Del fracaso...

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz

Se necesitaría ser un topo (dicho sea con mis respetos a tan simpáticos animalitos) para no darse cuenta del fracaso tan estrepitoso del gobierno federal en su intento por la gobernación de nuestro país.

Desde luego que las opiniones se encuentran divididas. Por un lado, los miembros del partido todavía en el poder, sus adláteres así, como sus votantes (aunque estos últimos ya no tanto, según se notó en las elecciones retropróximas); por el otro los miembros de los partidos opositores y la ciudadanía consciente y por último, aquellos seres pensantes, conscientes y responsables que no pueden negar lo que es obvio y evidente.

En los últimos días se han dado eventos de trascendental importancia en virtud de los cuales el país ha visto situaciones extremas como la no comparecencia del titular del Ejecutivo Federal ante el H. Congreso de la Unión; la invitación al gabinete en pleno; a los gobernadores, y a toda la clase política, empresarial y demás, a la substitución, en Palacio Nacional, del evento tradicionalmente republicano de enviarle un mensaje a la nación, paralelo al documento que debe contener el estado que guarda la cosa pública en nuestra patria; así como la propuesta de un decálogo de buenas intenciones cuya realización fáctica está cuesta arriba, por un lado y por el otro, se trataría de hacer las reformas pretendidamente estructurales que desde el inicio de dicho “gobierno” se quisieron hacer y por lo entreguistas al capital extranjero y globalizado, así como los serios retrocesos que se darían si hubieran sido aceptadas por el Congreso en turno.

Aparejado a ello, se pretende abatir la pobreza en México desapareciendo algunas secretarías de Estado, que no han demostrado en los anteriores nueve años, ninguna eficiencia ni eficacia y solo han causado gastos inútiles al erario público. Aquí se trata de que lo que podrá ahorrarse con la desaparición de estas dependencias se utilizará en los programas sociales como Oportunidades y Apoyo Alimentario. Esto resulta, sin embargo, una repetición ad nauseam de todo aquello que los azules criticaban a los tricolores cuando estos últimos estaban en el poder, o sea, que se tratan de programas paternalistas, que no generan riqueza, que solo se gastan los recursos en dádivas populistas y demagógicas y que, obviamente, no generan empleos .

Aun de manera muy elemental, todos sabemos que la riqueza se genera con inversión en el área productiva, lo que genera empleos; con trabajo y, consecuentemente, con el gasto de los consumidores y con ello la circulación de la riqueza, además del gasto público en obras para generar también empleos. Sin embargo, a mayor abundamiento, si se quiere saber con precisión, con visión, con un profesionalismo a toda prueba, habría que remitirnos al Dr. Julio Boltvinik, investigador del Colegio de México quien publica sus artículos sobre la pobreza en México, (tema en el que es especialista) todos los viernes en el periódico La Jornada.

De esta suerte, los cambios en el gabinete, que fueron muy superficiales, el Paquete Económico 2010, la iniciativa de Ley de Ingresos, el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación y los Criterios Generales de Política Económica, reflejan que no hay medidas reales, que puedan resolver, de fondo, los problemas que padecemos actualmente y que requieren cambios estructurales verdaderamente de fondo.

Tal parece que ahora se están dando cuenta que gobernar no es tan fácil, que tiene sus bemoles, que se requiere capacidad, visión, sensibilidad para captar y atender las necesidades sociales, pero también se requiere de honradez, ética y solvencia moral para evitar la corrupción y la impunidad que son los males mas siniestros que estamos padeciendo.

Sin ser catastrofistas, ni enanos del tapanco, sí es elemental que nos percatemos del estado actual del país, con todos sus problemas, pero que contamos con un pueblo aguantador, capaz y con coraje, que si se sabe conducir con la ley por delante y con eficacia y eficiencia, con honradez y no solo con buenos propósitos, entonces saldremos adelante. No nos dejemos llevar por el fracaso. O usted, optimista lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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