De la avalancha...

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


Todas las sociedades, los pueblos, están en constante transformación, sin embargo, siempre quedan lazos comunes o un denominador común, que les da unidad así como identidad y estos son los usos, tradiciones, costumbres, idioma, religión, comida y un sinfín de elementos que los caracteriza y que los diferencia de otros pueblos, sin perjuicio de los regionalismos que se dan en un mismo país.

De esta guisa el pueblo mexicano también tiene características tan propias que en cualquier parte del mundo, no sé exactamente por qué se distingue a un mexicano, ya sea del norte, del altiplano, de las costas o del sur, pero no niega la cruz de su parroquia.
Sin embargo también somos conscientes de que estamos siendo avasallados, con la realidad de la globalización, en todos los órdenes, es decir, vía los adelantos impresionantes de la ciencia y la tecnología, de la literatura y de otras manifestaciones artísticas, así como de los usos y costumbres de otros países , sin perjuicio, también, de sus malos hábitos, tanto en la ingesta de bazofia ( alimentos) como tendencias musicales y de bailes.

Desde luego el fin final que se persigue (teleológicamente hablando) es el lucro, es la ganancia económica, es el dinero y a su servicio está todo y todos, díganlo si no el instrumento mayor que tienen los “ genios” de la mercadotecnia a través de los medios de comunicación masiva.

En efecto, vía la llamada y con razón “caja idiota”, así como la prensa escrita y la radio, difunden ad nauseam, toda una serie de productos que son satisfactores de necesidades como consecuencias de los usos y costumbres de otros pueblos y que amén de llenarles sus necesidades que artificiosamente les fueron creadas, de paso se las adjudican a otros países receptores de toda esa, las más de las veces, basura.

De esta suerte nos hemos visto sujetos como victimas de una avalancha de elementos “ culturales” , especialmente del imperio, del país al norte de nuestra frontera, durante todo el año invadiéndonos el mercado con sus productos y lo peor, de su tradiciones, lo cual es lamentable cuando ya aquí adquirió carta de naturalización la celebración del siniestro “ halloween”, y no digamos la llamada “christmas” con su inefable avalancha y alud de publicidad que nos endilgan, los medios, mañana, tarde, moda, noche y madrugada con villancicos, con campos inmensos cubiertos de nieve, con adornos propios de países nórdicos y lo peor, con una imagen de un viejo individuo obeso, con una risa falsa, y un gorro que, lamentablemente, en forma ridícula, obligan a los miembros de nuestras etnias autóctonas a usar tanto en las tiendas de autoservicio como en todos los demás medios de difusión.

Es así que ese alud o sea entendiendo por ello en sentido figurado lo que se desborda y precipita impetuosamente en publicidad con el espíritu meramente lucrativo, nos agobia, nos apabulla y nos incomoda, de tal suerte que uno se pregunta qué tiene que ver ese señor gordo, cachetón y ridículamente vestido de rojo, con nuestra navidad y si la navidad no es otra cosa que la nativitas, ésta se refiere al nacimiento de Jesús Cristo, hombre de luz que nos dejó un mensaje de amor, de solidaridad, de renunciación, de espiritualidad y de humildad y que si entendemos, comprendemos, explicamos y justificamos, estaríamos y deberíamos estar en la actitud y en la aptitud de intentar, con vehemencia y sinceridad, seguir y actuar con base en esos principios universales que también predicaron seres superiores como Buda, Mahoma, Con futzeu (Confucio), y otros de envergadura universal.

Es así que ante la avalancha, el alud de la jerga mercantilista que nos endilgan para estas fechas y que en una imitación extra lógica del infelizaje (de cualquier nivel socio¬- cultural y económico), se pretende enraizar los usos y costumbres en nuestra sociedad y a ese paso no falta mucho para que celebremos el Dia de Gracias (Thanksgiving Day), y porque no, el 4 de Julio (Independence Day).

A pesar de ello, no obsta para aprovechar estas fechas, toda vez que el día de mañana es Nochebuena y pasado mañana es Navidad, pare desearles de una manera auténtica, vehemente y de todo corazón que la salud, la paz, la dicha y la abundancia se enseñoreen en sus lares y que los días les sean fastos y los dioses les sean propicios. Que sus buenos y mejores propósitos los logren merced a su esfuerzo personal. O usted, dichoso lector, ¿Qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.



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