De la conquista

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


Un día como el de ayer, 12 de octubre pero de 1492 Cristóbal Colón llegó a lo que actualmente es el continente americano, imbuido de sueños y con la firme convicción de que estaba en la ruta correcta para ir a las Indias, a Cipango, a los lugares de que hablaban las consejas populares en donde estaban esas maravillas llamadas especias y que de una manera decisiva cambió la concepción europea de la culinaria tradicional, cuenta habida de que las carnes se les ponían en estado de putrefacción y los malos olores, la fetidez que desprendían era insoportable y merced a estos productos maravillosos, el aromático olor de las especies y la impregnación de su sabor, hizo no solo soportable su olor, sino su ingesta la hizo deliciosa.

Es el caso que ante la apertura permisiva para apropiarse de las nuevas tierras descubiertas merced a la consecuencia del Tratado de Tordesillas entre España y Portugal, y con la bendición de Rodrigo Borgia, conocido como Alejandro VI, se desató una avalancha interminable e imparable de navegantes (en el mejor de los casos ), así como de aventureros, felones, villanos, presidiarios libertos para hacer estos viajes, ganapanes, y toda la jerga y hez de la España de ese momento, por lo que concierne a nuestro país actual llamado la Nueva España.

Fue en 1519 cuando llegaron a estas tierras los españoles y aprovechando Hernán Cortés, aventurero, sobrino del gobernador de Cuba Diego Velázquez de encabezar una expedición a nuestras tierras, aquél traicionó a su tío y desembarcando primero en el actual Tabasco en donde le fue obsequiada una indígena llamada Doña Marina y mejor conocida por la Malinche, ( quien tuvo un papel preponderante en la conquista) posteriormente lo hizo en un lugar al que llamó la Villa Rica de la Vera Cruz, en donde fundó el primer Ayuntamiento de América para darle un viso de legalidad a su traición. Todo lo demás ya es historia.

Todos sabemos de la gran y desmedida ambición que poseía a estos aventureros, su afán de enriquecerse a costa de la muerte y degradación de los pueblos conquistados, su sarta de mentiras, de falacias, de traiciones, de incumplimientos de la palabra dada, de sus simulaciones, convirtiendo a la conquista de estas tierras en una estela de crueldad, de ignominia, de abusos que devinieron, finalmente, en la esclavitud y el sometimiento total de las etnias naturales del país. Desde luego con el apoyo e intervención de la iglesia católica la cual también sacó ( y conserva) una gran tajada del pastel de la conquista, aun cuando hay que reconocer la bondad y bonhomía de algunos frailes que se distinguieron por su tratamiento de carácter tuitivo y piadoso para con los indígenas, así como las llamadas Leyes de Indias y que lamentablemente no se cumplieron a cabalidad, como hubiera sido deseable. También recordamos que esta imposición de la espada y la cruz duró cronológicamente durante 300 años, del 13 de agosto de 1521, día de la caída de la Gran Tenochtitlán, hasta el 27 de Septiembre de 1821, día en que se consumó nuestra Independencia.

El quid del asunto estriba en saber si estamos conquistados o no estamos conquistados.

Desde luego que hubo una conquista brutal, como todas las conquistas de la historia, sin embargo no olvidemos que tuvimos como contraparte el haber accedido a la cultura occidental, fue nuestro pase al mundo de esta cultura la cual como todos sabemos es producto del hombre, no de natura y así, en la creación humana está la ciencia, la técnica, el arte, el derecho, etc., y ello nos ha permitido encausar nuestros pasos en la tendencia lógica de constituirnos jurídica y políticamente como un estado democrático, en una república federal, en el ámbito de la libertad y como dueños de nuestro propio destino, sin olvidar que los conquistadores fueron españoles, y los conquistados fueron todas las etnias naturales del país, pero actualmente ya hay otros grupos nacionales que nos conforman y el resultado de aquella mezcla inicial produjo un mestizaje muy sui generis que actualmente es el que conserva la mayoría de nuestra población.

Sí es cierto que se impuso una nueva lengua, una nueva religión, nuevos usos y costumbres, sin embargo no se han perdido muchas de las costumbres y tradiciones autóctonas que nos dan identidad como pueblo en el concierto de las naciones, incluso merced y a pesar de la llamada globalización y se conservan rasgos fuertes todavía de la conquista, en el pensar, en el sentir y en el querer de nuestro pueblo.

Sí es cierto que hubo una conquista, pero también es cierto que a pesar de la imposición de otra cultura, se ha desarrollado una nueva óptica para nuestro ser nacional y ello ha contribuido a que sigamos en la búsqueda de nuestro destino que como nación nos compete. La palabra la tenemos los mexicanos actuales. Es nuestra responsabilidad el seguir construyendo el país que deseamos y que merecemos. O usted, mexicano lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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