Del avance...

Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


España, durante la época lamentable del franquismo, estuvo considerada como el país más atrasado de Europa.

Además del autoritarismo extremo, propio de la dictadura a que se vio sometida, prevaleció un ambiente retrógrado en materia cultural, influido por el contubernio entre el dictador y la iglesia católica (la cual siempre está en primera fila en las esferas del poder, ya sea éste político, económico, religioso o de cualquier índole), produciéndose un ambiente de oscurantismo, lleno de prejuicios, de gazmoñería, de hipocresía, de tabúes, en fin lleno de posturas y ópticas del más claro tinte medioeval.

A pesar de haber dejado el poder a un miembro de la realeza española para sentirse magnificado, el “Caudillo de España, por la Gracia de Dios” como se hizo llamar, ya no vio que la monarquía reinstalada, sacada del viejo armario de los trebejos, tuvo que convertirse en una monarquía constitucional en donde el estado está representado por el rey, pero el gobierno está representado por un jefe de gobierno, en este caso el presidente.

Y España empezó a vivir en la actualización del mundo europeo, aun cuando tuvo que polarizarse en su política partidista en donde claramente se pretende una postura socialista y una postura de derecha, obviamente conservadora, en un vaivén de alternancia que pretende dar frutos a pesar de los fracasos que últimamente están debilitando al gobierno socialista y se prevé que en las próximas elecciones podrá ganar el partido conservador con Rajoy al frente, ya que Zapatero disolvió a las Cámaras para adelantar las elecciones. Todo ello en medio del grave problema que enfrenta España con motivo de su deuda pública.

A pesar de todo, sigue prevaleciendo en ese país un ambiente de autonomías regionales y si a usted se le ocurre comentar con un catalán, por ejemplo, que él, como español… de inmediato lo corrige y le contesta que él no es español, que es catalán, lo cual evidencia ese espíritu autonómico que invade a muchas regiones de España.

Y es el caso, precisamente que en Cataluña, en Barcelona, en ese espíritu renovador y civilizador se acaba de efectuar la que se pretende sea la ÚLTIMA corrida de toros, cuenta habida de que a partir del primero de Enero del año de 2012, quedan prohibidas las corridas de toros.

Este dato, a todas luces, resulta un evidente índice de civilización y de cultura de parte de las autoridades y mayoría del pueblo catalán, que conscientes del primitivismo, salvajismo, sadismo, crueldad hacia los animales y barbarie que significan las corridas de toros, han prohibido este primitivo espectáculo, propio de las masas ignaras y sádicas que se solazan viendo y festinando el abuso y crueldad a que están sometidas los llamados toros de lidia.

Nadie puede negar el sadismo a que están sometidos estos animales, desde el toril en que salen deslumbrados al ruedo, la imposición de la divisa de los ganaderos, a las puyazos salvajes de los “ picadores” y luego el clavado de seis banderillas, y cuyos movimientos producen un dolor espeluznante en el animal y que después de haber sido disminuido en su fiereza, se le pone enfrente un petimetre con aires de triunfador y valiente frente a un toro totalmente disminuido en bravura, en fuerza y en coraje, para culminar con la estocada que hace que se ahogue con su propia sangre y luego la puntilla para rematarlo, con la algarabía, gozo y placer de farsantes disfrazados de aficionados, que sin ser fumadores ostentan grandes puros y celebran el ritual de muerte, en un ambiente de total barbarie.

Bien por los catalanes por esta prohibición y ojalá que en México, que siempre andamos imitando a los extranjeros, ojalá y podamos emular esta acción de alta cultura y civilización. O usted, consciente lector, ¿qué opina?