De la confianza...

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


La confianza quiero entenderla como sinónimo de seguridad, la que uno tiene en sí mismo, en otro o en una cosa; lo que implica ánimo, aliento y vigor para obrar. De ahí desprenderíamos la certitud o certidumbre, que es el conocimiento seguro, claro y evidente de las cosas.

Y es que cuando alguien emprende cualquier acción tendente a la realización de sus fines, ya sea individuales o colectivos, resulta ser un requisito sine qua non el saber a ciencia cierta con qué o quienes contamos y ante quien o qué se tiene que accionar u omitir, en su caso.

De esta guisa, el estado actual de cosas en nuestro país, al margen de que sea privativo o no de él ante el mundo, es verdaderamente preocupante, motivo de reflexiones y acciones serias de parte de gobernantes y gobernados habida cuenta de que uno de los logros trascendentales de la vida en comunidad es la creación de instituciones, es decir, de cada uno de los órganos fundamentales de un estado o de una sociedad y en la especie, estamos viviendo serias crisis de credibilidad, de confianza y de certidumbre en nuestras instituciones lo cual, per se, es bastante grave y por cuanto a sus consecuencias, es todavía peor.

Son múltiples, pero constantes y generales, salvo las excepciones de siempre, los casos de incertidumbre e inseguridad que nos producen las actuaciones de los representantes de instituciones que creíamos valiosas y ya sancionadas por el simple transcurso del tiempo.

Se pretenderá argüir que ya son otros tiempos, que las circunstancias han cambiado, que hay problemas nuevos, que los avances científicos y tecnológicos nos avasallan, pero eso es irrelevante ante la verdad apodíctica de que el ser humano, ese, como tal, no ha cambiado, somos exactamente los mismos, con las mismas virtudes y defectos, solo que en un entorno diferente.

Al respecto dígalo si no el descrédito de los partidos políticos y de los propios políticos quienes han abusado de las promesas sin término de cumplimiento. Y cuando acceden al poder, se pasan la mayor parte del tiempo en tratar de conservarlo, mas que en realizar políticas de estado que permitan tener una idea clara del país que queremos ser. El peligro es que está aumentando la proclividad a no votar, aun cuando esto no sea la solución. Es triste, pues, percatarnos de la ineficacia e ineficiencia del partido ahora en el poder, que cuando accedió a éste, se presentó como impoluto y resultó ser no solo igual de corrupto sino peor, pero con la falta de experiencia en el ejercicio de gobierno, como es el caso de la carencia de solución real a los problemas graves que tenemos como la falta de seguridad, el desempleo galopante, la súper crisis económica, la influenza y, sobre todas las cosas, el aumento de la corrupción entre sus filas.

Corrupción que ha permeado a instituciones que son las que deberían de proteger a los gobernados de la acción de los delincuentes, organizados o no.

Recién supimos del execrable homicidio de un sacerdote y dos seminaristas católicos, a todas luces criticable y reprobable, como todos los homicidios, pero uno de los jerarcas de esta religión, dicen los medios, cuando trató de la impresión que le causó el crimen, dijo: “tengo la sangre de Caín hirviendo en las venas”, lo que resulta un poco desconcertante habida cuenta de que en la religión se predica el amor y el perdón, sin perjuicio de que después de su entrevista con el Procurador, los representantes religiosos manifestaron estar insatisfechos por las investigaciones, ya que éstas no llevan a un camino claro, pues se habla de una confrontación en las calles de la ciudad y por ello hubo una confusión, pero luego se dice de un retén en el cual no se detuvieron y por eso les dispararon, por lo que comentaron que en el combate a la delincuencia la presencia de militares y fuerzas federales nunca será suficiente si no va aparejada a un estricto programa de respeto a los derechos humanos y en general, sujeto a un programa integral que incluya la lucha contra la corrupción, en todos los niveles de gobierno, mejorar la economía popular, inculcar valores en la educación y crear espacios para la rehabilitación de los drogodependientes, pero lo peor es que quienes pudieron ser testigos de los hechos no quieren declarar, por temor a las represalias. Una vez mas, la falta de confianza hacia las instituciones pone en gravísimo riesgo el futuro de este país como u un país sujeto al imperio de la ley y del derecho.

El país se nos está yendo de las manos a gobernantes y gobernados. Urgen políticas públicas, dentro de una verdadera reforma integral del Estado, así como una cultura de la exaltación de los valores humanos y un respeto irrestricto de la ley, y el compromiso de todos los mexicanos de colaborar con ello. O usted, desconfiado lector, ¿qué opina?

3 Comentarios:

Guillermo E. TibaldO dijo...

Hola Ministro!

Bueno, como todos sus artículos, ha este también lo encuentro muy interesante. Me he dado cuenta de que desarrollas todo un gran tema a partir solo de una palabra..

solo una palabras..

Eso si que es realmente alentador!!

Saludos y muy buena suerte

Guillermo E. Tibaldo

Anónimo dijo...

Maestro Rodrigo Juárez:


Como siempre, y no quiero sonar repetitivo, sus notas de muy buena calidad y alto grado de reflexión y razonamiento.

Desafortunadamente a veces, quienes deberían leerlas y razonar sobre ellas, no lo hacen o fingen indiferencia ante la crítica objetiva y perspicaz de comentaristas como usted.

Pero mientras hayamos lectores que encontremos sentido, un punto de reflexión y busquemos aprender de lo que escribe, nada habrá sido en vano.

Espero leer pronto algo diferente, distante de agredir a los “azules”, o por lo menos antes de las próximas elecciones, no valla a entenderse como campaña negativa hacia uno de los partidos políticos contendientes, que estoy seguro más de un lector ya declinó sobre el destino de su voto.

Saludos.


Miguel Garay.

Sergio A. Amaya Santamaría dijo...

Estimado Maestro Juárez: Sin pretender defender lo inddefendible, considero que la falta de experiencia en el gobernar ha sido mas bien la falta de saber negociar con otras fuerzas anhelantes del poder, que se han pasado tres años importantes para la vida nacional, poniendo piedras y escollos a la actual administración. Jamás hubo consenso para sacar adelante las iniciativas que el País demanda, pues fueron mayores los egoísmos y los intereses partidarios que el cumplir con la obligación para la cual el pueblo los eligió. Espero que no sea demasiado el voto blanco y que podamos escoger lo menos malo de esta "flaca caballada". Le envío un respetuoso abrazo.



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