La Carta

1

Por Zaidena

Hoy me decidí a escribirte.

En realidad hacía mucho tiempo que debía hacerlo, pero siempre algo me lo impedía. Al principio me lo impidió el dolor tan grande que me dejó tu indiferencia y abandono.

¡Qué decirte de la última vez que estuvimos y que casi ni te diste cuenta de que estaba a tu lado! Un año habíamos compartido tardes enteras de charlas, caricias.

Nos habíamos brindado mucho amor, yo lo recibía, lo sentía, de la misma manera que vos siempre recibiste el mío.

Pero de pronto me golpeó tu indiferencia.

Yo sentía que te hablaba pero vos no escuchabas. Tenías proyectos y expectativas donde yo no entraba de ninguna manera ( ¡claro que tampoco trataste de hacerme un lugarcito!). Y un día te fuiste de vacaciones. Y no volviste.

Después quise escribirte cuando el dolor fue menor. Pero tenía mucha bronca. Y te cuento que la mayor parte de esa indignación era conmigo.¿Cómo había sido tan tonta de no darme cuenta de los detalles que anunciaban la tormenta? ¿Entonces qué decirte?, te hubiera quedado un mal recuerdo de mí si te ponía todo lo que mi mente me dictaba.

Después no te escribí porque me sentía víctima de vos. Pensaba…¿por qué a mí?, hasta que por ahí leí …¿y por qué no a vos?, ¿qué tenés de diferente a los demás para que no pueda sucederte eso? Entonces decidí no hacerlo porque no quise que me tuvieras lástima.

Más tarde pensé en escribirte para decirte que tenía una enfermedad, que necesitaba de vos, de tus cuidados, que me quedaba poco tiempo de vida. Y me di cuenta de que lo único que te provocaría era compasión y que si volvías era sólo para acompañarme en mi agonía. Lógicamente…¡si volvías!

Y ahí fui conciente de que en una escala de valores yo estaba en el último escalón. Y eso me asustó. No me reconocí. Estaba de rodillas, pero no yo, sino mi dignidad.

Ya pasó el tiempo. Por eso ahora puedo escribirte, y lo hago para decirte que te amé con locura. Que fuiste lo más importante de mi vida, pero ahora, que ya bajé todos los peldaños, los empecé a subir sólo para decirte que se puede amar y odiar, pero también olvidar.

Y esta carta es sólo para eso. Para decirte adiós y cerrar con ella este capítulo de mi vida.

Porque al no sentir ni dolor, ni bronca, ni sentirme víctima, ni creer causarte compasión, y porque supuesto, “te olvidé”, me decidí y por fin puedo enviartela.

1 Comentario:

zaid dijo...

Este escrito muestra un poco los distintos estados en que va pasando una persona que no es amada hasta que descubre que es preferible seguir otro camino que no degradarse en el intento de querer para uno lo que no le pertenece
cariños a todos
zaidena



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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