maestro albañil, a un ingeniero y a un arquitecto de acuerdo a las habilidades y estudios que requerirían para construir una vivienda.


Tomando en consideración tales calificaciones, ¿Cuál sería pues su respuesta a la pregunta que acabamos de formularle? ¿Escogería al maestro albañil, al ingeniero o al arquitecto?

Ya que en la tabla anterior estamos dándole al arquitecto la máxima calificación, resultaría interesante saber a cuánto ascenderián aproximadamente, los honorarios que cobraría éste por cada concepto implicado en un proyecto y también el monto que generaría la dirección y administración que haría durante la construcción de la obra. Averigüemos esto por medio de un ejemplo. Pongamos por caso, la construcción de una casa de 108 metros cuadrados que tendrá, a cubierto, 3 recamaras, 1 sala-comedor, 1 cocina, 2 baños completos, 1 área de lavado; y a descubierto, 1 cochera para 2 autos y 1 patio de servicio y jardín. A $1,850.00 el metro cuadrado de construcción tendríamos un costo aproximado de la obra de $200,000.00 más los honorarios del arquitecto, que equivaldrían a $29,200.00: $22,300.00 por el proyecto y $6,900.00 por la dirección arquitectónica de la obra y su administración parcial.

El costo total de la obra puede variar según el lugar, la calidad de los materiales y las condiciones particulares de cada caso. Los datos del ejemplo anterior los presentamos resumidos en la siguiente tabla

Dependiendo del profesionista y del lugar, el monto total correspondiente a los honorarios del arquitecto pueden variar, sin aplicar el arancel, entre $10,800.00 y $16,800.00 y, aplicando el arancel, $29,200.00 aproximadamente.

Para solicitar asesoría acerca del tema tratado puede ponerse en contacto con el autor de este texto al e-mail luis0407@hotmail.com, indicando sus datos: Nombre, teléfono(s) y lugar de origen.



[1] Pesos mexicanos



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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