De los políticos...

Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz

Existen múltiples conceptos o definiciones de lo que es un político, así como de lo que la política es. Esta última, escogiendo alguna definición al azar, consiste en un conjunto de prácticas, hechos, instituciones y determinaciones del gobierno de un estado o de una sociedad. Y político será aquélla persona que se dedica a la política.

Sin embargo estas definiciones no llenan del todo ambos conceptos. Queda la sensación de estar incompletas o inacabadas, toda vez que existen muchísimas personas, dedicadas a esta actividad que podrían completarlas de mejor y de mayor manera.

No obstante lo anterior, la actividad preponderante y fundamental de estas personas es la lucha por el poder, acceder al poder político y ya habiendo accedido a él, a veces no tienen ni la menor idea de qué hacer, qué acciones seguir; ignoran, a veces, que por ley tienen la obligación de presentar un plan o programa de trabajo, solicitar la aprobación del presupuesto para lograrlo, en fin, un sinnúmero de actividades programadas que no se dan ni deben darse en la improvisación, sino como consecuencia de la preparación, de la capacitación, del estudio de las instituciones y que ahí, donde se les lleve recaen, necesariamente en la esfera jurídica, es decir, que toda esta actividad política en el ejercicio del poder debe estar enmarcada dentro de la norma jurídica ya que de ahí nace el concepto de estado el cual es la personificación del orden jurídico en la ecuación Estado igual a Derecho y que permite la reversibilidad de la ecuación, Derecho igual a Estado, no en una identidad tautológica sino en una identificación progresiva.

El problema, lo grave de esto es que el “práctico de la política” se sabe todas las marrullerías, triquiñuelas, fraudes y para ello realizan las actividades mas inverosímiles, dispares, absurdas y corruptas, unas de tipo electorero, sin contar con las traiciones, deslealtades, falsedades, mentiras e incluso, hasta se llega al crimen político para deshacerse de los adversarios. ¡El colmo!

Es decir que abundan aquellos que creen que la política es todo eso y así, con mucha desfachatez y cinismo, pregonan que están metidos en la “política”. Sin embargo cuando dicen que quieren ser gobernadores de su estado, uno les pregunta ¿qué es el estado? Y lo deprimente es que no tienen ni la menor idea, menos qué es el derecho, y para qué sirve y tampoco saben qué es la política, sin tener la remota posibilidad de ligarla como una rama de la ética, es decir que su ignorancia supina no les permite tener la menor idea de la evolución del estado, del derecho y de la política.

Sí es cierto, lamentablemente, que estos “políticos prácticos” (en donde se encuentra mucha gente joven) necesitan asesores, pero creen que para la parte negra de la “política” es suficiente contar con éstos, porque “se las saben de todas”. Les enseñan todo lo que es el trabajo sucio, las “tranzas”, la compra de “lealtades”, las traiciones, las deslealtades, los arreglos en lo “oscurito”, el engaño para aprovecharse de la buena fe de las personas que confiaron en ellos, burlarse de éstas y despreciarlas, así también como las alianzas, la creación de grupos, etc.

Sin embargo se olvidan o creen no necesitar a otro tipo de asesor, el asesor académico, el que básicamente debe instruirlos en el qué y el por qué de las instituciones políticas. Y en principio deben aplicarse al conocimiento de la Introducción al Estudio del Derecho, para que conozcan el ser de las instituciones jurídicas, la Teoría del Estado para conocer no solo la génesis de esta institución, sino su desenvolvimiento histórico y sus diferentes manifestaciones, así como el Derecho Constitucional, para ubicar a la Constitución en el más alto pedestal de la jerarquía normativa, básicamente, entre otras. Obviamente este tipo de asesor (indispensable) le va a hacer digerible toda esta información, así como ayudarle a ubicar, gnoseológicamente, el sitio idóneo que le corresponde a tanta información, solo que hay que tener cuidado con aquellos que se ostentan con una supuesta erudición al respecto y solo recomiendan lecturas de lo más variopintas, pero carecen de la metodología adecuada para la enseñanza, haciendo perder objetividad al interesado y lanzándolo en un mar de confusiones, Se necesita, pues, un académico profesional como un complemento idóneo con la praxis y así el político será un profesional completo. Los nuestros lo necesitan. O usted, político lector, ¿qué opina?