De la basura moral...

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Por el Mtro. Rodrigo Juárez Ortiz


Usando un concepto ecologista sabemos actualmente que la basura es la conjunción de los desechos orgánicos e inorgánicos, mezclados de tal manera que forman una unidad nauseabunda, molesta, que invita al rechazo y al mismo tiempo a su limpieza y a su aprovechamiento, pues ya sabemos que la separación de estos elementos por un lado lo orgánico nos permite la confección de las compostas propias como fertilizantes y por el otro, lo inorgánico nos permite su industrialización vía el reciclaje.

Por lo que hace a la moral, normalmente se le considera como lo relativo a las normas de conducta sobre el bien y el mal, y también conforme a las buenas costumbres, lo que en términos reales y objetivos nos deja a la vera del camino habida cuenta de que no existe un criterio objetivo de lo que sea el bien o el mal, toda vez que una conducta que pudo haber sido “buena” en un lugar y un tiempo determinado, la misma conducta, en otro tiempo y en el mismo lugar puede ser calificada de “mala” o bien podríamos decir que no es posible encontrar un solo ejemplo de conductas que, en todo tiempo y lugar hubiesen sido consideradas como moralmente debidas o indebidas.

De esta guisa es obvio que sentimos en la actualidad que el ser humano se envuelve en un entorno de practicidad, de utilitarismo a ultranza, es decir, en donde se asocia con un hedonismo tal que soslayan y evaden una concepción eudemonista del mundo y la vida.

Así, somos testigos de cómo los bípedos implumes se debaten en una vorágine por alcanzar y obtener niveles execrables de utilidades, de bienes materiales basados en el egoísmo para satisfacer necesidades afectivas, emocionales, y carencias económicas, de amor y de pertenencia a un núcleo positivo. Nos vemos rodeados de gente sin palabra, sin honor, sin verticalidad, sin compromiso y lo más grave es que la gran mayoría, de una manera pueril, inmadura y por ende egoísta, solamente trata de avasallar al prójimo en lugar de ser consciente de que como ser humano tenemos la posibilidad de solidarizarnos, y realizar a plenitud todas nuestras facultades que nos caracterizan como tales, como seres humanos.

Aunado a lo anterior es obvio que la función básica y elemental que se desarrolla está encaminada no a ser sino a tener y esto implica la utilización de medios y no necesariamente los éticos para obtener los fines propuestos partiendo de la idea, equivocada, de que el fin justifica los medios cuando en realidad el fin solo condiciona los medios.

La violencia execrable que nos invade; la corrupción galopante que nos ahoga; la falta de honestidad y de veracidad en los compromisos que se adquieren; la carencia total del honor, de la dignidad, y del respeto a si mismos; en donde abundan el latrocinio, el homicidio, el sadomasoquismo, el despojo, la agresión, el abuso, en donde los victimarios, al amparo del poder político o del poder económico avasallan a sus victimas normalmente seres de los sectores menos privilegiados de nuestra sociedad, son los síntomas de nuestra sociedad..

Por hambre, que es la mas ingente de las necesidades, la gente se prostituye, y se aleja cada ves más de los valores y no es que estos ya no existan, sino lo que pasa es que no se enseñan, y no se predican con el ejemplo, lo cual es atribuible a una deficiente educación tanto en el hogar como en la enseñanza escolar, pública y privada. La formación de nuestros niños y de nuestros jóvenes está carente de la estructura ética, entendiendo por esto último, aquello que estudia el sentido de la conducta, y por consiguiente carente de la escala axiológica paradigma en la cultura occidental de la cual abrevamos.

Es obvio que urge que en el entorno familiar, en el entorno social y con la participación conjunta de gobernantes y gobernados, seamos conscientes de la necesidad imperiosa y urgente que tenemos de rehabilitar la conciencia ciudadana en seguimiento a nuestros valores, lo cual solo se podrá conseguir cuando todos participemos responsablemente en su consecución. De lo contrario cada vez más iremos en un declive que nos deteriora, nos aniquila y nos desintegra como seres humanos y como sociedad.

Echemos fuera la basura moral. Seamos conscientes de nuestra responsabilidad histórica, luchemos cada quien en su ámbito de participación por lograr ser mejores individuos, así como mejores ciudadanos. La patria lo agradecerá. O usted, ético lector, ¿Qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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