Soltando amarras

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Por Zaidena

Sin darme cuentas he ido soltando amarras.

Sin quererlo comencé a divisar la costa desde otro lugar. Y me sentí cómoda, me di cuenta que tanto amor, tanta pasión, tanta comprensión, tanto cariño, no habían servido de nada.

Nada de lo que hice tuvo el valor ni la perspectiva que le di.

Nunca valoró este sentimiento que en un principio fue de dos, pero luego sólo fue de uno.

¡Cuántas privaciones, cuántos sinsabores!... Todos en vano, nada valió la pena.

Y el estigma sangró y cuando lo hizo comencé a soltar amarras, a darle más soga a este velero, que de golpe y a la lejanía comenzó a ver un puerto seguro y diferente, firme, amplio, cálido.

De pronto me di cuenta de que la inversión hecha había dado sus frutos, me había enseñado a olvidar sin recordar, a cerrar una ventana definitivamente y mirar al cielo desde otra; a creer que el amor existe aunque uno haya dejado de amar o nunca haya amado, pero que a pesar de todo ello… ¡Existe! Que no debemos idealizar, que el humano, humano es, con sus falencias, errores, códigos, pero que además de decir verdades , dice mentiras, que además de amar, se deja amar sin amar, porque es su esencia, la esencia básica del dejar hacer, la esencia básica del ser humano.

Tenía a un ídolo en el altar de mi corazón, pero ahora me di cuenta de que el altar sólo tenía trozos de barro; el ídolo ya no existía.

Y no fue mi culpa, juro que no, sólo era un trozo de barro al cual le había incorporado todas mis necesidades y mis apetencias, y por lo tanto pensaba por él.

Pero cuando se comenzaron a caer los gajos quedó sólo eso… ¡Nada!

Y tampoco nada importa, llegó ahora el momento de la paz, del disfrute, del remanso, de tomar fuerzas para encarar la vida nuevamente, a regar y sembrar en este corazón que a pesar de todo salió ileso, triunfante, porque supo escapar a tiempo.

Llegó el tiempo del ahora sin miedos, sin angustia, del mañana florecido, de la congoja cero, de creer fervientemente lo que alguien dijo, que “en ciertos oasis el desierto es sólo un espejismo”, y además que “si te das por vencido en el invierno, habrás perdido la promesa de la primavera, la belleza del verano y la satisfacción del otoño”.


Enero 24, 2009

2 Comentarios:

Guillermo E. TibaldO dijo...

Aiiiiiiii pero que lindo Zaid!!!

ME HA ENCANTADO!!

Que bello que describes la felicidad que puede tener el hombre, las verdades que le ocurren, los sentimientos que se le propagan :)

Es hermoso, te felicito, y debo confesarte que las ultimas dos frases me encantaron, sobre todo la ultima, que la he colocado en facebook para que quienes la lean entiendan que deben pensar que siempre hay algo positivo, aun después de una tormenta

Y también te dejo una frase que estoy casiii seguro que te va a gustar, dice asi:

"No llores porque se ha ido el sol en el atardecer, pues las lágrimas te impedirán ver las estrellas.."

MILES DE CARIÑOS!!

;)

Guillermo E. Tibaldo

Anónimo dijo...

Lo leí dos veces. Y las dos lecturas me gustaron. Tiene sabor amargo al principio, luego va cambiando lentamente hasta alcanzar cierto grado de dulzura que apetece. Voy a decir que me satisface plenamente este texto breve que invita a reflexión. Bravo, Zaidena !!



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.



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