Por el Mtro. Fernando Reyes Baños


La diversidad, de acuerdo a Swartz (2009), se ha convertido en un término omnipresente en el ámbito educativo, aun cuando el proceso aditivo que implica no siempre logre convergir con la perspectiva y la cultura correspondientes a las minorías históricamente marginadas, debido a prácticas formativas que han demostrado ser poco eficientes para sensibilizar a quienes, al ser portadores del discurso hegemónico, se mantienen al margen de la consciencia cultural de los grupos excluidos a los que siguen percibiendo como diferentes a ellos.

En las escuelas, por ejemplo, a pesar de que a los maestros se les prepara con cursos básicos para enseñar a sus estudiantes aspectos centrales sobre la sexualidad humana, al momento de revisar este tema en clase dejan atrás el trasfondo antropológico y social que podría ser útil para entender conceptos como orientación sexual, identidad y roles sexuales, y se basan en cambio en la biología para brindar sus explicaciones, aprovechando cualquier oportunidad para infiltrar, desde su propia perspectiva, una moralidad vinculada con las dimensiones simbólica y normativa del sistema sexo/género imperante (Ortiz, 2005); y todo ello sin mencionar además, la omisión de una conversación integral y crítica que resultaría importante para que los estudiantes tomaran consciencia de las diferentes construcciones que hacen los individuos en torno a su identidad sexual y su manera de relacionarse con las demás personas (Sears, 1997).

Considerando lo anterior, la pregunta que se desprende no es ya si la sociedad es tolerante o no (dados los acontecimientos de las últimas décadas es evidente que, en materia de tolerancia y respeto a la diversidad sexual, México tiene mucho trabajo por hacer todavía), sino por qué la mayoría que integra a una conformación social específica no está siendo tolerante con esas minorías históricamente marginadas. De acuerdo con Figueroa, Hernández, Lamas, y Perelman (2001), un punto de partida para aproximarse a una posible respuesta al respecto es la construcción de la identidad genérica de los hombres, que está asociada con los preceptos que la heterosexualidad normativa dictamina, modelo que además suele ser considerado por la sociedad como lo "normal" y lo “naturalmente dado”; en dicho modelo, la sexualidad es vivida como un ejercicio de poder, como una forma de controlar a las parejas que el hombre "conquista", representando una hegemonía que excluye cualquier otra forma de vivir la sexualidad, razón por la que cualquier otro modelo es visto como subordinado a éste, lo que justifica que sus representantes sean normalmente etiquetados y encasillados socialmente como grupos periféricos o minorías que deben ser "toleradas", desde luego en la acepción negativa del término (donde la tolerancia equivale a “soportar”), lo que tarde o temprano llega a convertirse en fuente de discriminación para los grupos que, digamos, no encajan en dicho modelo (González, 2001).

Cuestiones semejantes hacen necesaria y pertinente la reflexión en torno a la diversidad sexual, ya que los aspectos señalados con anterioridad no sólo afectan a los grupos que han sido valorados negativamente por su orientación sexual como minorías (Granados & Delgado, 2008; Castañeda, 2000; Ortiz, 2005), sino también a quienes viven la sexualidad bajo el estandarte de la masculinidad hegemónica y, por asociación, a los elementos que ésta implica: estereotipos de género, valores predominantes del sistema sexo/género (heterosexismo y androsexismo, principalmente) y heterosexualidad normativa (Wilson, 2005).


Referencias
  • Castañeda, M . (2000). La experiencia homosexual. México: Paidós.
  • Figueroa, J. G., Hernández Forcada, R., Lamas, M. y Perelman Javnozon, L. (abril, 2001). Tolerancia y ejercicio sexual de los varones: tensión entre minorías y hegemonías. Mesa redonda presentada en el Seminario Internacional sobre Tolerancia, Ciudad de México, México.
  • González Valenzuela, J. (2001). Los límites de la tolerancia. Conferencia magistral presentada en el Seminario Internacional sobre Tolerancia, Ciudad de México, México.
  • Granados Cosme, J. A. y Delgado Sánchez, G. (2008). Identidad y riesgos para la salud mental de jóvenes gays en México: recreando la experiencia homosexual [Versión impresa]. Cad. Saúde Pública, 24(5), 1042-1050.
  • Ortiz-Hernández, L. (2005). Influencia de la opresión internalizada sobre la salud mental de bisexuales, lesbianas y homosexuales de la Ciudad de México [Versión impresa]. Salud mental, 28(04), 49 - 65.
  • Sears, J. T. (1997). Centering culture: Teaching for critical sexual literacy using the sexual diversity wheel [Versión electrónica]. Journal of Moral Education, 26(03), 273-283.
  • Swartz, E. (2009). Diversity: Gatekeeping Knowledge and Maintaining Inequalities [Versión electrónica]. Review of Educational Research, (79), 1044-1083.
  • Wilson Osorio, J. (2005). Flexibilización masculina. Revista de menopausia. Recuperado el 10 de octubre de 2010 en http://www.encolombia.com/menovol6200-flexibilizacion.htm



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