Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz
Recientemente se ha soltado una campaña en esta nuestra ciudad, puerto y bahía de Acapulco, a todas luces benéfica y positiva para este destino esencialmente turístico, que está encabezada por una frase que lleva una buena intención y me refiero a la de “Habla bien de Aca” Acapulco.
Desde luego que tal frase lleva varias implicaciones siendo las mas obvias las que suponen que alguien está hablando mal de nuestro Acapulco o bien, que haya que ponderarlo, por sobre todas las cosas.
En la especie, entiendo que la situación que vivimos si no peor, tal vez igual que en diferentes ciudades y pueblos de la república, por lo que respecta a la falta de seguridad que padecemos quienes habitamos por estos lares (lo cual es público y notorio), nos lleva a pensar que hay que revertir la mala imagen que las actividades de la delincuencia, organizada o no, nos han dado y que los medios, locales, nacionales y extranjeros han magnificado ad nauseam.
Ya sabemos que los medios se escudan en el ejercicio de los derechos que nacen de los artículos 6º y especialmente del 7º constitucionales que les permite, en ejercicio de su labor periodística, publicar todo tipo de noticias. Eso es indudable e inobjetable. Sin embargo, también aducen que no se puede tapar el sol con un dedo y que los eventos sangrientos que nos acontecen tienen que darse a la luz, pero a la vez, se quejan de que restricciones y avisos infundados de algunos países a sus nacionales para que no vengan a Acapulco, carecen de sustento y que son mal intencionados.
Todo ello trae como consecuencia la falta de turistas y, en especial, del turismo extranjero el cual, nos reporta un saludable ingreso de divisas.
En ese sentido solo se comenta que no se magnifiquen, como lo hacen, tales sangrientos acontecimientos, en las primeras planas, y a ocho columnas.
Para nadie es desconocido el hecho de que existe gente, en Acapulco, de grandes y serias iniciativas positivas en diferentes renglones; de una gran capacidad de trabajo, de grandes alcances en la optimización en la prestación de servicios turísticos; en fin, gente de trabajo bien intencionado y con perfiles de superación personal y de una gran solidaridad social.
También sabemos de lo pródiga que ha sido la naturaleza con este paradisíaco lugar y que, a pesar de todo, sus bellezas naturales seguirán siendo un atractivo muy poderoso para que no dejen de venir turistas.
Pero para que la gente hable bien de Aca, es menester que haya coordinación entre los sectores todos de la población y, especialmente entre quienes proporcionan los servicios públicos y quienes proporcionan los servicios al público.
Esto viene a colación porque es público y notorio el problema que causa a los comerciantes establecidos y a los visitantes, el asedio de los vendedores ambulantes, por todos los sitios en donde se encuentren, especialmente en las playas.
Pero datos lamentables nos hacen conocer que elementos de patrullas oficiales, especialmente en la Av. Escénica “Clemente Mejía Ávila”, se dedican a extorsionar a pasajeros de automóviles de renta, y existe un edificio de departamentos en condominio cuyos condóminos extranjeros, cada vez que rentan un auto, son extorsionados, indefectiblemente, por dichos patrulleros, dándose el caso de que a una de ellos, le pasó y tres veces en el curso de una mañana. Por ello contrataron los servicios de un abogado y ahora, cuando los paran con el pretexto de haber cometido una infracción, enseñan la tarjeta de su abogado y les piden que se arreglen con él, y de inmediato los agentes les dicen que por esta vez se la pasan pero que no se vuelva a repetir. Me doy.
Sin perjuicio de los robos de automóviles, en plena luz del día, a mano armada y muy pocos se denuncian o se recuperan, en su caso, en su debida proporción; y, desde luego, la lucha entre bandas y pandillas antagónicas, con los muertos “colaterales” y se dice que la lucha es solo entre ellos.
El caso es que debemos hablar bien de Aca, pero concomitantemente debemos de actuar positivamente, cada quien en su respectiva esfera de influencia, unidos, solidarios, con el propósito de reinsertar a Acapulco en el contexto de los centros de atracción turística prioritarios para el turismo nacional y extranjero. Ya lo fuimos, pero no es imposible recuperar la imagen. O usted, optimista y solidario lector, ¿qué opina?
Recientemente se ha soltado una campaña en esta nuestra ciudad, puerto y bahía de Acapulco, a todas luces benéfica y positiva para este destino esencialmente turístico, que está encabezada por una frase que lleva una buena intención y me refiero a la de “Habla bien de Aca” Acapulco.
Desde luego que tal frase lleva varias implicaciones siendo las mas obvias las que suponen que alguien está hablando mal de nuestro Acapulco o bien, que haya que ponderarlo, por sobre todas las cosas.
En la especie, entiendo que la situación que vivimos si no peor, tal vez igual que en diferentes ciudades y pueblos de la república, por lo que respecta a la falta de seguridad que padecemos quienes habitamos por estos lares (lo cual es público y notorio), nos lleva a pensar que hay que revertir la mala imagen que las actividades de la delincuencia, organizada o no, nos han dado y que los medios, locales, nacionales y extranjeros han magnificado ad nauseam.
Ya sabemos que los medios se escudan en el ejercicio de los derechos que nacen de los artículos 6º y especialmente del 7º constitucionales que les permite, en ejercicio de su labor periodística, publicar todo tipo de noticias. Eso es indudable e inobjetable. Sin embargo, también aducen que no se puede tapar el sol con un dedo y que los eventos sangrientos que nos acontecen tienen que darse a la luz, pero a la vez, se quejan de que restricciones y avisos infundados de algunos países a sus nacionales para que no vengan a Acapulco, carecen de sustento y que son mal intencionados.
Todo ello trae como consecuencia la falta de turistas y, en especial, del turismo extranjero el cual, nos reporta un saludable ingreso de divisas.
En ese sentido solo se comenta que no se magnifiquen, como lo hacen, tales sangrientos acontecimientos, en las primeras planas, y a ocho columnas.
Para nadie es desconocido el hecho de que existe gente, en Acapulco, de grandes y serias iniciativas positivas en diferentes renglones; de una gran capacidad de trabajo, de grandes alcances en la optimización en la prestación de servicios turísticos; en fin, gente de trabajo bien intencionado y con perfiles de superación personal y de una gran solidaridad social.
También sabemos de lo pródiga que ha sido la naturaleza con este paradisíaco lugar y que, a pesar de todo, sus bellezas naturales seguirán siendo un atractivo muy poderoso para que no dejen de venir turistas.
Pero para que la gente hable bien de Aca, es menester que haya coordinación entre los sectores todos de la población y, especialmente entre quienes proporcionan los servicios públicos y quienes proporcionan los servicios al público.
Esto viene a colación porque es público y notorio el problema que causa a los comerciantes establecidos y a los visitantes, el asedio de los vendedores ambulantes, por todos los sitios en donde se encuentren, especialmente en las playas.
Pero datos lamentables nos hacen conocer que elementos de patrullas oficiales, especialmente en la Av. Escénica “Clemente Mejía Ávila”, se dedican a extorsionar a pasajeros de automóviles de renta, y existe un edificio de departamentos en condominio cuyos condóminos extranjeros, cada vez que rentan un auto, son extorsionados, indefectiblemente, por dichos patrulleros, dándose el caso de que a una de ellos, le pasó y tres veces en el curso de una mañana. Por ello contrataron los servicios de un abogado y ahora, cuando los paran con el pretexto de haber cometido una infracción, enseñan la tarjeta de su abogado y les piden que se arreglen con él, y de inmediato los agentes les dicen que por esta vez se la pasan pero que no se vuelva a repetir. Me doy.
Sin perjuicio de los robos de automóviles, en plena luz del día, a mano armada y muy pocos se denuncian o se recuperan, en su caso, en su debida proporción; y, desde luego, la lucha entre bandas y pandillas antagónicas, con los muertos “colaterales” y se dice que la lucha es solo entre ellos.
El caso es que debemos hablar bien de Aca, pero concomitantemente debemos de actuar positivamente, cada quien en su respectiva esfera de influencia, unidos, solidarios, con el propósito de reinsertar a Acapulco en el contexto de los centros de atracción turística prioritarios para el turismo nacional y extranjero. Ya lo fuimos, pero no es imposible recuperar la imagen. O usted, optimista y solidario lector, ¿qué opina?
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