A lo largo de los años, el maravilloso Acapulco ha sido líder en la industria turística mundial. El tan solo mencionar su nombre evoca: playas paradisiacas, servicios turísticos de primer nivel, servicios náuticos, yates, buceo, sky acuático, paracaídas, bananas, fondo de cristal, clavadistas temerarios y legendarios, hoteles, tiempos compartidos, estancias fraccionadas, segunda residencia para todo tipo de paseantes, vida nocturna intensa e inigualable, el glamour de artistas de talla mundial, la hospitalidad natural de los acapulqueños, profesionales del turismo que han compartido con otros destinos su saber y experiencia, etc.
Acapulco, que es evidentemente una marca muy posicionada, ha sido objeto de muchas infamias, de exageraciones y de acusaciones que buscan mermar la afluencia de visitantes y opacar la imagen de este destino turístico que, hay que reconocer, ha sido descuidado por pasadas administraciones municipales, faltándole mucha planeación y cariño, necesarios para cuidar esta Perla del Pacifico, la cual ha visto, como sus calles se llenas de choferes cafres, chalanes irrespetuosos, ambulantes que se apoderan de playas, plazas y calles.Ante un Acapulco, que ha duplicado sus habitantes en un periodo muy corto de tiempo (habitantes que exigen servicios públicos y sobrecargan el trabajo de las instancias gubernamentales) y que ha sostenido el desarrollo económico de la entidad ante la incapacidad de las autoridades encargadas del desarrollo económico de todo este privilegiado estado de Guerrero, yo pregunto: ¿Qué harían los japoneses con este territorio tan rico en recursos naturales, humanos y culturales? ¿Qué ha pasado? ¡Dicen que la corrupción, que los cacicazgos, que los políticos reciclados, que las lluvias y hasta porque la mosca voló! El hecho es que el poder político se ha alternado y la situación turística no mejora; al contrario, que la crisis global, que la influenza, que la violencia que provoca el narco, que la autopista, que el Cuauhtémoc bailarín, etc.
El hecho es que si en Acapulco vivimos del turismo, tenemos que esforzarnos para cuidarlo, fomentarlo, incrementarlo y recuperar los mercados internacionales perdidos; para ello, tenemos que plantearnos los retos, aceptar los descuidos y los errores, planear estratégicamente y respetar las líneas de acción, aunque cambien los gobiernos. Debemos tener como prioridad máxima el bien del destino turístico, que los gobernantes expresen su voluntad política de manera real hacia el sector turístico, que tomen el liderazgo uniendo voluntades, conciliando intereses y malos entendidos. El objetivo central debe ser: reposicionar Acapulco.
Es cierto: desde afuera recibimos ataques de intereses ocultos. Un ejemplo es cuando en los otros destinos turísticos algo les sale mal. Entonces dicen: “¡Cuidado! Se están ‘acapulquizando’” y llaman a la población para que se concienticen y no hagan las cosas mal. Sí, claro que es indignante, pero… ¿Qué hacemos por parar esta situación? Nada. En las noticias nacionales hablan que en Acapulco es el diluvio cuando son las clásicas lluvias nocturnas tropicales que todos conocemos, pero no reaccionamos, que dicen que hay balaceras que parecen la guerra de Irak, etc. Sabemos que es exageradísimo, pero nadie reacciona. ¿Es tan difícil que parte de esos $337 millones de pesos, que se van a utilizar para reforzar la promoción de Acapulco, se direccionen a la creación de la oficina de manejo de crisis?
Por qué no tener un organismo que reaccione de manera inmediata, expedita, veraz, que este vigilante de lo que los medios de comunicación mencionen de Acapulco, que tenga a la cabeza un comunicador distinguido, con el prestigio y el reconocimiento necesario para poder acotar, en el momento justo y, por qué no, felicitar a los que hablen bien de nuestro destino; en este mundo globalizado, los medios de comunicación juegan cada vez un papel más importante. Internet es un medio muy influyente y cada día lo será mas, especialmente, en un segmento de la población medio-alta que tiene los recursos económicos necesarios para adquirir servicios turísticos de calidad. Por qué no trabajar en construir una imagen fuerte, una imagen del destino turístico ideal, claro que al mismo tiempo hay que trabajar en la mejora del producto, en la diversificación, en la seguridad, en la limpieza, en el orden.
Muchos destinos turísticos han trabajado en el manejo de crisis: Puerto Rico, del cual, Ricky Martin y chayanne hacen las veces de voceros y dan mensajes de promoción turística; Panamá, el cual tiene un ministro de turismo con gran imagen, Rubén Blades, que da gran confianza para la inversión y la promoción turística; Kingston Jamaica, que cambió su deteriorada imagen de crimen, narcotráfico, violencia en el paraíso del reggae, posicionando el museo de Bob Marley y su música a tal grado que eclipsa el lado negativo de la isla.
Otra reacción que debemos tener es utilizar el marketing de iconos. Brasil lo hizo cuando en la campaña presidencial del líder del partido de los trabajadores, Luiz Inácio Lula Da Silva, llego al poder. En ese entonces las agencias de inversión internacionales calificaron al país como riesgoso por la política económica opositora al gobierno, sin embargo Lula Da Silva, adoptó un estilo conservador en contradicción con las expectativas, asegurando los mercados financieros y a los inversionistas internacionales, respetando la política, los compromisos e incentivo al capital internacional; además, se enfocó a combatir el hambre, la pobreza, las necesidades básicas de sus conciudadanos y con ello atrajo la atención de la prensa mundial, de los inversionistas y de los turistas. En Acapulco hay personajes que pueden ser iconos. Tan sólo déjenme recordar a un gran amigo que se adelantó en el camino de la vida, Raúl García, “el gran chupeta”. ¿Acaso su historia no sería un excelente guión para una película que hable de valores, entrega, honestidad y aventura, teniendo como marco la inimitable quebrada y el maravilloso Acapulco?
Hay muchas maneras de cómo podría reaccionar nuestro Acapulco, pero la primera que yo les sugiero es unirnos, dejar a un lado los intereses mezquinos, tener como objetivo primordial atender a los turistas bien, a la primera y al momento que lo solicita, buscar la excelencia, crear conciencia entre los vecinos para limpiar y cuidar su calle, su colonia, nuestra ciudad. Y ahora que pasaron las elecciones, exíjanle a quienes ahora son autoridades a que regresen a sus distritos, para darle seguimiento a sus necesidades. Recuerden que los funcionarios públicos están para servir al pueblo. Su trabajo debe ser honesto y en función a lo que ustedes requieran, por lo que ejerce tus derechos, reacciona y exige.
Ojala que muy pronto estas reacciones nos lleven al lugar que merece este paraíso de las Américas.
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