Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz
Todos hemos oído hablar o leído acerca de la inversión, de los inversionistas o de la necesidad ingente por la inversión como una palanca esencial para el desarrollo y el acceso a mejores estadios de bienestar, tanto a nivel individual como esencialmente a nivel de la colectividad.
Y la inversión debemos entenderla como (en la óptica empresarial) el acto en virtud del cual se adquieren ciertos bienes con el ánimo de obtener unos ingresos o rentas a lo largo del tiempo , y de esta suerte la inversión se refiere al empleo de un capital en algún tipo de actividad o negocio con el objetivo de incrementarlo.
Hay, desde luego, una cadena infinita de clasificaciones al respecto, sin embargo, dentro de lo esquemático están las 3 variables de la inversión privada, a saber: el rendimiento esperado, el riesgo aceptado y el horizonte temporal, o sea, el corto, el mediano y el largo plazo de la inversión. Y al respecto la inversión gubernamental está limitada a obra pública, que no siempre es suficiente, o a la creación de empleos temporales o a obras de interés social, siempre condicionadas al presupuesto o a las decisiones políticas del momento en actos de paternalismo gubernamental, las más de la veces o con fines electoreros, como la temporada actual.
La situación económica en el planeta, en nuestro país y especialmente en Guerrero y Acapulco, se muestra de pronóstico reservado. El capital es temeroso, en cualquier parte del mundo. Y se invierte en donde se dan las condiciones de seguridad, de certidumbre jurídica, de estabilidad política y de posibilidad no solo de recuperar la inversión, sino de obtener la utilidad correspondiente. En pocas palabras el inversionista no es una hermanita de la caridad e invierte su capital en donde existen las condiciones para arriesgarlo en aras de una utilidad compensatoria.
En nuestro puerto, autoridades municipales, conscientes de esta necesidad de inversión han creado inclusive oficinas especiales para promover la inversión y garantizarle esa seguridad jurídica al inversionista. Es el caso que también, concomitantemente, debe darse el apoyo administrativo a quien se arriesga por visión empresarial y por un gusto acendrado por nuestra inigualable y extraordinaria belleza natural de la bahía de Acapulco.
Sin embargo parece ser, una vez más, que la ambición desmedida de supuestos líderes o el clientelismo político por la coyuntura electorera del momento, pretenden atentar en contra de la gallina de los huevos de oro en la invasión, por poner ejemplos, de las zonas de playa, concedidas por el gobierno federal a inversionistas privados y de repente grupúsculos de vendedores ambulantes se plantan en el acceso a la playa, con las consabidas consecuencias de hacinamiento, de molestias al turista, dificultad para el tránsito peatonal, sin servicios sanitarios, y acumulación de basura, entre otros inconvenientes, tal es el caso del Grand Hotel, antes Hyatt, quien su propietario el Sr. Alberto Saba ha ofrecido a estos comerciantes (por quienes siente una gran admiración por el esfuerzo que hacen en sus ventas cotidianas, habida cuenta de que él también es de orígenes modestos), mejorarles sus condiciones y para tal efecto les ofrece construir, gratuitamente, 36 locales, en una zona contigua, con sanitarios comunes para evitar el fecalismo al aire libre, con botes para desperdicios y evitar la contaminación de la playa, etc., sin embargo, al parecer no ha contado con el apoyo de las autoridades municipales para convencer los del cambio de lugar y ahora los líderes pretenden una suma millonaria para salirse de ahí, según comenta, lo cual a todas luces es un claro chantaje, e inadmisible, además.
Creo que todos, gobernantes y gobernados debemos de colaborar para que siga fluyendo la inversión, dentro del marco legal,y su concomitante generación de empleos y circulación de la riqueza para resarcir a nuestro puerto y reubicarlo en el lugar que se merece. Es lo justo. O usted, solidario lector, ¿qué opina?
Todos hemos oído hablar o leído acerca de la inversión, de los inversionistas o de la necesidad ingente por la inversión como una palanca esencial para el desarrollo y el acceso a mejores estadios de bienestar, tanto a nivel individual como esencialmente a nivel de la colectividad.
Y la inversión debemos entenderla como (en la óptica empresarial) el acto en virtud del cual se adquieren ciertos bienes con el ánimo de obtener unos ingresos o rentas a lo largo del tiempo , y de esta suerte la inversión se refiere al empleo de un capital en algún tipo de actividad o negocio con el objetivo de incrementarlo.
Hay, desde luego, una cadena infinita de clasificaciones al respecto, sin embargo, dentro de lo esquemático están las 3 variables de la inversión privada, a saber: el rendimiento esperado, el riesgo aceptado y el horizonte temporal, o sea, el corto, el mediano y el largo plazo de la inversión. Y al respecto la inversión gubernamental está limitada a obra pública, que no siempre es suficiente, o a la creación de empleos temporales o a obras de interés social, siempre condicionadas al presupuesto o a las decisiones políticas del momento en actos de paternalismo gubernamental, las más de la veces o con fines electoreros, como la temporada actual.
La situación económica en el planeta, en nuestro país y especialmente en Guerrero y Acapulco, se muestra de pronóstico reservado. El capital es temeroso, en cualquier parte del mundo. Y se invierte en donde se dan las condiciones de seguridad, de certidumbre jurídica, de estabilidad política y de posibilidad no solo de recuperar la inversión, sino de obtener la utilidad correspondiente. En pocas palabras el inversionista no es una hermanita de la caridad e invierte su capital en donde existen las condiciones para arriesgarlo en aras de una utilidad compensatoria.
En nuestro puerto, autoridades municipales, conscientes de esta necesidad de inversión han creado inclusive oficinas especiales para promover la inversión y garantizarle esa seguridad jurídica al inversionista. Es el caso que también, concomitantemente, debe darse el apoyo administrativo a quien se arriesga por visión empresarial y por un gusto acendrado por nuestra inigualable y extraordinaria belleza natural de la bahía de Acapulco.
Sin embargo parece ser, una vez más, que la ambición desmedida de supuestos líderes o el clientelismo político por la coyuntura electorera del momento, pretenden atentar en contra de la gallina de los huevos de oro en la invasión, por poner ejemplos, de las zonas de playa, concedidas por el gobierno federal a inversionistas privados y de repente grupúsculos de vendedores ambulantes se plantan en el acceso a la playa, con las consabidas consecuencias de hacinamiento, de molestias al turista, dificultad para el tránsito peatonal, sin servicios sanitarios, y acumulación de basura, entre otros inconvenientes, tal es el caso del Grand Hotel, antes Hyatt, quien su propietario el Sr. Alberto Saba ha ofrecido a estos comerciantes (por quienes siente una gran admiración por el esfuerzo que hacen en sus ventas cotidianas, habida cuenta de que él también es de orígenes modestos), mejorarles sus condiciones y para tal efecto les ofrece construir, gratuitamente, 36 locales, en una zona contigua, con sanitarios comunes para evitar el fecalismo al aire libre, con botes para desperdicios y evitar la contaminación de la playa, etc., sin embargo, al parecer no ha contado con el apoyo de las autoridades municipales para convencer los del cambio de lugar y ahora los líderes pretenden una suma millonaria para salirse de ahí, según comenta, lo cual a todas luces es un claro chantaje, e inadmisible, además.
Creo que todos, gobernantes y gobernados debemos de colaborar para que siga fluyendo la inversión, dentro del marco legal,y su concomitante generación de empleos y circulación de la riqueza para resarcir a nuestro puerto y reubicarlo en el lugar que se merece. Es lo justo. O usted, solidario lector, ¿qué opina?
Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.
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