Del recuento…

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


Una vez pasado el temblor, el huracán o la tormenta, habrá que hacer el recuento de los daños. Qué fue lo que se salvó y qué es lo que puede remediarse, así como lo que “el viento se llevó”.

Ríos de tinta han corrido para reseñar exigencias presumiblemente legítimas, pero que se tradujeron en actos vandálicos, en donde se puso en evidencia la capacidad de las partes para resolver el conflicto, pero con un saldo negativo para la ciudadanía que fue la que pagó los platos rotos. En efecto, todos sabemos que un grupo de profesores de la CETEG iniciaron un movimiento cuyas peticiones no fueron difundidas adecuadamente por los medios, pero que podrían sintetizarse, en lo fundamental, en una exigencia por que no se aplique en el Estado de Guerrero la Alianza por la Calidad de la Educación, que se pactó entre Elba Esther Gordillo y Felipe Calderón. Pacto que, desde luego, sabemos no es vinculatorio.

Asimismo, el movimiento fue apoyado por egresados de la escuela Normal de Ayotzinapa, quienes solicitaron desde un principio la no aplicación en Guerrero de dicho pacto porque adujeron que iba en contra de los derechos laborales de los profesores. También solicitaron que para el otorgamiento de plazas para profesores no se hiciera la evaluación correspondiente, aduciendo que los solicitantes ya habían culminado sus estudios profesionales y también que las plazas que dejaban quienes se jubilaban, podían seguir heredándolas a sus parientes o, en su caso, venderlas al mejor postor.

Después de casi tres meses de paro laboral por parte de estos manifestantes y un plantón frente al palacio de gobierno del Estado, y después de haber dejado a la niñez guerrerense sin clases durante ese tiempo, resulta que se llegaron a acuerdos en donde, dicen los medios, que las partes involucradas salieron satisfechas porque merced al “dialogo” se solucionó el conflicto.

En el recuento de los daños y sin priorizar ninguno tenemos el que miles de niños guerrerenses se quedaron sin seguir sus clases durante los últimos tres meses; ahora dicen que van a recuperar el tiempo perdido, pero a costa del sacrificio de los educandos, forzándolos en jornadas antipedagógicas para, “salvar” el año escolar. El tiempo perdido nunca se recupera.

Sí es cierto y siempre lo hemos propugnado, el dialogo y la negociación, la conciliación, deben priorizarse por sobre todas las cosas, sin olvidar que en toda negociación ambas partes tienen que ceder un poco para lograr acuerdos que les beneficien. Sin embargo, en la especie, se sabe que la mayoría de los puntos petitorios de los manifestantes, se les concedieron, es decir, que si se les iban a conceder, por qué no se hizo esto desde el principio y así la ciudadanía se hubiera evitado los plantones, tres mega marchas, la toma de autobuses foráneos, la toma de casetas con sus diversos bloqueos carreteros a instalaciones públicas y, como cerecita de pastel, los bloqueos de la principal avenida turística del puerto de Acapulco en donde, a pesar del apoyo otorgado a través de las autoridades municipales, depredaron jardines, camellones, practicaron el fecalismo al aire libre y, dosificados con suficiente oxidrilos etílicos, acosaban y asustaban a mujeres y jovencitas que tenían la mala suerte de tener la necesidad de atravesar por sus plantones.

Hay quienes pretender minimizar estas acciones en aras de ir al fondo del autoritarismo de los ordenes de gobierno involucrados, sin embargo, no se puede tapar el sol con un dedo, ante las manifestaciones verdaderamente salvajes de quienes pretenden obtener la satisfacción plena de sus peticiones a través de la diatriba, la violencia, e incluso el vandalismo, díganlo si no los daños y los incendios en el Congreso del Estado para “celebrar” un año de haber sido desalojados por la fuerza pública por desórdenes similares y, como si esto no existiese, pretender usar a los diputados para el sólo efecto de que les consiguiera cita con el gobernador del Estado, porque no lo habían logrado.

Se dice también que en Oaxaca el conflicto pasado fue peor. Y en aras de que no siguieran con sus desmanes fue plausible el acuerdo del gobierno, pero se insiste, si finalmente se les concedió lo que desde un principio pedían por qué no se hizo entonces; de esta manera, la ciudadanía, que es una de las víctimas sensibles en todo esto, no se hubiera visto vilipendiada por tales desórdenes, sin contar con el boicot criminal que hicieron en contra de nuestro destino turístico por excelencia. ¡Me doy!

Ahora a recoger los platos rotos, a tragar camote y a esperar el impacto brutal de la crisis educativa y económica que se nos avecina. ¡No se vale! O usted, vilipendiado lector, ¿Qué opina?

2 Comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad si es reprobable la manera en que quieren resolver el conflicto que tiene y pues ademas de eso no admitir que lo hacen por cuaestione spropias y laborales no por la "educaion" o en bien de los alumnos, ademas tienden a ser groseros, destructivos y agresivos en sus plantones, a mi me dio mucho coraje la manera en que aqui en acapulco hicieron su planton, los desmanes que hicieron y la forma grosera, altanera y cinica en que se comportaban con la demas gente de la ciudad que sin temerla ni deberla sufrian los estragos de su "planton", y los actos bandalicos que se susitaron hicieron que en lugar de que la sociedad los apoye los terminara aborreciendo.
Y esta bien que ejerzan su derecho a expresar su repudio pero hay ke respetar a los demas.

fernando reyes baños dijo...

¡Gracias Hugo por tu comentario! Comparto tu opinión acerca de este tema. Al mtro. Rodrigo Juárez: Lo felicito por expresar su opinión, con su estilo habitual, sobre un problema tan complejo como éste. Nos hacía falta un artículo así, que de manera sencilla y franca, explicara esta situación con la claridad que sólo la distancia en el tiempo es capaz de dar, de la pluma de quien tiene mucho que decir al respecto. ¡Eso es lo que esperamos de los maestros! Que sean un ejemplo a seguir, que nos enseñen a ser mejores seres humanos y que, en lugar de amedrentarnos ante los retos y elegir la vía menos adecuada, tengamos el valor de afrontar y demostrar que los retos pueden ser superados con preparación e inteligencia. ¡Gracias por su colaboración!



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