La banca del jardín

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Por el Ing. Sergio Amaya Santamaría

Recuerdo cuando era joven
los niños que se entretienen
en esos juegos sin fin.
Costumbre de la provincia
es por las tardes pasear,
mirar con esa loca ansia
a las chicas caminar.
¿Ya viste a Lupita,
lo bonita que está?,
Yo prefiero a Carmelita,
pues está más a mi edad.
Unos y otros buscaban
a sus damas conquistar,
mis gustos no se llenaban
y yo prefería esperar.
Una banca en el jardín
era el lugar de reunión,
en una espera sin fin
y creciendo la pasión.
Luis conquistó a Carmelita
y con ella se paseó
y Felipe con Lupita
su joven amor logró.

Sólo quedábamos tres
sentados en aquel banco,
el más chico era Andrés,
a quien el miedo ponía blanco.
Uno de tantos días
a mi ángel encontré,
la miré y sonreía
y en amor estallé.
Mi ángel es Lucía,
tan bella como una flor,
suave como melodía
que me ha llenado de amor.
Luego pasaron los años
y el primer amor pasó,
cubierto con finos paños
que mi corazón guardó.
Y la banca del jardín
en el olvido quedó,
el tiempo y el verdín
con su magia terminó.
La plaza de mi pueblo
perdida queda en el tiempo,
ahora, cuando la recuerdo,
me miro allá, en el tiempo.



Marzo 31, 2008 - Naucalpan, Estado de México



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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