Por María Ascensión Rivera Serván
En todo su esplendor
arde la luna
parece fuego
que se reaviva
Y allá en el cielo
el silencio de las estrellas
estremece
Abrazando a la reina de la noche
a sus pies tejen
una alfombra bordada
de luces intermitentes
prendiéndole un lucero
por broche.
Yo la miro a lo lejos
y le lanzo un reproche
porque no brillaba en mi sueño
Apagado el intenso deseo
yace a mi lado
de mi corazón, el dueño
la penumbra le oculta
casi no le veo
su cuerpo es una columna
las sábanas que lo cubren
su dosel
estremecida por tanto amor
me acerco a él
le acaricio muy despacio
como si fuese la última vez
Ahora la luna
cómplice en su espacio
nos ilumina grande e infinita
Languidecen los planetas
y aquel cometa
que antes corría
ahora se detiene
Hiere la furia
de mis versos locos
desprovistos de memoria
y de recuerdos.
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