A río revuelto.... 14

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Por el Ing. Sergio A. Amaya S.


Antonio y Pedro se hallaban sentados en una de las bancas de la Plaza Municipal, hacía días que estudiaban el escenario en que se desarrollarían los acontecimientos que con tanto cuidado habían estado preparando. La Plaza era una superficie cuadrada de aproximadamente cien metros por lado, limitada al lado norte por el edificio del Palacio Municipal, de arquitectura neoclásica construida entre los últimos años del siglo pasado y principios del actual.

Desde su apertura había sido el recinto de las autoridades municipales y en algún lugar existía una placa en que se hacía mención a la inauguración del edificio por parte de Don Porfirio Díaz.

El edificio era una construcción pesada y mal cuidada con dos plantas de oficinas administrativas, desde la Presidencia Municipal, hasta la cárcel en que se mantenía a los procesados por delitos menores, pasando por diferentes dependencias como los Juzgados Municipales y uno de jurisdicción Federal; el edificio a todas horas se veía lleno de personas en diferentes actividades, que realizaban gestiones en las diversas oficinas. En la puerta del edificio municipal se encontraba de guardia un elemento de la Policía Municipal. En la parte posterior del inmueble se hallaba propiamente la Comandancia de Policía y la entrada a la Cárcel Preventiva.

La acera oriente, lo mismo que la sur, estaban ocupadas por soportales, bajo los cuales habían instalado diversos comercios, oficinas bancarias y las oficinas de Correos y Telégrafos, por lo cual, dichas aceras se veían muy concurridas durante las horas de trabajo.

La acera poniente, de construcción relativamente reciente, estaba ocupada por algunos comercios y dos o tres casas particulares de familias adineradas, generalmente relacionadas con el comercio de la ciudad.

La acera Sur estaba cortada por una calle que venía de fueras del pueblo, en la parte Oriente de tal acera, estaba la Iglesia Parroquial, pesada construcción Colonial, recuerdo del paso de los Hermanos Agustinos del Siglo XVI y en el tramo Poniente, diversos comercios de abarrotes en general.

La Plaza o Jardín, como también se le conocía, estaba dominada en su parte central, por un bello kiosco de hierro forjado, construido supuestamente en Francia y colocado en la Plaza durante el primer decenio de este Siglo. Dicho lugar era ocupado los jueves y domingos para los conciertos o "serenatas" que ofrecía la Banda Municipal para regocijo de los habitantes de El Guayabal. El resto de la Plaza estaba cubierto de jardines y árboles, con andadores que de diferentes rumbos desembocaban en el kiosco. Habían instaladas elegantes bancas de fierro fundido, donde era agradable tomar el fresco a la sombra de los árboles. Esta Plaza era utilizada ocasionalmente por las Autoridades Municipales para realizar sus actos políticos, colocando en los alrededores altoparlantes para difundir sus mensajes por toda la Plaza.

Los dos amigos estaban tomando apuntes para discutir posteriormente el punto de acceso de la manifestación que tenían planeada.

_Creo yo, dijo Antonio que el lugar es un poco reducido para lo que tenemos planeado, sin embargo, lo mismo reducido del espacio permitirá mezclarnos con el auditorio del Licenciado y no descarto la posibilidad de que los vecinos del lugar apoyen a los trabajadores, sus amigos, parientes o conocidos de toda la vida.

_Eso esta bien, _repuso Pedro_ pero debemos tomar en cuenta que habrá visitantes de todo el Municipio y sería bueno saber en qué orden los van a acomodar, a fin de entrar a la Plaza por el lugar mas conveniente, no sea que nos veamos envueltos entre la gente del Licenciado y el viejo tiene muy bien aleccionados a sus ayudantes y ellos sí nos podrían dar problemas.

_Tienes razón Pedro, vale mas que nos enteremos cómo los van a acomodar para planear nuestra entrada. Por otra parte, no debemos olvidar que lo que debemos es crear problemas, pues de esa forma el pueblo se dará cuenta de los vicios del actual sistema, aprovechando la oportunidad para hacer resaltar la conveniencia de que apoyen a nuestro Partido.

_Recuerda que nuestro principal objetivo es "moverle el agua" al Licenciado y de ser posible, quitar de en medio a Cándido.

_Estoy de acuerdo, _dijo Pedro_ pero no dejo de pensar en los trabajadores, nuestros hermanos de clase. Quisiera que hubiera un modo por el cual no tuviesen que ser sacrificados.

_Yo también lo quisiera, _aceptó Antonio_ pero no lo hay. Por eso las revoluciones han costado sangre y si queremos lograr la superación de los trabajadores, no podemos andar con remilgos.

_Lo que realmente me tiene preocupado, _continuó Antonio_ es el hecho de que hoy van a presentar su pliego de peticiones a la fábrica y sería muy inconveniente que los patrones les aceptaran todos los puntos, pero en la forma en que se ha redactado, espero que esto no ocurra.

_También nosotros debemos tener cuidado, _dijo Pedro_ pues el asunto de Fermín con los agentes del Licenciado y lo de Ramón con los "guaruras" de Cándido, en cualquier momento, pueden saber de nosotros y tendríamos que salir "pitando" del pueblo.

_Pues debemos darnos prisa, _contestó Antonio_ a fin de que pueda seguir adelante el movimiento, en el caso de que nosotros tuviéramos que mantenernos alejados.





En tanto los amigos continuaban planeando su estrategia, en la fábrica está por iniciarse el movimiento de repudio hacia el líder sindical, que supuestamente debería representarlos. Lo sucedido a Fermín y Ramón, ha servido para unir a los trabajadores alrededor de la idea del Sindicato Independiente. Los ánimos están caldeados y todos han dado su apoyo para que Ramón y Tomás los representen, colocándolos como cabeza de planilla para el futuro Sindicato.

_Bueno, _dijo Teófilo_ como quedamos, en cuanto suene el silbato para la comida, Ramón, Tomás, Fermín y yo nos iremos a ver a los patrones para entregarles el pliego de peticiones que está firmado por la mayoría de los compañeros.

-Claro Que sí, _repuso Tomás_ debemos entender que de ahora en adelante nos las tendremos que ver con dos fuerzas represivas, las de Cándido y las del Licenciado, ya que los agentes están "calientes" por no haber podido detener a ninguno. Después de la golpiza que le dieron a Ramón y a Fermín, prefirieron esperar un tiempo; pensaban que con eso nos espantarían y ya no habría mas ruido, pero que sorpresa se van a llevar. De ahora en adelante deberemos tener más cuidado, pues ven a andar como perros rabiosos.

No bien hubo sonado el silbato anunciando la hora de la comida, los cuatro amigos se dirigieron a las oficinas de la fábrica.

_Señorita, _dijo Tomás a la secretaria de los hermanos Bermúdez_ queremos hablar con los patrones a nombre de todos los compañeros.

_Un momento Don Tomás, _contestó la joven_ déjeme ver si los señores están desocupados.

_Vale más que nos reciban, _repuso airado Fermín_ de lo contrario entraremos a la fuerza.

_Tranquilo Fermín, _dijo Ramón_ tenemos que hacer las cosas correctamente, no queremos problemas sino solución a nuestras demandas.

La joven entró en el despacho, después de pocos minutos salió, indicando a los trabajadores que los patrones los recibirían.

Al entrar la comisión de trabajadores, Don Cástulo los esperaba parado a medio despacho. Con tono altanero les dijo:

_Vamos a ver Tomás, qué "coños" de comisión es esta que traen ustedes.

Sin contestarle, Tomás entregó el pliego de peticiones a Don Cástulo, en el cuál relataban los hechos de lo ocurrido a Ramón, Fermín y Erasmo, además de sus demandas salariales y de prestaciones, siendo el punto principal la decisión de los trabajadores de desconocer a Cándido como líder sindical y el desafiliarse de la Central Obrera.

A medida que leía el documento, el rostro de Cástulo se iba tiñendo de un color rojo subido. Al verlo, Cipriano se alarmó y casi le arrebató los papeles, leyéndolos nerviosamente, en tanto trataba de encender un puro que mordisqueaba entre los labios. Fingiendo indignación, Don Cipriano exclamó:

_¡Pero esto es una canallada!, ¿tienen forma de probar estos hechos?

_Desde luego que sí, _repuso Ramón_ en el caso mío, tengo el certificado médico de la persona que me atendió. No quisimos hacer una denuncia judicial para no inmiscuirlos a ustedes. Eso les dará una muestra de nuestra buena fe.

_Lo entiendo, _dijo Cipriano_ y se los agradecemos. Ahora qué hay con el asunto de Fermín y Erasmo, ¿pueden probar también el asunto?

_Desgraciadamente no, Don Cipriano, _contestó Tomás_ ya que a ellos los detuvieron agentes del Licenciado, aunque fue en forma arbitraria, los llevaron para interrogarlos a los separos de la Policía Municipal. Es por demás pretender tener testigos de los hechos y por otro lado, los compañeros estaban bastante asustados, por lo que no tuvieron la precaución de hacerse examinar por un doctor.

_¡Pero entonces, "coño"!, _intervino Don Cástulo malhumorado_ qué queréis que hagamos nosotros?

_Precisamente, _habló Teófilo_ lo que queremos es que les diga a esos agentes que no traten de amedrentarnos en esa forma, pues lo único que lograrían sería enardecer más a los compañeros.

_Claro, _intervino Tomás_ por ahora están controlados por nosotros, pero más enojados nos sería muy difícil hacerlo.

_Así que ahora, _protestó Cástulo_ ustedes vienen a amenazar.

_¡No es ninguna amenaza, Don Cástulo!, _contestó Ramón_ nosotros estamos actuando legalmente pero no estamos dispuestos a permitir que nos sigan golpeando. Si ya hasta a mi novia le hicieron amenazas veladas.

_Bueno, bueno, _habló conciliador Cipriano_ con discutir estas cosas no se resuelve nada. Vamos a ver todas las peticiones. Como hasta este momento Cándido es su representante y el punto principal es su desconocimiento como tal, tiene que estar presente.

_¡A ver, señorita!, _gritó por el interfono_ localíceme de inmediato a Cándido y que se venga cuanto antes.

_Bien muchachos, continuó Cipriano más tranquilo vamos a analizar punto por punto sus demandas. Con un ademán invitó a los trabajadores a ocupar las sillas alrededor de la mesa de juntas.

_¡Joder, Cipriano! _volvió a hablar enojado Cástulo_ que estos gandules nos quieren llevar a la ruina.

_Tranquilo hermano, _contestó Cipriano_ indicando a su hermano que se sentara, los trabajadores están actuando legalmente y a nombre de sus compañeros. Lo menos que podemos hacer es dialogar con ellos y llegar a una solución que a todos nos convenga, ¿no es así muchachos?

_Claro que sí, _asintió Teófilo_ esta es nuestra fuente de trabajo y de ninguna manera queremos perderla.

_Vamos a ver, _continuó Cipriano sintiéndose dueño de la situación_ el punto "uno", relativo al desconocimiento del actual representante sindical, lo dejaremos para discutirlo en presencia de Cándido.

_Respecto al punto "dos", en el que solicitan aumentos salariales, ...hablan aquí de los altos costos de la vida, es cierto, pero también lo es para nosotros y aquí mi hermano es el más enterado de estos asuntos. Quieres explicarle a los muchachos?.

_Miren señores, _dijo Cástulo mas tranquilo al percibir el dominio que Cipriano tenía de la situación_ así como a ustedes les afecta el alto costo de la vida, en la misma forma a la fábrica se le presenta el problema.

_Por una parte, _continuó_ nuestro mercado de telas de algodón se ha visto restringido por la gran demanda que están teniendo las fibras sintéticas, lo que ha motivado que tengamos que reducir nuestros programas de fabricación, disminuyendo a la vez nuestra plantilla de trabajadores.

_Así mismo, _siguió diciendo_ ante la atención de los trabajadores, las materias primas, como es el algodón, tinturas, gomas, etc. cada día nos cuestan más dinero. Como ustedes deben saber, el algodón está sujeto a que se tengan buenas cosechas, de lo contrario, al escasear, el precio se va para arriba, sumándole además, el alto costo de los transportes, combustibles y demás elementos necesarios para la fabricación de nuestras telas. Otro punto muy importante en nuestros costos es el precio de la maquinaria y sus refacciones, que como ustedes saben son de importación.

_El solo hecho de importarlas, _continuó queriendo ser mas explícito_ las encarece día a día, en virtud de la devaluación progresiva que sufre nuestra moneda; aunando además la dificultad que tenemos para adquirir moneda extranjera, lo que nos manda al "mercado negro" cuando es urgente, teniendo qué pagar más pesos por cada billete que compremos.

_Bien, _retomó la palabra Cipriano_ a grandes rasgos esa es la situación económica de la fábrica. Ahora bien, nosotros estamos pagando de acuerdo al salario mínimo establecido por las Autoridades.

_¡Pero es que no nos alcanza!, _intervino Fermín_ yo quisiera que alguno de los "señorones" que deciden estas cosas tratara de sobrevivir con el salario mínimo.

_Lo entendemos, _dijo conciliador Cipriano_ pero es algo que nosotros no podemos solucionar, aunque también nos afecta.

_Tomen en cuenta que ese mismo "salario mínimo" tenemos que pagarlo a un trabajador que entre a la fábrica a aprender el oficio, para que en cuanto sepa un poco, se vaya a buscar fortuna a otro lugar. Pero siempre hay una forma de solucionar las cosas, vamos a estudiarla y les prometo resolverla a la mayor brevedad.

_Se me ocurre, _dijo Cástulo_ que podríamos estudiar una forma de incentivos por producción, calidad, puntualidad, etc.

_Creo que esto motivaría a los trabajadores y sus aumentos de percepción estarían pagándose de una mayor productividad.

_¡Es una buena idea!, _contestó Cipriano_ ¿qué les parece muchachos?.

_¡Claro que es una buena idea!, _repuso Tomás entusiasmado_ ese sistema ha dado resultados en otras fábricas, así es que podemos probarlo.

_Bien, _asintió Cipriano_ lo estudiaremos. Pasemos al punto "tres", donde piden ciertas prestaciones, entre las que destaca por su Importancia, la dotación de viviendas.

_Ese punto es muy importante, _dijo Teófilo_ desde luego que se han conseguido algunas viviendas del Instituto, pero los trabajadores que ganamos poco no podemos obtenerlas, ya que es necesario dar una gran suma a Cándido a fin de que nos considere, esa es otra razón para destituirlo.

_¿Cómo que tienen que darle dinero a Cándido?, _contestó indignado Cástulo_ eso es una sinvergüenzada y ustedes pueden denunciarlo.

_¡Uy patrón!, no sea ingenuo, _dijo Tomás_ si por menos mire como dejaron a Ramón, capaz que al que lo denuncie lo matan sus "gorilas"

_Pero es que a la fábrica le cuesta muchos duros, _continuó Cástulo_ además es obligatorio tenerlos inscritos en el Instituto.

_Bien, _eso déjenlo de nuestra parte para buscarle solución.

_Pasemos al punto "cuatro", _continuó Cipriano_ donde exigen mejores tratos para ustedes, ¿a qué se refieren?.

_Nos referimos, _intervino Ramón_ a la forma en que nos trata Justo, ya usted se dio cuenta del altercado que tuve con él, eso fue por la forma grosera en que se dirigió a nosotros. Vale más de que hablen con él antes de que ocurra un mal mayor. Piensa Justo que nosotros somos animales y así nos trata, de ninguna manera lo vamos a seguir tolerando. -

En estos temas estaban cuando la secretaria anunció a Cándido, quien entró ceremoniosamente, impecablemente vestido con un traje de tres piezas de fino casimir, zapatos relucientes y cabello aceitoso, oliendo a lavanda.

_Buenas tardes señores, _dijo obsequioso a los hermanos Bermúdez sin dirigir la mirada a los trabajadores_ ¿En qué puedo servirles?. Me supongo que es algo urgente, pues tuve que cancelar una importante reunión que tenía con el Licenciado, pero ante todo estoy para servirles.

Sin responder, Don Cipriano le entregó el Pliego de peticiones, a fin de que se enterara directamente de las acusaciones que los trabajadores le hacían. Su rostro se fue tornando ceniciento, sus facciones se hicieron mas duras, por fin repuso:

_¿Así que este es el asunto urgente?, muy bien y puedo saber, _dijo dirigiéndose siempre a los señores Bermúdez_ ¿qué es lo que piensan hacer?.

_Lo sabes bien Cándido, _contestó Cipriano_ nosotros como patrones no podemos hacer nada, sin embargo, nosotros no queríamos violencia y mira cómo dejaron a este pobre muchacho.

_No sé de qué diablos me acusan, _contestó fingiendo indignación_ si está tan seguro por qué no levanta un Acta Judicial.

_No lo hice, _contestó enojado Ramón_ porque no queremos inmiscuir a la fábrica en este problema, pero "El Perro" y Cuco muy claro me dijeron que eran instrucciones tuyas Cándido.

_Bueno, _dijo Cándido como hastiado y dirigiéndose siempre a los Bermúdez_ yo no vine a discutir necedades, de este asunto tú sabrás cómo le haces. En cuanto a que me desconocen, eso solamente la Junta de Conciliación podrá decidirlo, ustedes deben saber el procedimiento, ya veremos qué decide.

Cándido se levantó del asiento, disponiéndose a salir, se dirigió a Cipriano.

_ien Don Cipriano, si es todo Lo que querían, permítame que me retire a seguir cumpliendo con mis obligaciones.

Ante el silencio de los presentes, Cándido salió con paso triunfal del despacho, cerrando estrepitosamente la puerta.

_Bueno muchachos, _dijo al fin Cipriano_ ya lo oyeron y desgraciadamente tiene razón, solamente las autoridades pueden decidir el asunto del desconocimiento. A nosotros tampoco nos gusta Cándido; no prometo nada, pero veremos si en forma extraoficial podemos hacer algo,

Levantándose dio por terminada la junta los trabajadores fueron saliendo en silencio del despacho. En alguna forma se sentían defraudados, aunque no atinaban a culpar a nadie, si acaso era a Cándido a quien podrían culpar.



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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