Por Sergio A. Amaya S.

III
Primeros indicios

Como ya sentía hambre, pues no había comido nada desde el almuerzo, entró a una cafetería localizada en la esquina, frente al edificio. Ocupó una mesa desde donde podía ver de frente la puerta del local, así como la puerta del edificio. Dicen que no hay investigador sin suerte y Agustín, además de suerte, era un hombre muy perspicaz. Observó a la mesera que le atendió, una morena clara de abundante y ondulada cabellera y bonita cara. Un cuerpo armónico, sin ser exuberante. Le atendió con amabilidad y él la trató con caballerosidad, sin ser muy obvio. Miró el menú que le ofreció la chica y eligió una crema de champiñones y un filete mignon en salsa blanca. Para beber pidió una cerveza obscura y se dedicó a observar.

Los empleados de la agencia estaban saliendo y algunos de ellos se dirigían a la cafetería, a reunirse en pequeños grupos y cotillear las incidencias del día. Eso le despertó la curiosidad y, cuando la mesera le llevó lo ordenado, extrajo del bolsillo de su chaqueta la fotografía del muerto y se la mostró a la chica, quien palideció al verla, preguntando asustada:

_¡No me diga que le pasó algo al joven!, tan simpático que era. ¿Qué le pasó?

_¿Lo conoce usted?....¿Sabe cómo se llama?

_Bueno, espéreme un poco, conocerlo, no. Solamente lo he visto y atendido cuando ha venido aquí.

_¿Cuando fue la última vez que vino?

_Hace dos días. Sí, vino a comer con el señor Robles y se fueron como a las cinco de la tarde. Pero dígame, ¿está herido por algún accidente?

_No señorita, el muchacho está muerto. ¿Sabe usted como se llamaba?

_Creo haber oído que le decían Hernando, o Hernández, pero debe haber sido Hernando. Era una persona muy educada y atenta.

_Pues no sabe qué gran ayuda me ha dado, soy Investigador del Servicio Secreto y estoy investigando su muerte. Gracias.

Agustín terminó de comer tranquilamente. No había visto salir a Robles, por lo que aún lo encontraría en su oficina. Terminó de comer y dejó una buena propina a la mesera, con la promesa de volver en unos días para que le ampliara algunos detalles. La chica le miró preocupada, pero el Investigador la tranquilizó con un gesto.

Volvió al edificio y fue recibido por un Guardia de Seguridad, quien le informó que el señor Robles aún se encontraba en su oficina, pero no lo podía dejar pasar. Agustín le mostró su placa y, un tanto a disgusto, el Guardia le abrió la puerta, luego lo condujo hasta la puerta del señor Robles, quien se sobresaltó al ver nuevamente al Agente.

_Pe…pero, creí que ya habíamos terminado de hablar, dijo tartamudeando.

_Lo que pasa, señor Robles, es que usted no ha sido sincero conmigo y eso me molesta mucho, ¿sabe? Me dijo no conocer al difunto y resulta que hasta comieron juntos, como buenos amigos, Así pues, lo voy a llevar a la Comandancia para que platiquemos mas en confianza.

_¿Estoy detenido?, necesito un Abogado.

_No, amigo, no está detenido, lo estoy invitando a que vayamos a la Comandancia. Si usted no tiene culpa, no necesitará un Abogado. ¿nos vamos?

Los hombres salieron, ante la mirada sorprendida del Guardia, a quien Robles le indicó que iba a la Procuraduría a rendir una declaración, que por favor le avisaran a su esposa.

Los hombres abordaron el Chevrolet de Agustín, ante la protesta del señor Robles por tener que dejar su auto, pero no tuvo alternativa. El Detective enfiló hacia el Norte por Insurgentes, cruzó el Viaducto, cruzaron Álvaro Obregón, pasaron la Zona Rosa y al llegar a Reforma dobló hacia la derecha, llegando a la zona del Caballito, donde tomó Avenida Juárez, hasta la calle de López, donde se estacionó y caminaron hasta el edificio de la Procuraduría.

Ya en su oficina, Agustín llamó a Lucas, quien se encontraba haciendo alguna llamada telefónica. Al entrar a la oficina, su jefe le presentó al visitante.

_Señor Robles, este es el Agente Juvenal, uno de mis Ayudantes, estará presente para escuchar su declaración; en este momento es una declaración para integrarla a la investigación, no está detenido, pero si consideramos que nos oculta algo o que puede tener responsabilidad en el caso, entonces lo enviaremos al Ministerio Público y podrá llamar a su Abogado. ¿Está claro?

_Bien, empecemos. Juvenal, toma nota de las preguntas y respuestas, por favor.

_Su nombre completo, ocupación y domicilio…

_Sergio Robles del Río, soy Gerente de la Agencia de Publicidad Río Colorado y vivo en Circuito Juristas 2217, Ciudad Satélite, Estado de México. Teléfono 563-2020.

_¿Conoce usted al individuo de esta fotografía?, en tanto se la muestra.

_S…sí. Lo conozco, pero no sé nada mas.

_¿Cual es el nombre del individuo?

_Solo lo conozco por Germán.

_¿Qué relación tiene con el occiso?

_Bueno, no somos amigos, solamente me trae a vender relojes, pues sabe que a mi me gustan y en ocasiones tengo qué hacer un buen regalo. Yo no sé de donde los trae, él me dice que son de “fayuca”, realmente no me interesa, pues me los da a buen precio. Mire este, lo muestra levantando la manga del saco, es de oro y acero y me lo dejó en $ 2,500.00. Por cierto que él trae uno de oro con brillantes, una verdadera joya, pero mucho dinero para mi, aunque me guste el reloj.

_Así que solamente es una relación comercial; ¿eso incluye una comida de varias horas?

_Bueno, él me invitó y además es un tipo simpático.

_Era simpático, aclaró Agustín. Recuerde usted que lo asesinaron. Por cierto, dice usted que traía un reloj muy fino. ¿Cuándo lo vio usted por última vez?

_Verá usted, comimos antier y quedamos de vernos ayer a medio día en un Banco, para hacer la compra de un reloj, pero no llegó a la cita, aunque lo esperé durante una hora.

_¿Alguien puede confirmar esto que nos dice?

_Desde luego que sí, pues estuve charlando con el Gerente, que es quien lleva mi cuenta personal. Es en el Banco Nacional, Sucursal Polanco.

_¿Sabe usted de algunas amistades o parientes que podamos ver?

_No, Comandante, nunca hablamos de cuestiones personales.

_Bien, señor Robles, por hoy creo que es suficiente, yo le recomiendo no salir de la ciudad, pues podríamos necesitarlo en cualquier momento, gracias por su colaboración. Ahora pido a alguien que lo lleve a su oficina.

_Gracias, Comandante Solís, pero tomaré un taxi, no se moleste.

Robles salió de prisa, como queriendo huir del lugar, que tan mala fama le han colgado. Los investigadores se quedaron intercambiando información.

_¿Qué averiguaste de la etiqueta?, preguntó a Juvenal.

_Pues el cliente que está registrado con este número, se llama Vidal Escobar y vive en Aguascalientes. En Calle de la Rosa # 25, Fraccionamiento Floresta. No tienen teléfono registrado.

_Vaya con este amiguito, qué misterioso nos está resultando. Me intriga lo del reloj caro que supuestamente llevaba el difunto…. Y luego ese arañazo que tiene en la muñeca derecha. ¿Sabes si Lucas trajo las fotos?

En ese momento hizo su entrada el fotógrafo, con un bulto de fotografías, todavía un poco húmedas. Sonriendo se las entregó al Comandante.

_No me invoque, Comandante, porque me le aparezco. Ja, ja, ja.

_Has de ser el chamuco, Lucas. Gracias por las fotos, vamos a ver qué tenemos.

El detective empezó a pasar fotografías, hasta que vio una que no conocía, la del tatuaje de la espalda.

_Curioso tatuaje, expresó el Comandante, no lo había visto, ¿será alguna secta? Hasta donde yo sé, la calavera representa las cosas negativas del hombre: la muerte, el demonio y la flor de lis representa lo regio y excelso. Habrá que seguir investigando, tal vez este tatuaje pudiera darnos alguna pista.

_Juvenal, tengo la leve sospecha de que los compañeros que encontraron el cuerpo, tal vez sepan algo de ese posible reloj. Por favor, investiga quienes son y habla con ellos. Mas les vale que, si ellos lo tomaron, lo regresen, pues si lo niegan y luego resultan responsables, me encargaré de que se vayan a “la grande” Por favor se los dices.

_De acuerdo, mi Comandante. Dígame, ¿Qué hacemos con lo de la etiqueta?

_Pues me temo que tendremos que darnos una vuelta a Aguascalientes, prepárate para irnos mañana temprano. Por hoy me voy a dormir, pues la traigo atrasada. ¿A quien le toca la guardia?

_Le toca a Arturo, Comandante. ¿Se ofrece algo?

_Nada por ahora, nos vemos temprano, pero para no venir hasta el centro, nos vemos a la salida del Metro Chapultepec a las ocho de la mañana. Puntual…

_Descuide Comandante, estaré a tiempo. Buenas noches.



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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