Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz
Y la esperanza la fincamos en que el ser humano, cuando empieza a percatarse de este mal, emprende los primeros pasos, aunque tarde pero al fin los primeros pasos para detener esta contaminación y así se han dado una serie de medidas para ir evitando los factores de la contaminación y el calentamiento global del planeta, que ya sabemos está produciendo el derretimiento de los polos con la consabida tragedia que ello implica para todas las especies.
Y una de las más graves causas de contaminación lo son los productos plásticos que no son reciclables. Y si somos atentos a esta amenaza, en nuestra comunidad, quien ha viajado por las diferentes zonas de nuestra entidad habrá observado la fila interminable de plásticos que se encuentran en ambos lados de la carretera, no solo antes de llegar a las poblaciones sino en todo el trayecto entre una ciudad y otra, ya no digamos entre un pueblo y otro.
Y una de las más notorias muestras de ello lo son las bolsas de plástico, de esas que dan en los supermercados para que la clientela se lleve su mercancía. Esas que al ser tiradas en las calles, se van, en época de lluvias, directo al mar y claro, muchas especies que se alimentan de medusas (malaguas aquí, aguasmalas en Veracruz), las confunden con los plásticos y tienen una muerte segura, así como aves y otras especies.
Es el caso que a partir del 19 de agosto del año en curso, entró en vigor la Ley de Residuos Sólidos del Distrito Federal la cual, en síntesis prohíbe, partiendo de esta fecha, el uso de bolsas de plástico para la transportación, contención y envase de materiales y productos, como se hace en los supermercados, así como también menciona el evitar materiales no biodegradables.
Eso es una gran noticia. Estamos de plácemes por ello. La esperanza estriba en que se logre extender esta legislación a toda la república, si cada entidad federativa hace lo propio. Al respecto todos sabemos que cuando sale una ley federal, los estados de la república promulgan sus propias leyes de acuerdo al texto, casi íntegro, de la ley federal, es decir se trasladan los dispositivos casi textualmente con muy leves o ligeras variantes, las cuales son consecuencia de las situaciones específicas de cada región. En la especie, con las especificidades de nuestro entorno, ya deben estar nuestros diputados locales preparando el proyecto de ley para acabar con esa siniestra práctica de llenar nuestro entorno con las fatídicas bolsas de plástico y entonces la basura tendrá que ser manejada de diferente manera.
Ya se nos está haciendo tarde y es tiempo de cambiar nuestros pésimos hábitos y llevar, cuando se hagan las compras, bolsas o cajas que contengan nuestra mercancía y llevar al súper recipiente que se canjeen por los plásticos que ellos distribuyen. Nunca es tarde para empezar aquellos que todavía no lo hacen para el beneficio de todos.
Primero es el ser y luego el modo de ser. Seamos conscientes y pidamos que en su momento, los reglamentos municipales se avoquen a esta tarea. Nuestros hijos nos lo agradecerán. O usted, esperanzado lector, ¿qué opina?
Dicen que lo último que muere es la esperanza y en la especie estamos esperanzados en que la desastrosa realidad que nos circunda, en diferentes ópticas, se vea mejorada y, en especial, la mortal contaminación que le estamos infringiendo al planeta, nuestra casa, la única que tenemos.
Para nadie es un secreto que la contaminación de la tierra, del aire y de las aguas están produciendo deterioros en nuestro hábitat de tal suerte peligrosos y nocivos que muchas especies animales y vegetales han ido desapareciendo paulatinamente de nuestro entorno, sin perjuicio de los cambios climáticos que se están produciendo de una manera mortal para la especie humana y todos los seres vivos que comparten con nosotros el planeta.Y la esperanza la fincamos en que el ser humano, cuando empieza a percatarse de este mal, emprende los primeros pasos, aunque tarde pero al fin los primeros pasos para detener esta contaminación y así se han dado una serie de medidas para ir evitando los factores de la contaminación y el calentamiento global del planeta, que ya sabemos está produciendo el derretimiento de los polos con la consabida tragedia que ello implica para todas las especies.
Y una de las más graves causas de contaminación lo son los productos plásticos que no son reciclables. Y si somos atentos a esta amenaza, en nuestra comunidad, quien ha viajado por las diferentes zonas de nuestra entidad habrá observado la fila interminable de plásticos que se encuentran en ambos lados de la carretera, no solo antes de llegar a las poblaciones sino en todo el trayecto entre una ciudad y otra, ya no digamos entre un pueblo y otro.
Y una de las más notorias muestras de ello lo son las bolsas de plástico, de esas que dan en los supermercados para que la clientela se lleve su mercancía. Esas que al ser tiradas en las calles, se van, en época de lluvias, directo al mar y claro, muchas especies que se alimentan de medusas (malaguas aquí, aguasmalas en Veracruz), las confunden con los plásticos y tienen una muerte segura, así como aves y otras especies.
Es el caso que a partir del 19 de agosto del año en curso, entró en vigor la Ley de Residuos Sólidos del Distrito Federal la cual, en síntesis prohíbe, partiendo de esta fecha, el uso de bolsas de plástico para la transportación, contención y envase de materiales y productos, como se hace en los supermercados, así como también menciona el evitar materiales no biodegradables.
Eso es una gran noticia. Estamos de plácemes por ello. La esperanza estriba en que se logre extender esta legislación a toda la república, si cada entidad federativa hace lo propio. Al respecto todos sabemos que cuando sale una ley federal, los estados de la república promulgan sus propias leyes de acuerdo al texto, casi íntegro, de la ley federal, es decir se trasladan los dispositivos casi textualmente con muy leves o ligeras variantes, las cuales son consecuencia de las situaciones específicas de cada región. En la especie, con las especificidades de nuestro entorno, ya deben estar nuestros diputados locales preparando el proyecto de ley para acabar con esa siniestra práctica de llenar nuestro entorno con las fatídicas bolsas de plástico y entonces la basura tendrá que ser manejada de diferente manera.
Ya se nos está haciendo tarde y es tiempo de cambiar nuestros pésimos hábitos y llevar, cuando se hagan las compras, bolsas o cajas que contengan nuestra mercancía y llevar al súper recipiente que se canjeen por los plásticos que ellos distribuyen. Nunca es tarde para empezar aquellos que todavía no lo hacen para el beneficio de todos.
Primero es el ser y luego el modo de ser. Seamos conscientes y pidamos que en su momento, los reglamentos municipales se avoquen a esta tarea. Nuestros hijos nos lo agradecerán. O usted, esperanzado lector, ¿qué opina?
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