Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz
El deporte es consustancial a la existencia del ser humano, lo cual no se circunscribe al mero ejercicio físico, sino que requiere de entrenamiento, de constancia y del desarrollo pleno de ciertas peculiares facultades de los seres humanos, básicamente.
Así se han creado disciplinas específicas para desarrollar dichas facultades, tanto como se han creado competencias para estas especialidades como un estímulo para su desarrollo a grados de obtener la excelencia en los diferentes ámbitos de su ejercicio, ya sea local, nacional o internacionalmente considerando el grado o nivel de las diferentes capacidades que los deportistas puedan realizar al respecto.
De esta guisa se organizan torneos, competencias, juegos, olimpíadas, de ciertas especialidades del deporte como son, entre otros, la gimnasia, la natación, el atletismo, la lucha greco-romana, la equitación, la esgrima, el esquí, el patinaje en hielo, el boxeo, y tantos otros mas los cuales han llegado a extremos de realización que implican una constante superación de los deportistas que cada vez se ven rebasados en sus logros por los nuevos adquiridos de parte de las recientes generaciones de deportistas especializados.
Ello implica, como es obvio, un gran estímulo para los deportistas y, en especial, para la niñez y la juventud para actualizar le eterna y sapientísima filosofía del principio clásico de la cultura occidental de mens sana in corpore sano.
Es pues una necesidad básica, elemental, el que nuestra niñez y juventud, especialmente, así como el resto de la población, que se practique el deporte como un medio eficaz para inhibir el deseo de los mas jóvenes por vivir la vida “fácil” de la delincuencia y la drogadicción, que devienen en los grandes males de nuestro tiempo y que es un mal (el de las drogas) que afecta ya no solo a los estadounidenses quienes lo impusieron y los han convertido en el mercado mas grande del mundo y mientras no lo combatan a fondo en sus propias fronteras, muy difícil será abatir el tráfico de estupefacientes hacia su país, aunque de paso ya nos involucraron en el consumo y comercialización de éstos.
De esta guisa la práctica del deporte se convierte en un gran remedio para inhibir las conductas que devienen en delictivas, así como que propicia una mayor y mejor longevidad para quienes lo practican.
Aunado a ello, es menester tener lugares para celebrar y reconocer a quienes se hayan distinguido en las prácticas deportivas de excelencia para que sirvan de ejemplo positivo a las actuales y futuras generaciones, de ahí el acierto de crear salones de la fama para recordar sus hazañas y logros deportivos.
Al respecto, merced a una gentil invitación de la siempre atenta Marva Videgaray, estuve en el Museo y Salón de la Fama del Deporte Guerrerense, sitio en el interior del Centro Cultural Acapulco, dependiente del Instituto del Deporte de Guerrero, en donde atendido por Consuelo Barragán y Marbella Trinidad, tuve acceso a una galería de distinguidos deportistas acapulqueños y guerrerenses con fama internacional la gran mayoría de ellos, que solo por nombrar a algunos, estaban Clemente Mejía Ávila, Marco Morlett Sutter, Carlos E. Turquie, Erubey “Chango Carmona”, Jorge Marrón, Mague Nozari de M., Marcos Villasana, Manuel Romero Urrea, Ma. Luisa Ocampo, Rubén Uriza C., Reynold Méndez S., Alma Vázquez, dentro de 40 exponentes.
Sin embargo no vimos a varios que deberían estar v.gr.: María Eugenia Walls, distinguidísima campeona sobresaliente en natación, así como la falta de elementos característicos de los galardonados, lo que hace ver pobre a dicha exposición, sin perjuicio de la falta total de difusión para que tanto la gente local como los turistas tengan un atractivo mas en este puerto, ya que casi nadie conoce la existencia de este lugar, casi en el olvido. Bien sería incluirlo en las promociones del puerto y, consecuentemente, su enriquecimiento de material de exposición, entre otros, como de nombres que le han dado prez a nuestra entidad en el mundo. O usted, entusiasta lector, ¿qué opina?
El deporte es consustancial a la existencia del ser humano, lo cual no se circunscribe al mero ejercicio físico, sino que requiere de entrenamiento, de constancia y del desarrollo pleno de ciertas peculiares facultades de los seres humanos, básicamente.
Así se han creado disciplinas específicas para desarrollar dichas facultades, tanto como se han creado competencias para estas especialidades como un estímulo para su desarrollo a grados de obtener la excelencia en los diferentes ámbitos de su ejercicio, ya sea local, nacional o internacionalmente considerando el grado o nivel de las diferentes capacidades que los deportistas puedan realizar al respecto.
De esta guisa se organizan torneos, competencias, juegos, olimpíadas, de ciertas especialidades del deporte como son, entre otros, la gimnasia, la natación, el atletismo, la lucha greco-romana, la equitación, la esgrima, el esquí, el patinaje en hielo, el boxeo, y tantos otros mas los cuales han llegado a extremos de realización que implican una constante superación de los deportistas que cada vez se ven rebasados en sus logros por los nuevos adquiridos de parte de las recientes generaciones de deportistas especializados.
Ello implica, como es obvio, un gran estímulo para los deportistas y, en especial, para la niñez y la juventud para actualizar le eterna y sapientísima filosofía del principio clásico de la cultura occidental de mens sana in corpore sano.
Es pues una necesidad básica, elemental, el que nuestra niñez y juventud, especialmente, así como el resto de la población, que se practique el deporte como un medio eficaz para inhibir el deseo de los mas jóvenes por vivir la vida “fácil” de la delincuencia y la drogadicción, que devienen en los grandes males de nuestro tiempo y que es un mal (el de las drogas) que afecta ya no solo a los estadounidenses quienes lo impusieron y los han convertido en el mercado mas grande del mundo y mientras no lo combatan a fondo en sus propias fronteras, muy difícil será abatir el tráfico de estupefacientes hacia su país, aunque de paso ya nos involucraron en el consumo y comercialización de éstos.
De esta guisa la práctica del deporte se convierte en un gran remedio para inhibir las conductas que devienen en delictivas, así como que propicia una mayor y mejor longevidad para quienes lo practican.
Aunado a ello, es menester tener lugares para celebrar y reconocer a quienes se hayan distinguido en las prácticas deportivas de excelencia para que sirvan de ejemplo positivo a las actuales y futuras generaciones, de ahí el acierto de crear salones de la fama para recordar sus hazañas y logros deportivos.
Al respecto, merced a una gentil invitación de la siempre atenta Marva Videgaray, estuve en el Museo y Salón de la Fama del Deporte Guerrerense, sitio en el interior del Centro Cultural Acapulco, dependiente del Instituto del Deporte de Guerrero, en donde atendido por Consuelo Barragán y Marbella Trinidad, tuve acceso a una galería de distinguidos deportistas acapulqueños y guerrerenses con fama internacional la gran mayoría de ellos, que solo por nombrar a algunos, estaban Clemente Mejía Ávila, Marco Morlett Sutter, Carlos E. Turquie, Erubey “Chango Carmona”, Jorge Marrón, Mague Nozari de M., Marcos Villasana, Manuel Romero Urrea, Ma. Luisa Ocampo, Rubén Uriza C., Reynold Méndez S., Alma Vázquez, dentro de 40 exponentes.
Sin embargo no vimos a varios que deberían estar v.gr.: María Eugenia Walls, distinguidísima campeona sobresaliente en natación, así como la falta de elementos característicos de los galardonados, lo que hace ver pobre a dicha exposición, sin perjuicio de la falta total de difusión para que tanto la gente local como los turistas tengan un atractivo mas en este puerto, ya que casi nadie conoce la existencia de este lugar, casi en el olvido. Bien sería incluirlo en las promociones del puerto y, consecuentemente, su enriquecimiento de material de exposición, entre otros, como de nombres que le han dado prez a nuestra entidad en el mundo. O usted, entusiasta lector, ¿qué opina?
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