1sep2011

De la demagogia...

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


Desde los avances en el mundo occidental, sobre el estudio y las propuestas en el terreno gnoseológico, abarcando diferentes tópicos, entre ellos el de la política y las diferentes formas de ejercer el poder, ya uno de los grandes filósofos de la tríada compuesta por Sócrates, Platón y Aristóteles, este último, clasificó la forma de ejercer el gobierno, en formas puras y en formas impuras, y dentro de su clasificación , entre las formas puras señaló a la democracia y su concomitante forma impura a la demagogia

Ahora bien, dentro de sus múltiples variantes entendemos en forma general a la democracia como el régimen político en el cual el pueblo ejerce su soberanía, y al ejercerla por sí mismo, sin intermediación de órganos representativos, se llama democracia directa y cuando lo hace por la intermediación de representantes, se llama democracia indirecta. De esta guisa la forma impura de ejercer el gobierno sería la demagogia, la cual no es otra cosa que la acción de conducir al pueblo, pero con la agravante de que consiste en la política o comportamiento de halagar las aspiraciones populares para obtener o conservar el poder o para acrecentar la popularidad.

Al respecto es público y notorio que durante años, la demagogia ha tenido y tiene carta de naturalización en nuestro país, de parte de los gobernantes o aspirantes a gobernantes, ya sea para acrecentar su popularidad o conservarse en el ejercicio del poder o para acceder a él, prometiendo lo imposible o ilusionando a los electores con todo tipo de quimeras.

A pesar de todo, México ha ido logrando, poco a poco, encontrar los cauces adecuados para ejercer su soberanía, ha superado los golpes de estado que se dieron ad nauseam durante el siglo XIX, en que cualquier coronel, entonces, se sentía presidenciable, atrasando enormemente la creación de cualquier situación estable que invitara a la inversión y a la productividad; también se ha conducido por los canales democráticos, en la medida de lo posible, cambiando los organismos y los procesos electorales hasta lograr la ciudadanización de los mismos, pero la falta de una adecuada distribución de la riqueza, la falta de educación y preparación de nuestra gente, el dejar de inculcar valores a nuestra niñez y juventud, en su momento; la falta de atención a la productividad rentable de nuestros campos, así como la falta de honestidad, de eficacia, de eficiencia y de verdadera atención a los reclamos populares, entre otros, han hecho de nuestros gobiernos serios adeptos al ejercicio de la demagogia para tratar de suplir con ello, el gran vacío de poder que actualmente estamos padeciendo.

Un ejemplo muy vivo de ello lo vimos en la situación tan deplorable en que se encontró la nación, mientras el titular del poder Ejecutivo hablaba de “ un país” que nada tenía que ver con la realidad que se padecía y que la conseja popular le llamó “ foxilandia”, por sus evidentes quimeras.

Y es el caso que la situación actual no le va a la zaga, sino que se ha deteriorado cada vez mas, pero en una campaña de verdadera demagogia y con motivo del próximo informe de gobierno, se nos está atosigando en todas las horas consideradas mas propicias por la televisión comercial, con una avalancha de logros y de resultados de un gobierno y un partido que, lamentablemente, el pueblo de México no ve, no siente, no vive y se pregunta en dónde están esos logros, toda vez que todo lo que nos dicen nuestros “próceres” de todos los partidos (también), no se refleja en la realidad cotidiana de nuestro pueblo y muchísimo menos en sus bolsillos.

Actualmente la situación de zozobra, de temor, de inseguridad que se vive, no se resuelve al decir de los “próceres”, que eso pasa en todas partes (mal de muchos consuelo…). Para ello se requiere de la participación de todos, cada uno en la esfera de su competencia, para acabar con este flagelo. Querer es poder, como se demostró en la captura de algunos de los responsables de los trágicos, recientes sucesos de Monterrey. Parece que se conjugaron esfuerzos de toda índole, incluyendo las labores de inteligencia (esperando no se traten de chivos expiatorios), para lograr resultados. Esa misma eficacia podría utilizarse en los lugares en donde se ha acrecentado el problema de la falta de seguridad, y que cada día aumenta en forma considerable, lo que ha ocasionado que gente productiva se vaya buscando lugares más propicios para vivir, solo para vivir. No podemos permitir que nuestras ciudades se conviertan en pueblos fantasmas.

Ya no se puede seguir viviendo en la demagogia ni en la corrupción. Honestidad, responsabilidad, acción, son la consigna. Unidos se puede y se debe de actuar. O usted, responsable lector, ¿Qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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