De la obesidad...

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


La obesidad, aparte de crear problemas psicológicos y emocionales de trascendencia en los seres humanos, se ha convertido en un problema serio de salud pública en varios países, especialmente en los altamente industrializados y en el nuestro, que sin serlo, sí recibe la influencia negativa de éstos, lo cual se refleja en los altos índices de obesidad que privan en nuestro país y, lo mas impactante, en los miembros de nuestra niñez y nuestros jóvenes.

No olvidemos que la obesidad es el aumento patológico de la grasa del cuerpo, que determina un peso superior al normal y que son muy variadas las causas que la producen, como son, entre otras, la herencia, los problemas psicológicos y emocionales que hace a la gente incurrir en la ingesta de comida de todo tipo, de una manera neurótica y compulsiva, así como desórdenes alimenticios, y el consumo, en cantidades industriales, de productos “chatarra” consistentes en harinas, grasas, y azúcares, todo ello por el trajín de la vida moderna que impide, en las urbes, comer en casa, con horarios definidos y con el consumo de verdaderos nutrientes, alimentos sanos y preparados con esmero, paciencia, conocimiento y dedicación, en virtud de que ahora, merced a la participación de la mujer en el gasto familiar, ya no puede, (ni sería justo) encargarse de la preparación de los alimentos y recurre a personal de servicio -en el mejor de los casos- para esos menesteres, quienes no tienen la preparación ni los conocimientos para ello, salvo las valiosísimas excepciones de siempre, por lo que se recurre a la compra de productos listos para su consumo o pre-cocidos, llenos de conservadores químicos que tanto dañan a la salud.

Por todo esto resulta plausible y encomiable saber que el Pleno de la Cámara de Diputados aprobó reformas a la Ley General de Salud que prohíben, en las cooperativas de las escuelas públicas, la venta de esta bazofia conocida como productos “chatarra” y además, los alumnos tendrán que hacer diariamente 30 minutos de ejercicios físicos, tratando de evitar que se ponga en peligro su salud física y mental como consecuencia, precisamente, del sobrepeso.

Al respecto bástenos saber que la obesidad infantil, en nuestro país, ya es un problema social y una preocupación pública, toda vez que las autoridades educativas han detectado que este sobrepeso y obesidad lo padecen el 30 por ciento de la población infantil y que uno de cada diez niños es obeso al llegar a los 10 años, lo cual aumenta en él la probabilidad de padecer un mayor número de enfermedades que otro delgado, enfermedades crónicas que pueden presentarse a largo plazo “que pueden ser cardiovasculares, diabetes, hipertensión arterial, ciertos tipos de cáncer y problemas en las vías respiratorias”.

Se trata de que en las escuelas se tenga una mayor actividad física y mejores hábitos alimenticios, evitando los alimentos procesados altos en grasas y azúcares simples y aumentando el contenido proteínico y vitamínico de los productos a expender.

Desde luego que la televisión comercial tiene un factor importantísimo de responsabilidad, junto con los padres de familia, cuenta habida de que es a través de ella que la apabullante influencia que tiene sobre las víctimas cautivas de su publicidad, se robustezca, aunado a la actitud permisiva de los padres. La consecuencia ahí está: alarma saber que los niños obesos “situados entre los 6 meses y 7 años de edad tienen una posibilidad de que sigan siendo obesos en la edad adulta del 40 por ciento; mientras si uno lo es entre los 10 y 13 años, las probabilidades son del 70 por ciento”.

De impacto brutal es esta realidad. Y en las zonas rurales, dentro de la miseria y desnutrición crónicas que se padece, solo llegan los camiones de cerveza, de papas fritas y de refrescos de cola, creando pésimos hábitos de consumo.

Sin perjuicio de lo anterior, los propios padres propician en su vástagos la ingesta de productos altamente saturados de grasas como la hamburguesas, papas fritas, y harinas como las pastas y las pizzas (influencia gringa), así como los llamados refrescos, llenos de azúcares, aun cuando nosotros no cantamos mal las rancheras con la ingesta de la vitamina “T”, v.gr.: tacos, tortas, tamales, tostadas, torrejas, tlacloyos, etc., con un alto contenido en grasas.

Nuestros escolares ocupan el primer lugar mundial en sobrepeso y obesidad y se pronostica que para el 2012 de cada 10 mexicanos 9 las padecerán. Y se sabe que 6 millones de escolares están padeciendo la diabetes, con colesterol y enfermedades cardiovasculares. Poner un alto es plausible. O usted, preocupado lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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