Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz
Sin embargo, son múltiples los ejemplos en la historia de la humanidad en virtud de los cuales se muestra la parte mas siniestra, bajuna y mezquina de los bípedos implumes por acceder al poder, tal es el caso de las dinastías reales en donde la “nobleza” asesinaba, encarcelaba, secuestraba, y demás lindezas por el estilo para acceder al “trono”, sin perjuicio de las guerras de conquista, siempre crueles e inhumanas, para acrecentar el poderío de los reyes y emperadores y que en la actualidad ya no es el pretexto que tuvieron las guerras santas, como Las Cruzadas, en la que la recuperación del Santo Sepulcro se argüía como fundamento de las mismas, siendo la simulación para en realidad adjudicarse y controlar la entrada a Europa del Oriente y del Medio Oriente.
Ahora la simulación es provocar guerras con el pretexto de implantar la “democracia” en ciertos países, especialmente si estos son ricos en petróleo y, por supuesto, las próximas guerras serán por el agua y quien sabe cuál será el pretexto para la simulación.
Lamentablemente, dentro de nuestra modesta realidad “política” (sin dejar exentos a los demás países, con sus honrosas excepciones de siempre), son millones quienes creen que la política es sinónimo de componendas, transacciones “en lo oscurito”, acuerdos entre líderes, ganancias económicas exorbitantes a partir de negocios fraudulentos, aprovechamiento de los puestos en el poder para esquilmar y para favorecer a parientes y amigos, así como para deshacerse de los enemigos u opositores y echar lodo a los contrincantes políticos a través de los medios que se prestan para ello, como es el caso actual de los azules llevando a un nivel de estercolero sus campañas políticas y parece ser el campeón de la simulación, como vemos que sus críticas acres al entonces partido en el poder eran vitriólicas y ahora no solo repiten lo mismo, sino que las pillerías las realizan mejor que a quienes criticaban. La simulación es muy obvia. Como ejemplo tenemos la detención de alcaldes, así como de exfuncionarios en el Edo. de Michoacán a quienes asocian con el narco y provienen de las áreas de la Procuraduría, de la policía y similares, en la tierra del titular del Ejecutivo Federal, es decir, que ante la lucha frontal que él dirige contra el narco, creyendo que sus instrucciones son acatadas en todo el país, ahora resulta que en su propia tierra se dan estos casos de corrupción y de simulación, pues se hace como que se combate al narco y por otro lado se está aliado con él. ¡Me doy!
La simulación entre la clase política llega a extremos inverosímiles y se está viendo ahora que estamos en plenas campañas en donde se promete el oro y el moro, en donde la mediocridad y, en su caso, la carencia de propuestas que motiven el voto ciudadano, son el común denominador. Es decir se simula en los ofrecimientos (que no propuestas serias y viables), para después hacer las cuentas del Gran Capitán mintiendo sobre logros y beneficios obtenidos para sus votantes. Recuérdese que una vez electos, los ungidos ya no se vuelven ni a asomar en sus distritos electorales.
Los “políticos” dicen gobernar para el pueblo, pero éste ya no les creé y el fantasma del abstencionismo crece a dimensiones inconmensurables. Urge una educación cívica y política para gobernantes y gobernados para si no acabar, cuando menos menguar la simulación. Es un imperativo ineludible. O usted, veraz lector, ¿Qué opina?
Como todos sabemos, simulación es la acción de simular y simular significa hacer aparecer como real algo que no lo es. Parece que el simular es un deporte mundial, que se practica en todo el mundo, en todos los niveles, socio-culturales y económicos, pero especialmente en los políticos.
Aquí cabría distinguir entre la política en un sentido etimológico como lo relativo a la polis y semántico como una rama de la ética, y la política como la entienden, comprenden, explican, justifican y practican, cientos de miles de personas en el planeta. En efecto, sin pretender dar una cátedra de política, bástenos saber que la política la queremos entender como aquella actividad consistente en la conciliación de intereses opuestos para la construcción de acuerdos, es decir, que la política es un proceso presidido por un propósito ético: o sea el cumplimiento de deberes y obligaciones entre los diversos grupos que integran a la sociedad. De esta guisa es que se justifica la lucha por el poder político, para cumplir con estos postulados y no para otra cosa.Sin embargo, son múltiples los ejemplos en la historia de la humanidad en virtud de los cuales se muestra la parte mas siniestra, bajuna y mezquina de los bípedos implumes por acceder al poder, tal es el caso de las dinastías reales en donde la “nobleza” asesinaba, encarcelaba, secuestraba, y demás lindezas por el estilo para acceder al “trono”, sin perjuicio de las guerras de conquista, siempre crueles e inhumanas, para acrecentar el poderío de los reyes y emperadores y que en la actualidad ya no es el pretexto que tuvieron las guerras santas, como Las Cruzadas, en la que la recuperación del Santo Sepulcro se argüía como fundamento de las mismas, siendo la simulación para en realidad adjudicarse y controlar la entrada a Europa del Oriente y del Medio Oriente.
Ahora la simulación es provocar guerras con el pretexto de implantar la “democracia” en ciertos países, especialmente si estos son ricos en petróleo y, por supuesto, las próximas guerras serán por el agua y quien sabe cuál será el pretexto para la simulación.
Lamentablemente, dentro de nuestra modesta realidad “política” (sin dejar exentos a los demás países, con sus honrosas excepciones de siempre), son millones quienes creen que la política es sinónimo de componendas, transacciones “en lo oscurito”, acuerdos entre líderes, ganancias económicas exorbitantes a partir de negocios fraudulentos, aprovechamiento de los puestos en el poder para esquilmar y para favorecer a parientes y amigos, así como para deshacerse de los enemigos u opositores y echar lodo a los contrincantes políticos a través de los medios que se prestan para ello, como es el caso actual de los azules llevando a un nivel de estercolero sus campañas políticas y parece ser el campeón de la simulación, como vemos que sus críticas acres al entonces partido en el poder eran vitriólicas y ahora no solo repiten lo mismo, sino que las pillerías las realizan mejor que a quienes criticaban. La simulación es muy obvia. Como ejemplo tenemos la detención de alcaldes, así como de exfuncionarios en el Edo. de Michoacán a quienes asocian con el narco y provienen de las áreas de la Procuraduría, de la policía y similares, en la tierra del titular del Ejecutivo Federal, es decir, que ante la lucha frontal que él dirige contra el narco, creyendo que sus instrucciones son acatadas en todo el país, ahora resulta que en su propia tierra se dan estos casos de corrupción y de simulación, pues se hace como que se combate al narco y por otro lado se está aliado con él. ¡Me doy!
La simulación entre la clase política llega a extremos inverosímiles y se está viendo ahora que estamos en plenas campañas en donde se promete el oro y el moro, en donde la mediocridad y, en su caso, la carencia de propuestas que motiven el voto ciudadano, son el común denominador. Es decir se simula en los ofrecimientos (que no propuestas serias y viables), para después hacer las cuentas del Gran Capitán mintiendo sobre logros y beneficios obtenidos para sus votantes. Recuérdese que una vez electos, los ungidos ya no se vuelven ni a asomar en sus distritos electorales.
Los “políticos” dicen gobernar para el pueblo, pero éste ya no les creé y el fantasma del abstencionismo crece a dimensiones inconmensurables. Urge una educación cívica y política para gobernantes y gobernados para si no acabar, cuando menos menguar la simulación. Es un imperativo ineludible. O usted, veraz lector, ¿Qué opina?
2 Comentarios:
Lo peor de todo, es que todos estos simuladores juran que son el resultado de la doctrina de Nicolás Maquiavelo, y que quizá esto sea la justificación a sus actos, cuando podría asegura que muy pocos de ellos se han sumergido verdaderamente a la lectura de El Príncipe.
Podría ser que obedezcan más a la célebre frase de Enrique IV de Francia, cuando señaló que “París bien vale una misa”, indicado con ello que todo sacrificio es necesario para alcanzar los objetivos deseados, sin importar poner en riesgo la seguridad y la vida democrática de un país. Desafortunadamente, en la actualidad y en nuestra nación, el sacrificio no responde a una inclinación religiosa, tal como le sucedió a Enrique IV, sino que el poder en México, bien vale un sinfín de actos lamentables que ha cobrado gran cantidad de vidas, campañas atestadas de ataques y carente de propuestas, acuerdos con cárteles del narcotráfico y muchos más actos, que al igual que un artículo suyo reciente, me da pena mencionarlos.
Saludos cordiales.
Miguel Ángel Garay Núñez.
Hola Ministro!
Bueno he leido atentamente su nueva publicación, y debo decir que tienes mucha razón cuando explicas las razones de la simulación, yo también creo que asi se simulan las cosas..
Se simula que porque hay terrorists, hay que invadir todo un pueblo y destruir hasta sus niños
Se simula que hay que apresar inocentes, porque segun dicen, tienen "actitudes sospechosas"
Con tal de acallar algunas voces, dicen una cosa y hacen otra..
Pero no hay que irse tan lejos, los mediso de comunicación, entre otros, utilizan sobremanera este método, sobre todo con el amarillismo..
Les hacen creer a las personas una cosa, y los pobres, tan atentos a las noticias, se los tragan todito todito..
Un abrazo y muy buena suerte
Por cierto, me sorprendió el final del artículo., me esperaba un "Y usted simulado lector.. que opina?" Je, pero claro, sería convertirse en uno de ellos
Muchos saludos!!
Guillermo E. Tibaldo
Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.
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