De lo real...

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


Sin ser catastrofistas, ni “enanos del tapanco”, ni tampoco agoreros del desastre, ni muchísimo menos pesimistas crónicos, en un afán de ser realistas, sin “chuparnos el dedo”, estamos observando esta realidad que nos circunda, en varios aspectos: el económico, el educativo, el político, el social con su vertiente de pobreza extrema y el de seguridad pública, por mencionar sólo algunos a guisa de ejemplo. Es decir, empezando por recordar que lo real es lo que tiene existencia efectiva y verdadera, nos percatamos de que en nuestro entorno se viven situaciones inéditas e insólitas.

Después de trescientos años de dominación española y que se caracterizó por la avaricia y corrupción del peninsular, siempre apoyados por el clero católico (el cual obtuvo también grandes prebendas, canonjías, riquezas y privilegios), así como la explotación inicua de la población aborigen que rayó, incluso, en la esclavitud, el pueblo mexicano logró su independencia de la metrópoli y de inmediato se propuso como planteamiento básico qué tipo de país quería ser y entonces comenzó la lucha entre monárquicos y republicanos, y aprobado que fue la de república, la lucha se dio entre centralistas y federalistas, para luego continuar entre liberales y conservadores, el caso es que todo ello evolucionó con sonadas, motines, revueltas, revoluciones, golpes de estado, asesinatos políticos, pero todos o la gran mayoría de ellos, con la pretensión de darles visos de legalidad y así, se basaban en Planes que después servirían para fundamentar nuestras cartas constitucionales. O sea, como siempre hemos sostenido, la historia de México se puede entender a través de la historia de sus Constituciones. La idea era constituir a una nación como la nuestra, jurídica y políticamente, siempre en aras de crear oportunidades para todos y un clima de paz y progreso que permitiera el desarrollo de nuestras potencialidades como seres humanos y, en especial, favorecer a las clases mas desposeídas y vulnerables. Es el caso, sin embargo, que al conmemorar este año el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, nos encontramos con un país con problemas de fondo y de forma de tal suerte  graves que es de preocupar, en serio, cuenta habida de que si bien es cierto la población ha aumentado en número, no por ello es menos cierto que los niveles de pobreza han aumentado en forma alarmante, incluso, la pobreza extrema (léase miseria), ha alcanzado cifras verdaderamente espeluznantes de millones de mexicanos.

Obviamente ello ha propiciado, además de la desnutrición crónica, la ignorancia, la desintegración familiar, la pérdida de valores, el aumento de la delincuencia, entre otros, pero lo mas grave es que ha sido y es el caldo de cultivo de uno de los peores castigos que ha sufrido nuestra sociedad, el crimen organizado.

Sí es cierto que muchos de estos problemas se traen arrastrando desde hace años, pero la eclosión impactante se da a partir del año 2000  y se ha acrecentado en nuestros días.

Los medios nos informan, cotidianamente, de asaltos bancarios como nunca antes, de robos a gran escala, de secuestros con diferentes variantes, de lavado de dinero producto del narcotráfico por diferentes medios, de casas de seguridad de los maleantes para esconder a sus víctimas de secuestro, en lugares que despojan a sus verdaderos dueños, de obligar a los campesinos al cultivo de amapola y marihuana, aun en contra de su voluntad y que también lamentablemente, les resulta mas rentable que la siembra de sus productos tradicionales, la increíble mortandad de bandas delictivas peleando entre sí por el control de las plazas, cuyo resultado, hasta el día de ayer, era de 23,251 muertos (en lo que va del sexenio), siendo la gran mayoría de delincuentes y luego están los militares (por cierto muy cuestionados por los organismos nacionales e internacionales de derechos humanos, de ahí la reciente aprobación del Senado a las reformas a la Ley de Seguridad Nacional) y policías, aun cuando los “menos” sean civiles, como dijo el presidente.

Pero resulta que la delincuencia organizada no solo significa narcotráfico, también se dedica a la extorsión de comerciantes a cambio de no destruir sus negocios, a cobrar derecho de piso a comerciantes semifijos, a administrar flotillas de taxis, con “permisos” muy sospechosos,  en fin, a toda una gama de abusos y violencia que nos deja en un estado total de indefensión y es vox populi, incluso, que ya rebasó, con creces, la capacidad del Estado para resolver el problema. Seguimos creyendo en el imperio de la ley, en las instituciones y en los organismos gubernamentales, como herramienta eficaz para superarlo. O usted, atemorizado lector, ¿qué opina? 



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.



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