De la regresión...

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


Como si no fuera suficiente el cúmulo de calamidades que como pueblo nos está agobiando y que estamos padeciendo en situaciones ya poco resistibles y que son de todos harto conocidas, pues las estamos viviendo cotidianamente, ahora estamos entrando en una regresión espeluznante (entendida ésta como retroceso, acción de volver hacia atrás), por la acción de la influencia en nuestros medios políticos de una mentalidad decimonónica, retrógrada y clerical.

Es el caso que el retropróximo 10 de los corrientes se publicó una reforma constitucional, concerniente a los llamados derechos humanos y dada a conocer con bombo y platillos, por el titular del Ejecutivo Federal, como si se tratara de un adelanto magistral y no de una regresión absurda, infundada y totalmente ajena a la objetividad, espeluznante noticia que casi nadie atendió ni se percató de su trascendencia por estar preocupados y angustiados por el clima de inseguridad que se padece, entre otros males.
El meollo está, entre otros, en que el Art. 1º. Constitucional mencionaba, antes de la regresión que: “En los Estados Unidos Mexicanos, todo individuo gozará de las garantías que otorga esta Constitución,…” lo cual quiere decir que no se limita solo a los ciudadanos, ni a los adultos, ni solo a los nacionales, sino a todo individuo que esté en el ámbito espacial de validez de nuestra norma jurídica. Y lo mas importante, que es el motivo de nuestra reflexión, es que ahora en el nuevo texto se dice que dichos derechos humanos se reconocen y por eso se entiende que las leyes al reconocerlos, no otorgarlos, están partiendo de una concepción totalmente iusnaturalista, producto del pensamiento ingenuo, por muy bien intencionado que pareciera.

De esta guisa nos retrotraemos a la vieja disputa sin término entre el llamado derecho natural y el derecho `positivo. Es cierto que desde los griegos (en nuestra cultura occidental) se trataba de explicar y dar una razón a todo lo existente y así nació la ontología o la teoría del ser, pero a pesar de lo sesudo de sus estudios, éstos fueron seguidos, en su parte metafísica, (mas allá de la física, de la experiencia) por la Patrística y la Escolástica que predominaron en la Edad Media, en la religión católica, por eso hay un dejo de pensamiento ingenuo. Cuando nace el positivismo, el conocimiento da un salto sorprendente hacia la objetividad del mismo, superando las simples sensaciones o sentimientos. Ya en terrenos de la gnoseología o teoría del conocimiento, se empiezan a esfumar las pretendidas formas de conocer, se crean los conceptos de las cosas y empieza el progreso cognitivo.

En el derecho también hubo transformaciones y siguiendo al pensamiento ingenuo, nace el iusnaturalismo, que pretende ser el derecho intrínsecamente justo por naturaleza y que los derechos humanos son superiores y anteriores al Estado, que le pertenecen a todos los seres humanos por el simple hecho de serlo y que el Estado solo debe de reconocerlos.

El quid del asunto es que no entienden la fórmula de que el Estado es igual al Derecho y la reversibilidad de la misma en el sentido de que el Derecho es igual al Estado, pero no en una identidad tautológica, sino en una identificación progresiva. O sea entendamos que el Derecho es un producto humano, es un producto de la cultura, no de natura y por ende, cuando se reúnen los seres humanos y deciden constituirse jurídica y políticamente hablando, crean al Derecho y se otorgan derechos y, concomitantemente, obligaciones a las personas que no son otra cosa que un centro de imputación normativa.

De esta guisa en la Constitución de 1917 se otorgan los derechos de los individuos, pero en la reforma de marras, se dice que se reconocen, como si estuvieran escritos en alguna pared o a lo mejor los reformistas tienen una bola de cristal y ahí los ven.


La regresión consiste, pues, en cambiar la filosofía positivista de la Constitución y volver al pasado oscurantista del jusnaturalismo, de corte totalmente religioso, que si bien se entiende bien intencionado, pues nadie en su sano juicio pudiera no aceptar los derechos fundamentales y que debemos de garantizar ampliamente, también debe entenderse que la tendencia iusfilosófica que había impregnado nuestro pensamiento, ahora se ve destinada al olvido lo cual es aberrante.

Esperamos que las legislaturas de los Estados no aprueben semejante regresión. O usted, iuspositivista lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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