De lo siniestro...

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz

Aquí quisiera darle a siniestro la connotación de terrible, espantoso, demencial, absurdo, como sinónimo de espeluznante, para encajar en la tónica de los eventos que por doquier nos asaltan, nos avasallan, nos dominan, nos están aniquilando.

Solo que ante la perspectiva de analizar a los que nos parecen relevantes empezaremos con que hace unos días se celebró (?), con bombo y platillo, el Día Mundial del Medio Ambiente, en cuyos eventos, los más de ellos en escuelas y ONG´s (sin perjuicio de los eventos oficiales de parte de las autoridades de los tres órdenes de gobierno), se hizo mención de este tema, se hicieron panegíricos para la conservación de nuestro entorno, se hicieron sugerencias para conservar nuestro hábitat, en fin, se conmemoró esta fecha (5 de junio) y después todo mundo se fue a su casa y no pasó nada, es decir, no se inició acción alguna tendente al logro de todos los propósitos que se formularon ese día. Pudo haber excepciones.

Al respecto es criminal la forma en que los bípedos implumes atacamos a nuestro planeta con las emanaciones de gases tóxicos y dañinos para nuestra supervivencia y del resto de los seres vivos, como contribuimos a la deforestación de nuestras selvas y bosques, como estamos creando un calentamiento global a partir de la infraestructura industrial y la combustión de productos derivados del petróleo. Los países industrializados son los principales depredadores (y los E.U.A., que no han querido firmar el Protocolo de Kyoto por razones económicas, se llevan el premio) y, sin embargo, no reducen sus emanaciones contaminantes que lesionan seriamente el agua, el aire y la tierra de nuestro planeta, el único que tenemos. Es urgente pues, acrecentar las campañas para el reciclaje de todos los desperdicios que tenemos y, en especial, los plásticos, aunque no todos lo son.

Es urgente que en nuestro medio se inicien y se intensifiquen las campañas para que la gente insensata no arroje basura en la vía pública, ni en los embalses, ni en los ríos, ni en los cauces pluviales pues en la especie, en nuestra bahía, en época de lluvias toda el agua fluye hacia ella con las consabidas consecuencias.

Hemos dicho, ad nauseam, que un ejército de barrenderos haciendo su trabajo resulta inútil si detrás de ellos hay un ejército de ignorantes tirando basura en los lugares públicos lo cual, además de ser una vergüenza, revierte en focos de contaminación y de infección, de ahí la necesidad ultrasúperarchimegaurgente de crear campañas permanentes para educar a los ignaros para evitar esta terrible contaminación.

Da ternura, al respecto, la campaña que se hizo para que en todo el país la gente recogiera la basura del lugar que cada quien escogiese, pues a pesar de ser de una gran ayuda, ello es inútil mientras no se convierta en política pública el realizar las tres etapas que, en nuestra opinión son necesarias: la información, la concienciación y la acción, es decir, primero se nos informa, luego se hace conciencia y por último se actúa en consecuencia, pero caminando juntos, gobernantes y gobernados, empezando con los niños y jóvenes de las escuelas y luego con los adultos o al mismo tiempo, pero hacerlo de tal manera que su resultado implique la satisfacción de ver nuestro entorno limpio y ordenado. Para ello se requiere de una cartilla sobre el tema, que se enseñe en las escuelas de todo nivel, en sindicatos y organismos públicos y privados y para el público en general.

Es cierto que se necesita, además, la infraestructura necesaria, v.gr.: botes en las calles para la basura, reglamentos municipales sobre el tema, multas administrativas para los infractores y el cumplimiento inexorable del mismo sin excepciones de influyentes de cualquier ralea, sin que haya impunidad y así todos estar obligados a predicar con el ejemplo.

Es angustiante ver, sin paranoia, el deterioro gradual de nuestros cuerpos lagunares, nuestros ríos, nuestras selvas y bosques, nuestros Parques Nacionales, a los cuales constantemente se les desincorpora territorio para abastecer, con clientelismo político, a la plaga de paracaidistas que nos agobia, los cuales tienen como enemigos naturales a los árboles que talan inmisericordemente y donde abunda el fecalismo al aire libre, para regocijo de quienes comen en las terrazas de sus casas. Hay mas propuestas de solución. Todos tenemos la última palabra. O usted, ecologista lector, ¿Qué opina?

1 Comentario:

Guillermo E. TibaldO dijo...

HOla señor MInistro!

Bueno la verdad que cada artículo me deja mas sorprendido cada vez que los leo

Tienes una excelente forma de organizar los asuntos que tratas en los artículos, y este especialmente del medio ambiente, creo que merece la atención de todos, porque es de suma importancia que pongamos a pensar seriamente en las medidas para solucionar el problema

Saludos y muy buena suerte

Guillermo E. Tibaldo



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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