De la educación...

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


El recién pasado 15 de los corrientes nos recuerda un hecho verdaderamente trascendental, habida cuenta de que el Benemérito de las Américas, el insigne patriota Don Benito Juárez García, en este día pero del año de 1861 decreta la Ley de Instrucción Pública la cual vino a ser un verdadero parte aguas en la forma y fondo de la impartición de la instrucción pública en nuestro país.

En efecto, recordemos que en Enero de dicho año, cuando Juárez entró a la ciudad de México en consecuencia con el triunfo del Partido Liberal sobre el Partido Conservador, dando fin a la Guerra de Reforma (este último como el eterno representante de las clases privilegiadas, así como de las ideas mas retrógradas y reacias a toda acción tendente a la superación de los individuos en lo particular y de los pueblos en lo colectivo ), es que sentó los pródromos para una dirección del país hacia estadios de democracia, de libertad dentro de la cual se trató de enderezar a la República hacia una estructura basada en el respeto a la Ley, a la protección de los derechos fundamentales de los ciudadanos, entre los cuales se establecía ya, por urgente, una separación de la Iglesia y el Estado.

De esta guisa se abría una nueva etapa para todos los aspectos de la vida nacional, v. gr.: en lo político, lo económico, lo social y en un área trascendental en la vida de los pueblos, la cultural, habida cuenta de que la administración liberal debía de reorganizarse. Para este efecto nombró como ministro de Justicia e Instrucción Pública a Don Ignacio Ramírez, el Nigromante, ínclito personaje de los liberales de entonces con ideas de vanguardia.

De esta suerte y dentro de ese contexto, el 15 de Abril de 1861 se emitió la Ley de Instrucción Pública, cuyo cuerpo normativo verdaderamente reformaba la educación que entonces se impartía tanto en los niveles elemental y secundario, como en el medio y superior. Así, la instrucción primaria, tanto en el Distrito Federal como en los Territorios, quedaba bajo la inspección del gobierno federal y con ello se abrirían escuelas para niños de ambos sexos. Esta Ley, además, establecía un plantel de estudios preparatorios para la instrucción secundaria y escuelas especiales (profesionales).

En suma, refrendaba el compromiso del estado por impartir una educación laica, libre de dogmatismos y de enseñanzas religiosas.

Es importante aclarar que antes de ello, en las escuelas públicas se impartía la religión católica, como consecuencia de 300 años de dominación española y de la intransigencia de la misma para no aceptar la libertad de cultos, la libertad religiosa, imponiéndose ésta como obligatoria y única.

Y después de ese esfuerzo heroico desplegado por esa pléyade de ínclitos personajes de La Reforma, los héroes de esta guerra fratricida promovida por los conservadores y patrocinada y azuzada por el clero, se logró institucionalizar la educación laica, la cual no es contraria a ninguna religión, solo que se evita tanto la hegemonía de una sola, como la impartición de dogmas religiosos con lo cual dejan fuera a aquellos que comulgan con otras religiones distintas.

Por eso las últimas reformas al Art. 24 de la Constitución por parte del Congreso de la Unión, nos parecen que además de ser innecesaria pues como estaba redactado esta artículo era bastante claro, ahora se presta a la confusión e implica la creación inmediata del reglamento correspondiente para evitar las tergiversaciones mal intencionadas de aquellos que quieren volver a los estadios decimonónicos en materia religiosa, considerando su incansable y permanente pretensión de impartir doctrinas religiosas en las escuelas públicas, así como celebrar actos del culto de manera pública, fuera de los templos sin solicitar y obtener el permiso de la autoridad gubernativa.

Por eso existe la memoria histórica, para evitar que una vez mas las fuerzas mas oscurantistas del país vuelvan por sus fueros y privilegios, en detrimento del ejercicio de nuestras libertades ya que el Congreso dio un paso atrás en esta materia, subsanable todavía si las legislaturas de los estados no aprueban esta contra reforma. No echemos por la borda nuestros avances históricos. Mantengamos el estado laico. O usted, laico lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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