Por el Ing. Sergio Amaya Santamaría
La lectura y el run run del autobús me arrullaban y me sumí en un sueño ligero, pendiente de los cambios de velocidad y eventuales frenadas. De pronto empecé a soñar a mis queridos amigos y compañeros de aventuras; estaban junto a mí, me tomaron de la mano y a través del techo abandonamos el autobús. Creo haber sentido el frío de la noche y al volver la vista, vi el autobús, allá abajo, pequeño, casi como un juguete y del techo salía una especie de cuerda, fina y brillante que terminaba en mi propio cuerpo. Vi también a lo lejos, el resplandor de la ciudad de San Luis Potosí y rumbo a Zacatecas, un poblado muy pequeño, tal vez Salinas.
Seguimos ascendiendo y entonces pude ver, aunque más pequeñas, diversas áreas luminosas, creo que de las ciudades de los alrededores; ya en ese momento, mi cuerpo parecía ser insensible a los cambios físicos, pues supongo que la temperatura debía de ser muy baja. En algún momento nos detuvimos, flotamos en el espacio, vimos la tierra suspendida en un mar de oscuridad, alcanzábamos a ver la República Mexicana, Centro América y una mínima parte de América del Sur; hacia el Norte, Estados Unidos, Canadá y Groenlandia y un poco del Polo Norte. En ese momento nos encontrábamos en la parte oscura de la Tierra, pero atrás del Atlántico ya empezaba a verse un resplandor, la vista era fascinante. El cordón brillante que salía de mi cuerpo, se perdía a lo lejos, a la distancia, rumbo a la Tierra.
Luego de permitirme admirar nuestro planeta desde ese sitio en el espacio, dentro de mí creí escuchar la “voz” de mis amigos, pero más que oír, diría que sentía que me hablaban. Luego supe que era una comunicación telepática.
Mira bien, dijo mi Espíritu, te hemos traído hasta aquí para que contemples la Tierra; como podrás observar, los espacios verdes no son muy grandes en comparación con los territorios. Hace cien años o menos, las zonas de vegetación eran mucho más amplias, pero la actividad del hombre ha ido mermando estas zonas. Esta disminución de la vegetación ha causado una variación en el clima, las lluvias han disminuido, y por ende, la humedad relativa de cada zona ha variado también. La fauna ha sufrido modificaciones, pues al variar la flora, la cadena alimenticia también ha cambiado; algunas especies se han extinguido y otras han cambiado su hábitat, siempre en busca del sustento.
También ha ocurrido, acotó mi Mente, que con la desaparición de amplias zonas boscosas que ha propiciado el cambio de temperatura, los vientos se han modificado, siendo más intensos, debido a lo cual ves ahora tornados más grandes y destructores; ciclones que llevan enormes cantidades de agua que, descargadas en áreas relativamente chicas y en poco tiempo, causan inundaciones, deslaves y agotamiento de los mantos de tierra fértil, lo que a la vez disminuye más las áreas verdes y siguen aumentando los problemas.
Después de esta explicación, en un abrir y cerrar de ojos, nos hallamos en otro lugar, era como un gran desierto, no se veían señales de vida de ningún tipo; vientos huracanados barrían la superficie, arrastrando arena y piedras. El aire parecía irrespirable. Un sol anaranjado en todo lo alto parecía calcinar hasta las piedras.
Nuevamente habló el Espíritu: ahora nos encontramos en un planeta muy alejado de la tierra; al igual que aquella, este lugar estuvo lleno de vida y durante millones de años formó una civilización muy avanzada, mucho más que el estado actual en la Tierra, pero la ceguera de estos hombres no les dejó ver el enorme daño que le causaban al planeta, hasta que fue inhabitable. Tres cuartas partes de la población murieron, unos de hambre y sed y otros por efecto de los desastres naturales. Los sobrevivientes emigraron a otros planetas aptos para la vida, pues su desarrollo tecnológico se los permitió. Ahora, después de tan dolorosa lección, tienen mucho cuidado con el trato que dan a la naturaleza. Ven, me dijo y tomando mi mano, en un instante nos vimos caminando por una bella ciudad.
La Mente intervino: este es uno de los planetas colonizados, hace varios miles de años que llegaron y como te puedes dar cuenta, esta ciudad, prototipo de todas, alberga una población no mayor a seiscientos mil habitantes, esto lo logran al llevar fuentes de trabajo y satisfactores a centros rurales dispersos por todo el planeta, de manera que no haya migraciones humanas en busca de mejores niveles de vida. Como podrás observar, las calles son muy arboladas y el pavimento es de un material permeable, lo que permite que se recarguen los mantos acuíferos.
La energía que utilizan ya no proviene de combustibles fósiles, sino de fuentes naturales, pero también han avanzado mucho en la utilización del magnetismo; si te fijas, sus vehículos no tocan la superficie, se mantienen a unos pocos centímetros del suelo y eso es a base de electromagnetismo y la fuente de su energía es solar, por lo cual son silenciosos.
Pero también aprendieron a cuidar y a manejar el agua, acotó el Espíritu, tú recordarás aquellas viejas estructuras de los antiguos romanos, llamadas “pluvium”, donde almacenaban el agua de lluvia para aprovecharla durante el estiaje, pues este pueblo lo ha perfeccionado: cada casa, de acuerdo a sus habitantes, tiene su propio depósito pluvial, pero además, su propia planta purificadora. Cada vivienda produce su propia energía a base de paneles solares y si acaso tienen algún excedente, lo envían a las líneas municipales; el Estado solamente produce la energía necesaria para los servicios municipales. Otro punto muy importante: Las viviendas tienen su propia procesadora de desechos, de manera que el agua residual la procesan y la usan para riego y para sus servicios y sus excedentes van al drenaje Municipal. El Estado también construye grandes depósitos pluviales y plantas de tratamiento de agua, las cuales abastecen a las ciudades en los meses secos.
Aún falta mucho por ver y aprender, pero creo que por hoy ha sido suficiente, el viaje podría serte muy agotador, así que volvamos para que descanses.
Al terminar de decirlo, me hallé nuevamente en el autobús, ya había amanecido y estábamos llegando a Guadalupe, unos cuantos minutos más y estaría desembarcando en Zacatecas. Me sentía algo cansado y con sueño, pero muy satisfecho por lo aprendido, ahora tenía el reto de difundir estas experiencias, esperando que alguien me hiciera caso y aún hubiera tiempo para salvar el planeta.
Tomé mi maleta y caminé satisfecho por las hermosas calles de esa ciudad colonial de tanta historia. La mañana era fresca y soleada y los adoquines de cantera de las calles aún estaban húmedos por el rocío de la mañana. Los niños caminaban presurosos a sus escuelas y los negocios abrían sus puertas. La vida renacía con la esperanza de un mejor día que el anterior. ¡Que hermosas refulgían las torres de Catedral al recibir los primeros rayos del sol!
Una de tantas veces que por motivo de trabajo tuve que viajar, me hallaba a bordo de un autobús con destino a Zacatecas; de eso hace ya mucho tiempo. Usualmente abordaba yo la corrida de las 24:00 horas, a fin de llegar a mi destino alrededor de las ocho de la mañana y aprovechar el trabajo de ese día.
El viaje era tranquilo, en aquellos tiempos no había videos a bordo, así que disponía de tiempo para leer; en la Central de Autobuses de San Luis Potosí, el operador dio un poco más de tiempo para cenar, de manera que aproveché para estirar las piernas y tomar un café. Después continuamos el viaje y el tramo entre San Luis y Zacatecas era monótono, con grandes rectas y columpios, sin señales de vida en muchos kilómetros, sólo la oscuridad de la noche, el cielo infinitamente estrellado y una pálida luna menguante.La lectura y el run run del autobús me arrullaban y me sumí en un sueño ligero, pendiente de los cambios de velocidad y eventuales frenadas. De pronto empecé a soñar a mis queridos amigos y compañeros de aventuras; estaban junto a mí, me tomaron de la mano y a través del techo abandonamos el autobús. Creo haber sentido el frío de la noche y al volver la vista, vi el autobús, allá abajo, pequeño, casi como un juguete y del techo salía una especie de cuerda, fina y brillante que terminaba en mi propio cuerpo. Vi también a lo lejos, el resplandor de la ciudad de San Luis Potosí y rumbo a Zacatecas, un poblado muy pequeño, tal vez Salinas.
Seguimos ascendiendo y entonces pude ver, aunque más pequeñas, diversas áreas luminosas, creo que de las ciudades de los alrededores; ya en ese momento, mi cuerpo parecía ser insensible a los cambios físicos, pues supongo que la temperatura debía de ser muy baja. En algún momento nos detuvimos, flotamos en el espacio, vimos la tierra suspendida en un mar de oscuridad, alcanzábamos a ver la República Mexicana, Centro América y una mínima parte de América del Sur; hacia el Norte, Estados Unidos, Canadá y Groenlandia y un poco del Polo Norte. En ese momento nos encontrábamos en la parte oscura de la Tierra, pero atrás del Atlántico ya empezaba a verse un resplandor, la vista era fascinante. El cordón brillante que salía de mi cuerpo, se perdía a lo lejos, a la distancia, rumbo a la Tierra.
Luego de permitirme admirar nuestro planeta desde ese sitio en el espacio, dentro de mí creí escuchar la “voz” de mis amigos, pero más que oír, diría que sentía que me hablaban. Luego supe que era una comunicación telepática.
Mira bien, dijo mi Espíritu, te hemos traído hasta aquí para que contemples la Tierra; como podrás observar, los espacios verdes no son muy grandes en comparación con los territorios. Hace cien años o menos, las zonas de vegetación eran mucho más amplias, pero la actividad del hombre ha ido mermando estas zonas. Esta disminución de la vegetación ha causado una variación en el clima, las lluvias han disminuido, y por ende, la humedad relativa de cada zona ha variado también. La fauna ha sufrido modificaciones, pues al variar la flora, la cadena alimenticia también ha cambiado; algunas especies se han extinguido y otras han cambiado su hábitat, siempre en busca del sustento.
También ha ocurrido, acotó mi Mente, que con la desaparición de amplias zonas boscosas que ha propiciado el cambio de temperatura, los vientos se han modificado, siendo más intensos, debido a lo cual ves ahora tornados más grandes y destructores; ciclones que llevan enormes cantidades de agua que, descargadas en áreas relativamente chicas y en poco tiempo, causan inundaciones, deslaves y agotamiento de los mantos de tierra fértil, lo que a la vez disminuye más las áreas verdes y siguen aumentando los problemas.
Después de esta explicación, en un abrir y cerrar de ojos, nos hallamos en otro lugar, era como un gran desierto, no se veían señales de vida de ningún tipo; vientos huracanados barrían la superficie, arrastrando arena y piedras. El aire parecía irrespirable. Un sol anaranjado en todo lo alto parecía calcinar hasta las piedras.
Nuevamente habló el Espíritu: ahora nos encontramos en un planeta muy alejado de la tierra; al igual que aquella, este lugar estuvo lleno de vida y durante millones de años formó una civilización muy avanzada, mucho más que el estado actual en la Tierra, pero la ceguera de estos hombres no les dejó ver el enorme daño que le causaban al planeta, hasta que fue inhabitable. Tres cuartas partes de la población murieron, unos de hambre y sed y otros por efecto de los desastres naturales. Los sobrevivientes emigraron a otros planetas aptos para la vida, pues su desarrollo tecnológico se los permitió. Ahora, después de tan dolorosa lección, tienen mucho cuidado con el trato que dan a la naturaleza. Ven, me dijo y tomando mi mano, en un instante nos vimos caminando por una bella ciudad.
La Mente intervino: este es uno de los planetas colonizados, hace varios miles de años que llegaron y como te puedes dar cuenta, esta ciudad, prototipo de todas, alberga una población no mayor a seiscientos mil habitantes, esto lo logran al llevar fuentes de trabajo y satisfactores a centros rurales dispersos por todo el planeta, de manera que no haya migraciones humanas en busca de mejores niveles de vida. Como podrás observar, las calles son muy arboladas y el pavimento es de un material permeable, lo que permite que se recarguen los mantos acuíferos.
La energía que utilizan ya no proviene de combustibles fósiles, sino de fuentes naturales, pero también han avanzado mucho en la utilización del magnetismo; si te fijas, sus vehículos no tocan la superficie, se mantienen a unos pocos centímetros del suelo y eso es a base de electromagnetismo y la fuente de su energía es solar, por lo cual son silenciosos.
Pero también aprendieron a cuidar y a manejar el agua, acotó el Espíritu, tú recordarás aquellas viejas estructuras de los antiguos romanos, llamadas “pluvium”, donde almacenaban el agua de lluvia para aprovecharla durante el estiaje, pues este pueblo lo ha perfeccionado: cada casa, de acuerdo a sus habitantes, tiene su propio depósito pluvial, pero además, su propia planta purificadora. Cada vivienda produce su propia energía a base de paneles solares y si acaso tienen algún excedente, lo envían a las líneas municipales; el Estado solamente produce la energía necesaria para los servicios municipales. Otro punto muy importante: Las viviendas tienen su propia procesadora de desechos, de manera que el agua residual la procesan y la usan para riego y para sus servicios y sus excedentes van al drenaje Municipal. El Estado también construye grandes depósitos pluviales y plantas de tratamiento de agua, las cuales abastecen a las ciudades en los meses secos.
Aún falta mucho por ver y aprender, pero creo que por hoy ha sido suficiente, el viaje podría serte muy agotador, así que volvamos para que descanses.
Al terminar de decirlo, me hallé nuevamente en el autobús, ya había amanecido y estábamos llegando a Guadalupe, unos cuantos minutos más y estaría desembarcando en Zacatecas. Me sentía algo cansado y con sueño, pero muy satisfecho por lo aprendido, ahora tenía el reto de difundir estas experiencias, esperando que alguien me hiciera caso y aún hubiera tiempo para salvar el planeta.
Tomé mi maleta y caminé satisfecho por las hermosas calles de esa ciudad colonial de tanta historia. La mañana era fresca y soleada y los adoquines de cantera de las calles aún estaban húmedos por el rocío de la mañana. Los niños caminaban presurosos a sus escuelas y los negocios abrían sus puertas. La vida renacía con la esperanza de un mejor día que el anterior. ¡Que hermosas refulgían las torres de Catedral al recibir los primeros rayos del sol!
Junio 24, 2008 - Ciudad Juárez, Chihuahua
1 Comentario:
Hola Sergio: ¡Muchas gracias por colaborar con nosotros enviándonos tus aportaciones y comentando algunos artículos de nuestro blog! Fíjate que de los tres cuentos que abarcan estos diálogos metafóricos con tu mente y tu espíritu éste, el cuento tres, es el que más me ha gustado. ¿Por qué? Porque, además de proponer en él un contexto de viaje, de tránsito de un lugar a otro de México y de presentar tambén un viaje de características todavía más peculiares, lanzas este mensaje ecológico de "¡Cuidémos la Tierra!" que, dadas las actuales condiciones del planeta (más aún por la insensatez humana de quienes, por su ambición y egoísmo, lo dañan constantemente), nunca estará de más aquí y en cualquier otra plataforma que considere asignar la importancia que se merece al cuidado del lugar donde vivimos. Muchas felicidades por tu nuevo escrito y aprovecho también la ocasión para agradecerte por el comentario que me haces al cuento "El mundo como debió ser siempre" (También publicado en este blog). ¡Saludos!
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