De la duda...

Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


Y no nos referimos a la duda cartesiana, para resolver un problema gnoseológico, o sea la duda metódica en tanto que dudo, luego pienso, pienso, luego existo…

No. Nos referimos a la incertidumbre que nace de la información disímbola que se nos proporciona por parte de los medios y la relación con sus fuentes.

Me explicaré. De acuerdo con los medios la incidencia delictiva, en todo el país, pero ahora en Guerrero y especialmente en Acapulco, ha adquirido niveles jamás vistos y mucho menos padecido.

El gobierno, en sus tres niveles ha tomado cartas en el asunto y así se han realizado acciones tendentes a su eliminación o a sus mengua, habida cuenta de que es un clamor nacional el recordar a las instituciones gubernamentales su deber de proporcionar seguridad y confianza a nuestra población y con mas razón en nuestro puerto, el cual es un destino turístico por excelencia.

Desde luego los medios, en su afán de cumplir con su derecho y deber de información, han magnificado la difusión (y siguen haciéndolo), de los altos índices delictivos que en lo particular se viven en el estado y en este bellísimo puerto.

Al respecto, desde hace un mes se ha instrumentado un programa llamado Guerrero Seguro, integrado por personal de la marina, del ejército, de la aviación, de la policía federal preventiva, las policías del estado, municipales, ministeriales, etc., los cuales realizan rondines por toda la ciudad, hacen retenes en donde filtran el tráfico vehicular, logrando algunas detenciones de vehículos reportados como robados, así como uno que otro delincuente con orden de aprehensión y atento a la información que en ruedas de prensa proporcionan las autoridades, se da a conocer que los índices delictivos, en el puerto han descendido notablemente, en especial los homicidios.

A contrario sensu, en los mismos medios se nos informa cotidianamente de “ejecutados”, descuartizados, degollados, torturados, “levantados”, así como de secuestrados y, como cerecita del pastel, de robos de autos con violencia, tipo delictivo que no se daba en nuestro medio y que ahora abunda, díganlo si no las cifras, para nuestro gusto verdaderamente escandalosas de veintitantos autos robados en lapsos de 24 horas y esto es todos los días. Ayer se decía que cuando empezaron estos asaltos se daban cifras estratosféricas de cuatrocientos y tantos, por eso dicen que han disminuido.

Pero el quid está en que si a pesar de los retenes, los filtros, los vuelos en helicópteros, las patrullas, etc., el despliegue de fuerzas para detener (debería ser para acabar) a la delincuencia no impiden la comisión de estos ilícitos, si no es posible evitar que en plena luz del día y en cualquier parte de la ciudad se roben autos con violencia, si no se sabe qué hacen con los que son detenidos manejando autos reportados como robados, si no se ha podido encontrar un hilo conductor que lleve a los perpetradores de estos ilícitos, si no se puede detener a quienes cobran a los comerciantes sus cuotas por derecho de piso, y todos los etcéteras que quiera, entonces la duda razonable, dentro de la mas elemental lógica, surge de inmediato: o las acciones para frenar o acabar con la delincuencia no son lo suficientemente efectivas por parte de los responsables de ello, con lo cual podría hablarse de ineficiencia o ineficacia, en su caso o lo que sería peor, haría pensar en complicidad o en corrupción, la cual se ha dado en grados tan obvios de impunidad, que el propio titular del ejecutivo federal ha insistido (por el reclamo popular) en depurar, calificar y certificar a los cuerpos policíacos del país, para evitar estos síntomas sospechosos, v.gr.: por concomitancia, los recientes sucesos en el CERESO de Acapulco, lo cual minusvalúa el gran y evidente esfuerzo del gobernador para reposicionar turísticamente a nuestro puerto. No se vale. O usted, crítico lector, ¿qué opina?