Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz
Una de las características del ser humano es su carácter insistente en lograr sus cometidos, sus propósitos ,sus deseos, en fin, sus objetivos propuestos, tendentes siempre a la superación de etapas o niveles de toda índole, en donde el fin final es, claro, la obtención de mejoras de toda índole, pero adquiridas con el esfuerzo personal y sin perjudicar a nadie, toda vez que en esto no cuentan aquellos que pretenden y, por desgracia logran, propósitos aviesos, antisociales o delictivos, en su caso.
Acorde con esta insistencia el pueblo de México, harto de tanta violencia, crímenes, robos, asaltos, secuestros, y toda esa pléyade de conductas delictivas que nos agobian ha hecho, por conducto de sus representantes populares o sea sus diputados federales, que en el Pleno de la Cámara de Diputados se avalara con 309 votos a favor, el dictamen que sancionará con prisión vitalicia a los secuestradores que priven de la vida a sus víctimas, lo cual se infiere habida cuenta de que se aprobó “la pena de 40 años a prisión vitalicia y de 10 mil a 12 mil días de multa a los autores o partícipes del secuestro que priven de la vida a la víctima”.
Aunado a lo anterior, se “ aplica una sanción de 35 años a prisión vitalicia y de 6 mil a 9 mil días de multa, cuando ejerzan actos de tortura o violencia sexual en contra de la víctima, o que ésta fallezca durante o después de su cautiverio por cualquier alteración de su salud”, amén de establecer una pena de “30 a 55 años de prisión y de 5 mil a 8 mil días de multa cuando los autores del delito sean o hayan sido miembros de alguna institución de seguridad pública, de procuración o administración de justicia, de prevención o readaptación social o de las fuerzas armadas”.
Una reacción prístina a estas penalidades por el delito de que se trata desde luego que resulta a todas luces plausible para la gran mayoría de la gente, incluso a otras les parecerán suaves, habida cuenta que piensan de que lo menos que pudiera hacérseles a este tipo de delincuentes sería “el colgarlos de lo más blando”.
Sin embargo, independientemente de que estamos totalmente de acuerdo en que los sistemas y códigos penales deben de contener elementos para actuar con energía y firmeza en cuanto a sancionar todo tipo de acto delictivo, también sostenemos que la imposición de este tipo de sanciones, por muy severas que sean, incluyendo la pena capital, no son ejemplares, como lo han demostrado, en la praxis, todos los países que las aplican y no han podido evitar la comisión de crímenes brutales como los que se cometen masivamente en los E. U. A. o este tremendo del noruego Breivik, quien asesinó a 77 personas con una bomba casera y un tiroteo, el 22 de Julio pasado.
Al respecto, cabe recordar que nuestra Norma Fundamental establece la obligación de readaptar al delincuente para su inserción, nuevamente, al tejido social, toda vez que la sociedad es la responsable de la conducta delincuencial del individuo y no puede establecerse la venganza pública, como un símil de la venganza privada de ojo por ojo, diente ,por diente, vida por vida, toda vez que, lamentablemente, con las acciones punitivas no puede resarcirse la vida, ni los bienes, ni la tranquilidad , ni la paz de las víctimas, sin perjuicio de que, mientras no se depuren los organismos de procuración y administración de justicia en nuestro país y en otros muchos, jamás serán efectivas estas normas cuando imperen la incompetencia, la corrupción y, por ende, la impunidad, además de que se corre el riesgo de que se victimice a inocentes, como es público y notorio en nuestro medio. O usted, ecuánime lector, ¿qué opina?
Mi solidaridad, en su pena, para Javier Morlett
Macho y familia.
Macho y familia.
Una de las características del ser humano es su carácter insistente en lograr sus cometidos, sus propósitos ,sus deseos, en fin, sus objetivos propuestos, tendentes siempre a la superación de etapas o niveles de toda índole, en donde el fin final es, claro, la obtención de mejoras de toda índole, pero adquiridas con el esfuerzo personal y sin perjudicar a nadie, toda vez que en esto no cuentan aquellos que pretenden y, por desgracia logran, propósitos aviesos, antisociales o delictivos, en su caso.
Acorde con esta insistencia el pueblo de México, harto de tanta violencia, crímenes, robos, asaltos, secuestros, y toda esa pléyade de conductas delictivas que nos agobian ha hecho, por conducto de sus representantes populares o sea sus diputados federales, que en el Pleno de la Cámara de Diputados se avalara con 309 votos a favor, el dictamen que sancionará con prisión vitalicia a los secuestradores que priven de la vida a sus víctimas, lo cual se infiere habida cuenta de que se aprobó “la pena de 40 años a prisión vitalicia y de 10 mil a 12 mil días de multa a los autores o partícipes del secuestro que priven de la vida a la víctima”.
Aunado a lo anterior, se “ aplica una sanción de 35 años a prisión vitalicia y de 6 mil a 9 mil días de multa, cuando ejerzan actos de tortura o violencia sexual en contra de la víctima, o que ésta fallezca durante o después de su cautiverio por cualquier alteración de su salud”, amén de establecer una pena de “30 a 55 años de prisión y de 5 mil a 8 mil días de multa cuando los autores del delito sean o hayan sido miembros de alguna institución de seguridad pública, de procuración o administración de justicia, de prevención o readaptación social o de las fuerzas armadas”.
Una reacción prístina a estas penalidades por el delito de que se trata desde luego que resulta a todas luces plausible para la gran mayoría de la gente, incluso a otras les parecerán suaves, habida cuenta que piensan de que lo menos que pudiera hacérseles a este tipo de delincuentes sería “el colgarlos de lo más blando”.
Sin embargo, independientemente de que estamos totalmente de acuerdo en que los sistemas y códigos penales deben de contener elementos para actuar con energía y firmeza en cuanto a sancionar todo tipo de acto delictivo, también sostenemos que la imposición de este tipo de sanciones, por muy severas que sean, incluyendo la pena capital, no son ejemplares, como lo han demostrado, en la praxis, todos los países que las aplican y no han podido evitar la comisión de crímenes brutales como los que se cometen masivamente en los E. U. A. o este tremendo del noruego Breivik, quien asesinó a 77 personas con una bomba casera y un tiroteo, el 22 de Julio pasado.
Al respecto, cabe recordar que nuestra Norma Fundamental establece la obligación de readaptar al delincuente para su inserción, nuevamente, al tejido social, toda vez que la sociedad es la responsable de la conducta delincuencial del individuo y no puede establecerse la venganza pública, como un símil de la venganza privada de ojo por ojo, diente ,por diente, vida por vida, toda vez que, lamentablemente, con las acciones punitivas no puede resarcirse la vida, ni los bienes, ni la tranquilidad , ni la paz de las víctimas, sin perjuicio de que, mientras no se depuren los organismos de procuración y administración de justicia en nuestro país y en otros muchos, jamás serán efectivas estas normas cuando imperen la incompetencia, la corrupción y, por ende, la impunidad, además de que se corre el riesgo de que se victimice a inocentes, como es público y notorio en nuestro medio. O usted, ecuánime lector, ¿qué opina?
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