Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz
Un día como hoy, 10 de abril, pero de 1919, murió asesinado, como consecuencia de una infame traición, un héroe epónimo de la Revolución Mexicana, Emiliano Zapata, el Caudillo del Sur, un auténtico y verdadero luchador social.
Todos recordamos sus orígenes modestos, los cuales, a pesar de todo, le permitieron a su núcleo familiar vivir con ciertos bienes de tierras y algo de ganado, que a la muerte de sus padres, le permitió vivir sin tener que emplearse como peón en las haciendas circundantes a su pueblo, San Miguel Anenecuilco, en el estado de Morelos, lugar donde nació el 8 de agosto de 1879.
También se recuerda que ante los reclamos de tierras que hacían los campesinos despojados de ellas desde tiempo inmemorial, Zapata acompañó a un grupo de ellos a la ciudad de México, durante el porfiriato, en 1908, en contra del terrateniente Pablo Escandón.
Desde luego, las represalias no se hicieron esperar y a su regreso, fue tomado por la “leva”, medida arbitraria del gobierno por la cual el ejército se proveía de soldados, habiendo sido incorporado al 9º Regimiento de Cuernavaca, ante lo cual es sabido que su hermana promovió un Amparo, en su nombre, que le fue concedido dejando sin efecto el acto de autoridad.
Por todo ello, desde luego que participó en la Revolución maderista de 1910, la cual, una vez triunfante, no cumplió con lo ofrecido respecto a la recuperación de las tierras de los campesinos de Morelos, quienes poseían, inclusive, los títulos de propiedad desde la época prehispánica. Razón por la que se enfrascó nuevamente en su lucha agrarista bajo el lema de “Tierra y Libertad”, cuyo ideólogo recordamos, fue el Sr. Lic. Don Antonio Díaz Soto y Gama.
Sin embargo, no olvidemos que el movimiento revolucionario triunfante, sufrió el golpe de estado del chacal Victoriano Huerta, con la complicidad, obviamente, del Embajador de los E.U.A. en México, siendo asesinado junto con su Vicepresidente, dando origen a un nuevo levantamiento en contra del usurpador y asesino Huerta, lo que costó al país la muerte de más de un millón de personas, al haber sido combatido en el norte por Francisco Villa, en el occidente por Álvaro Obregón, en el oriente por Pablo González y en el sur, por Emiliano Zapata.
Fue precisamente este penúltimo general, quien envió al coronel Jesús Guajardo, con la encomienda de matar al Caudillo del Sur, haciéndole creer que se iba a incorporar con sus hombres al ejército de Zapata, para lo cual, la cita fue en la Hacienda de Chinameca, diciéndole que ahí se le iba a incorporar y que no necesitaba ir con una numerosa escolta y la ingenuidad y buena fe, aunada a un sentido de la verticalidad, lo hicieron caer en la trampa, por lo que fue arteramente asesinado al recibir una descomunal descarga de fusilería desde la azotea del casco de la hacienda.
No olvidemos que su lucha por reivindicar los derechos de los campesinos tuvo como resultado la creación de las primeras Comisiones Agrarias, el Crédito Agrícola, así como que él inauguró la Caja Rural de Préstamos en Morelos.
Cuenta habida de que quienes accedieron al poder, sucesivamente, no realizaron a plenitud la reforma agraria que urgía se implementara, así como la reivindicación de la tierra que era lo que importaba a los campesinos encabezados por él, hizo que persistiera en la lucha armada, con el agravante de ser considerado, fuera de la ley.
Lamentablemente ya sabemos que las reivindicaciones al campesino mexicano, especialmente al indígena, no fueron lo suficiente ni lo justo que debieron haberse hecho. Actualmente el capítulo agropecuario del TLCAN, firmado por nuestro país, ha puesto en una evidente y lastimosa posición a nuestros campesinos, que no a nuestros agricultores o pequeños propietarios, como en el norte del país, lo que nos obliga, urgentemente, a una reconsideración, de fondo y forma, para reconocer a quienes con su trabajo, a veces inhumano, nos dan de comer con los productos del campo, pero que, por desgracia, cada vez es menos suficiente y eficiente, amén de la agresión que le estamos propinando a nuestro campo con las siniestras semillas transgénicas y químicos que nos matan.
Fue Zapata, sin embargo, quien sentó los pródromos de lo que fue una auténtica reivindicación de nuestro campo. Es de gente bien nacida el ser agradecidos y por eso recordamos su muerte. O usted, agradecido lector, ¿qué opina?
También se recuerda que ante los reclamos de tierras que hacían los campesinos despojados de ellas desde tiempo inmemorial, Zapata acompañó a un grupo de ellos a la ciudad de México, durante el porfiriato, en 1908, en contra del terrateniente Pablo Escandón.
Desde luego, las represalias no se hicieron esperar y a su regreso, fue tomado por la “leva”, medida arbitraria del gobierno por la cual el ejército se proveía de soldados, habiendo sido incorporado al 9º Regimiento de Cuernavaca, ante lo cual es sabido que su hermana promovió un Amparo, en su nombre, que le fue concedido dejando sin efecto el acto de autoridad.
Por todo ello, desde luego que participó en la Revolución maderista de 1910, la cual, una vez triunfante, no cumplió con lo ofrecido respecto a la recuperación de las tierras de los campesinos de Morelos, quienes poseían, inclusive, los títulos de propiedad desde la época prehispánica. Razón por la que se enfrascó nuevamente en su lucha agrarista bajo el lema de “Tierra y Libertad”, cuyo ideólogo recordamos, fue el Sr. Lic. Don Antonio Díaz Soto y Gama.
Sin embargo, no olvidemos que el movimiento revolucionario triunfante, sufrió el golpe de estado del chacal Victoriano Huerta, con la complicidad, obviamente, del Embajador de los E.U.A. en México, siendo asesinado junto con su Vicepresidente, dando origen a un nuevo levantamiento en contra del usurpador y asesino Huerta, lo que costó al país la muerte de más de un millón de personas, al haber sido combatido en el norte por Francisco Villa, en el occidente por Álvaro Obregón, en el oriente por Pablo González y en el sur, por Emiliano Zapata.
Fue precisamente este penúltimo general, quien envió al coronel Jesús Guajardo, con la encomienda de matar al Caudillo del Sur, haciéndole creer que se iba a incorporar con sus hombres al ejército de Zapata, para lo cual, la cita fue en la Hacienda de Chinameca, diciéndole que ahí se le iba a incorporar y que no necesitaba ir con una numerosa escolta y la ingenuidad y buena fe, aunada a un sentido de la verticalidad, lo hicieron caer en la trampa, por lo que fue arteramente asesinado al recibir una descomunal descarga de fusilería desde la azotea del casco de la hacienda.
No olvidemos que su lucha por reivindicar los derechos de los campesinos tuvo como resultado la creación de las primeras Comisiones Agrarias, el Crédito Agrícola, así como que él inauguró la Caja Rural de Préstamos en Morelos.
Cuenta habida de que quienes accedieron al poder, sucesivamente, no realizaron a plenitud la reforma agraria que urgía se implementara, así como la reivindicación de la tierra que era lo que importaba a los campesinos encabezados por él, hizo que persistiera en la lucha armada, con el agravante de ser considerado, fuera de la ley.
Lamentablemente ya sabemos que las reivindicaciones al campesino mexicano, especialmente al indígena, no fueron lo suficiente ni lo justo que debieron haberse hecho. Actualmente el capítulo agropecuario del TLCAN, firmado por nuestro país, ha puesto en una evidente y lastimosa posición a nuestros campesinos, que no a nuestros agricultores o pequeños propietarios, como en el norte del país, lo que nos obliga, urgentemente, a una reconsideración, de fondo y forma, para reconocer a quienes con su trabajo, a veces inhumano, nos dan de comer con los productos del campo, pero que, por desgracia, cada vez es menos suficiente y eficiente, amén de la agresión que le estamos propinando a nuestro campo con las siniestras semillas transgénicas y químicos que nos matan.
Fue Zapata, sin embargo, quien sentó los pródromos de lo que fue una auténtica reivindicación de nuestro campo. Es de gente bien nacida el ser agradecidos y por eso recordamos su muerte. O usted, agradecido lector, ¿qué opina?
1 Comentario:
Efectivamente, Maestro Juárez, Emiliano Zapata es uno de los auténticos Héroes nacionales, casi sin temor a equivocarme, el mas honrado de ellos. Desafortunadamente para nuestros campesinos la Revolución nunca se les ha dado plenamente y una gran mayoría siguen en la miseria, solamente han servido para que se enriquezcan los "políticos", que han medrado con el hambre de aquellos. Esperamos tener vida suficiente para ver la reivindicación de los campesinos de México.
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