De los ismos

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz

Si bien es cierto que ismo se entiende como una tendencia de orientación innovadora, principalmente en las artes (futurismo, vanguardismo, dadaísmo, etc.), que se opone a la ya existente, no por ello lo es menos que se le use como una exageración, como una posición extrema de cualquier término o vocablo que lo permita.

En efecto, actualmente estamos ya no en el inicio de una perspectiva de efectos todavía incalculables, sino entrando de lleno en ella, en el impacto brutal que ya se deja sentir en el aspecto económico y financiero, y en todas aquellas actividades que de una manera directa o indirecta tengan que ver con ello.

Hay quienes dicen que por qué tanta alharaca, tanto grito por los efectos de la crisis económica mundial, en nuestro país, si desde hace muchos años vivimos en una crisis permanente, pregúntele si no a las amas de casa quienes son las directamente afectadas por la escasez de productos que cada vez tienen que prescindir de su adquisición porque su gasto no les alcanza y así, tienen que ir borrando de su lista de compras productos ya no suntuarios, sino básicos para la manutención de su familia, y quienes así opinan, sin ningún rasgo de preocupación se les dice que forman parte del conformismo.

Hay quienes sí se preocupan del giro evidente que están tomando las cosas y alertan al respecto tratando de aportar soluciones para, por un lado, aminorar el efecto de la crisis y, por el otro, para ir resolviendo, aún cuando pausadamente sus causas y resultados concomitantes. A eso se le llama realismo.

Sin embargo a quienes así se expresan y apuntan soluciones se les acusa de catastrofismo por parte de aquellos que, teniendo la obligación formal y real de resolver las cosas, de tomar las medidas que realmente sirvan para atemperar y, en su caso, resolver la crisis de la que hablamos, primero trataron de fingir ignorancia del problema y, sobre todo, de sus efectos y luego, ya no pudiendo seguir tratando a la población como si fuéramos débiles mentales, están reconociendo los problemas que se nos están echando encima, pero de una manera tan pedestre y, por ende, ineficaz, que rayan en un optimismo exagerado y fuera totalmente de lugar.

No obstante no debemos ni podemos caer siendo víctimas del pesimismo, ni sentirnos arrinconados, ni lamentarnos con actitudes que conduzcan al nerviosismo, que se conviertan en histeria colectiva. Lo que realmente estamos viviendo es un verdadero reto a nuestro pueblo, que incluye a gobernantes y gobernados, en una fase de crisis que es cuando salen a relucir la imaginación, la creatividad, el ingenio para que los expertos y quienes no lo son, aporten soluciones, no solo paliativos y esto dentro de un optimismo razonable enmarcado en un realismo tendente a la objetividad.

Desde luego que estos tiempos de crisis hacen proliferar a individuos rapaces, cínicos, aprovechados, que en el peor de los egoísmos, se llenan de oportunismo y medran con la miseria, la escasez, la desesperación y la vulnerabilidad de los más desprotegidos o de las circunstancias, como los especuladores compradores de dólares para aumentar su paridad respecto al peso, aún a costa de nuestras reservas internacionales que semanalmente se ven menguadas por una medida electorera que el partido en el poder utiliza para no perder votos en las próximas elecciones si se disparara el precio del dólar.

Sin embargo dentro de esos retos y sin catastrofismo de ninguna especie, y sin ningún optimismo trasnochado, es dable incidir, insistir, redoblar la intención y la acción en la integración de nuestro pueblo, en la conciencia colectiva hacia el sentimiento de patria, de nación, en la educación cívica, en los valores de la persona humana y la de la sociedad en su conjunto, dentro del idealismo necesario para su consecución. No agobiarse ante el salvajismo del cruento reto que el crimen organizado ha lanzado al gobierno de la república y sus instituciones armadas como recién ocurrió en Tamaulipas en donde cayó gente inocente al verse bajo fuego cruzado de los contendientes.

Hay que evitar el barbarismo, así como también el cinismo y el pesimismo. Debemos esforzarnos en el logro de nuestra propia valía y si necesario fuere, en el heroísmo para sacar adelante a México y su pueblo, que es a donde pertenecemos y por ello, lo amamos. Lo demás es negativismo. O usted, optimista lector, ¿qué opina?

2 Comentarios:

Sergio A. Amaya Santamaría dijo...

Estimado Maestro Juárez, como siempre, un gusto leerlo, pues nos muestra el oportunismo en la nota, el idealismo en el concepto, gracias señor por no caer en el servilismo de otras plumas, mostrando siempre el objetivismo de su pensamiento. Le mando un abrazo

Anónimo dijo...

Distinguido maestro Rodrigo Juárez:

Me enorgullece de sobremanera el leer sus reflexiones en los diversos artículos publicados en esa página Web, todo ellos encaminados a deliberar sobre los diversos tópicos sobre los que escribe, y más aún cuando refleja en ellos el estilo inigualable con el que, no solamente escribe, sino con el que también imparte cátedra.

Permítame agradecerle por el tiempo que nos brinda como docente de la Facultad de Derecho de nuestra Universidad Americana de Acapulco, y por animarnos en cada clase ha crear el conocimiento, que es la única forma de acrecentarlo.

Con afecto, su alumno,

Miguel Àngel Garay Núñez.



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.



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