De la credibilidad…

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz

La credibilidad, como una forma de ser confiable, deviene en un requisito indispensable para todo aquello que requiera ser ofertado, que necesite ser aceptado por terceros, a quienes se dirija la oferta.

Esto se da en productos, bienes y servicios de toda índole e incluye la oferta política.

Al respecto, los partidos políticos, así como sus miembros con pretensiones de ocupar cargos de elección popular, están en plena actividad preparando sus cuadros, sus estrategias, sus precandidatos para hacer la selección interna y, finalmente, presentar a sus candidatos elegidos o seleccionados entre todos los miembros del partido de que se trate y todo ello para acceder al poder.

En este contexto, el domingo 16 de marzo de 2008 se llevaron al cabo las votaciones para elegir a quienes deberán dirigir a su partido tanto a nivel nacional, como local, así como consejeros y demás representativos de dicho partido político.

De esta guisa, quienes pudieron hacerlo concurrieron a las urnas de ese partido y votaron por quienes gozan de su confianza y, obviamente, de su credibilidad.

Sólo que resulta que hubo tantas irregularidades en el evento, que se entró en contradicciones múltiples, toda vez que cuestionados sobre el mismo, algunos opinaron que éste se realizó de una manera pulcra, otros afirmaron la civilidad de los votantes, no faltaron quienes apostaron por la responsabilidad ciudadana de los miembros del partido, sin embargo hubo también quienes se quejaron de irregularidades múltiples, de compra de votos, de maniobras que culminaron en recorte del padrón, incluso impugnaciones de casillas por haberse computado hasta mil quinientos votos, todos a favor de un candidato y solo le correspondían mil a esa casilla. En fin, que los medios nos han reportado de tales irregularidades y es entonces que surge la duda, la desconfianza, la falta de credibilidad y, por ende, la falta de certidumbre en el manejo político de ese partido.

Lo grave es que eso pasa en otros partidos también, pues es público y notorio el clamor popular quejándose de las pillerías cometidas por los miembros de otros, tal es el caso de las elecciones presidenciales de 2006, tan cuestionadas entonces e, incluso, hasta nuestros días, con su cauda de impugnaciones, descalificaciones, desconocimientos, así como protestas y otros actos de rebeldía.

Todo ello en aras de la democracia, usada como paradigma del quehacer político.

Se nos ha dicho, y es público y notorio, de los excesos en el ejercicio del poder y de las mil pillerías que se cometieron en 70 años de hegemonía de un partido, así como de la impunidad que hizo carta de naturalización en nuestro país, por ello, sin embargo, se nos habló, ad nauseam, de un gobierno del cambio y la ciudadanía, en masa, se volcó en las urnas confiando en la credibilidad del partido ofertante y su candidato, pero he aquí que resultó frustráneo pues no sólo hicieron lo mismo que el anterior, sino peor, aunado a la falta de experiencia en el ejercicio del poder.

Todo ello nos lleva al desencanto, a la frustración, a la decepción y, lo mas grave, a la falta de credibilidad en los partidos políticos y, por ende, en los políticos mismos, teniendo como lamentable consecuencia el temible y lamentable abstencionismo, que tanto daño le hace al ejercicio y participación democrática, que si bien está pugnando por perfeccionarse en lo electoral, todavía le falta muchísimo por lograrse en la repartición de la riqueza que genera el país con la conjunción del capital y el trabajo.

Ergo, toda la oferta política que hagan los partidos y sus candidatos, debe estar basada en la honestidad, en la concepción ética del pensar, sentir y querer de los candidatos postulados por los partidos, para el debido cumplimiento, una vez llegado el triunfo, todo dentro del marco ineludible del respeto a la a la Ley.

Es por ello que alcanzan, con más razón, niveles extraordinarios las figuras ínclitas de nuestros patricios, verdaderos y cumplidores luchadores sociales como es el caso de Don Benito Juárez García, el Benemérito de las Américas de quien, por cierto, celebraremos el 21 de marzo, un aniversario más de su nacimiento.

Exijamos de los políticos responsabilidad y honestidad en el manejo de su quehacer político, para abatir la falta de credibilidad y su secuela de abstencionismo. Es lo mínimo que podemos hacer. O usted, confiable lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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