De la honestidad...

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz

Todos tenemos, en mayor o menor medida una idea, aún cuando ésta sea remota, de lo que es la honestidad. En términos generales entendemos que “la honestidad es una cualidad humana que consiste en comportarse y expresarse con coherencia y sinceridad, y de acuerdo con los valores de verdad y justicia. En su sentido más evidente, la honestidad puede entenderse como el simple respeto a la verdad en relación con el mundo, los hechos y las personas; en otros sentidos, la honestidad también implica la relación entre el sujeto y los demás, y del sujeto consigo mismo”.

El ser congruente consigo mismo, pero en aras de valores que nos fueron inculcados desde siempre y en los cuales hemos vivido, así como el ser honesto en relación con nosotros mismos, sin temor a vernos en el espejo y gustar de la imagen que éste nos reporta, no con cinismo ni desfachatez, sino con un sentido de autenticidad positiva basada en nuestra escala axiológica, nos permite ser auténticos, veraces y valiosos.

El ser humano tiene una naturaleza animal. Eso es incontrovertible. Y muchas de las manifestaciones de esta animalidad se dan en nuestra conducta. Así tenemos la triste y desoladora experiencia de ver como ciertos bípedos implumes van por la vida actuando como animalitos, dicho coloquialmente: como chivos en cristalería. Actuando sólo por el sensorio, por instinto, reaccionando básicamente ante sus requerimientos más elementales, más primogénitos, más pedestres.

Con esta conducta logran no sólo lastimar o herir a los seres humanos con quienes se relacionan, con quienes crean lazos afectivos, sino también se lastiman así mismos pero son ignorantes de este dolor que producen y se producen, porque no son conscientes de lo que significa la veracidad, la congruencia en los valores y la honestidad, así como la verticalidad. Solo reaccionan al estímulo del sensorio, lo que les produce placer, lo que les quita la sed, el hambre, el calor o el frío y en fin, sólo los satisfactores que su contingencia biológica les exige satisfacer.

Pero lo grave del asunto es cuando de alguna manera se relacionan con seres humanos más evolucionados, más conscientes y más apegados a corresponder y disfrutar de posiciones de respeto por la individualidad de esos seres, y que tienen la idea de enriquecer la relación con base en la sensibilidad, en el respeto por los sentimientos y pensamientos de las personas que les abren las puertas para que logren mejores estadios de vida.

Por otro lado, se da el caso de que estos seres elementales sí son conscientes de los destrozos que causan con su ser y hacer egoísta y, por ende, inmaduro, pero no les significa nada, son cínicos, y no les importa en lo más mínimo generar reacciones de dolor y de estupor. Estos seres desconocen lo que significa la vergüenza, ya que esta es una sensación humana, de conocimiento consciente de deshonor y consecuentemente, al no conocerla, se abstraen de lo que producen; sin embargo curiosamente sustituyen la vergüenza, o sea la sensación de extrema incomodidad que sentimos por no haber actuado según un deber, por el cinismo, la desfachatez y la carencia de importancia que le dan a sus irregularidades.

Sólo que el ser humano, en aras de mejorar y superar su condición animal, ha inventado una escala axiológica que, de seguirla, nos permite obtener, a plenitud, niveles de excelsitud, de logros enriquecedores que hacen que nuestras virtudes, y lo mejor de los seres humanos y todo aquello que significa la posibilidad de realizar totalmente, las aptitudes y los fines con lo que, como seres humanos estamos equipados para lograr la superación de nuestras contingencias biológicas.

Es triste que existan bípedos implumes así, pero también existen mosquitos, alacranes, arañas y no podemos evitar, algunas veces, sus picaduras, en cambio de estos seres, los evitaríamos si no estuvieran disfrazados de seres humanos.

Y la vida sigue su marcha. Y siempre tendremos las herramientas, la actitud y la aptitud para llevar nuestra existencia a los niveles óptimos de realización. Es lo menos que podemos hacer por todos nosotros. O usted, honesto lector, ¿qué opina?

1 Comentario:

Guillermo E. TibaldO dijo...

Hola querido maestro

Me ha gustado muchisimo este articulo!

Me gusta sobremanera por la forma en la que has desarrollado con lujos de detalles lo que la honestidad representa.

Ojalá que todos aprendamos lo que has dicho, porque de verdad vale la pena. Es la clara situación en la que debemos poner un cambio a la realidad; y aunque parezca que no sirve de nada, es un gran eslabón para generar una gran cadena.

Un abrazo y muy buena suerte..

Guillermo E. Tibaldo



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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