Sistema sexo/género

Por el Mtro. Fernando Reyes Baños


Resulta interesante revisar las diferentes formas en que algunas disciplinas han re-elaborado el concepto género. El caso más notorio es el de la antropología, con Gayle Rubin, quien sostenía que las relaciones entre sexo y género constituyen un sistema social o, para usar sus propios términos, un sistema sexo/género, dentro del cual se hallan aspectos tan importantes como el lugar que ocupan en la sociedad las mujeres y las minorías sexuales.

Con la expresión sistema sexo/género se hace referencia a las formas de relación que se establecen entre hombres y mujeres en una sociedad. Tales relaciones, se producen de acuerdo a un sistema de poder que define condiciones sociales distintas para hombres y mujeres al asignárseles papeles y funciones acordes con su posición en la sociedad como seres con poder o subordinados a éste (Aguilar, 2008); en dicho sistema, también se define la configuración de aspectos como la reproducción, la procreación, la expresión sexual, etcétera. Cabe destacar que en algunas teorías feministas, la expresión "sistema sexo/género" ha sido utilizada como sinónimo de "patriarcado" o “sociedad patriarcal” (Ruiz-Giménez, 2008).

Una cuestión que debe resaltarse de esta aportación es que, según Gayle Rubin, en cada sociedad habría un sistema sexo/género particular, es decir, un conjunto de arreglos con los que cada sociedad transforma el aspecto biológico de la sexualidad en productos de la actividad humana. Aguilar (2008) por su parte, enfatiza las relaciones inherentes a este sistema bajo la óptica del poder y como éste define condiciones sociales distintas para hombres y mujeres, debido a los papeles y funciones que se les asigna a cada uno en la sociedad y a su asunción como seres subordinados o seres con poder. Comenta la autora: “Nuestras actuales sociedades occidentales están sujetas por un sistema sexo/género que sostiene una relación desigual de poder entre mujeres y hombres” (Aguilar, 2008, p. 4).

A partir de tales consideraciones, la posición de las mujeres en las distintas sociedades comenzó a ser vista de otra manera, motivo por el cual, los análisis sociales comenzaron a tomar en cuenta, según Montecino y Rebolledo (1996), las siguientes ideas en sus estudios vinculados con el concepto género:

1. Idea de la variabilidad. “Ser hombre” o “ser mujer” son construcciones culturales, por lo que su definición dependerá de la cultura de que se trate, siendo imposible referirse a uno o a otro como categorías únicas.
2. Idea de lo relacional. El género hace referencia a la distinción entre femenino y masculino, por lo que resulta preciso estudiar las relaciones entre hombres y mujeres, sobre todo si en la mayoría de las sociedades occidentales, sus diferencias producen desigualdad.
3. Idea de la multiplicidad. El género se experimentará y definirá, de manera particular, toda vez que se considere la pertenencia del sujeto a una etnia, clase, edad, etcétera, por lo que su comprensión no sólo implica a uno de sus perfiles (el género), sino la inclusión de todos los que estén implicados con él simultáneamente y que, en conjunto, modelen su ser femenino o masculino.
4. Idea de posicionamiento. Se refiere al contexto donde se dan las relaciones de género de hombres y mujeres, y a la diversidad de posiciones que cada uno de ellos ocupe, especialmente, si se hace referencia a sociedades complejas.

En suma, todas las sociedades han regulado históricamente la sexualidad de los individuos que las integran, quienes al adoptar una identidad y un rol de género basados en sus diferencias anatómicas llegan a percibirse como seres masculinos o femeninos, así como poseedores (o desposeídos de) las condiciones de vida que se distribuyen de manera desigual entre hombres y mujeres, situación que dependerá de los estereotipos de género que predominen en ese contexto sociocultural (Lamas, 1995), aunque las sociedades occidentales generalmente favorecen a los varones debido a que los valores dominantes del sistema sexo/género que las configura, se caracteriza por su apego a los estereotipos de género, su heterosexismo y su androcentrismo.


Referencias

• Aguilar García, T. (septiembre 1, 2008). El sistema sexo-género en los movimientos feministas [Versión electrónica]. Amnis, consultado el 12 octubre 2010 en http://amnis.revues.org/537
• Ruiz-Giménez Aguilar, M. (2008). Vivir juntos y juntas en mundos separados. Hombres y mujeres en tiempos de cambio [Versión impresa]. Humanismo y Trabajo Social, 7, 33-62.
• Montecino, S. y Rebolledo, L. (1996), Conceptos de género y desarrollo. Serie de apuntes docentes. Santiago de Chile. PIEG. Recuperado el 9 de octubre de 2010 en http://www.google.com.mx/url?sa=t&source=web&cd=4&ved=0CCUQFjAD&url=http%3A%2F%2Fjp.op.org%2Fsite%2Findex.php%3Foption%3Dcom_docman%26task%3Ddoc_download%26gid%3D147%26Itemid%3D6%26lang%3Den&rct=j&q=CONCEPTOS%20DE%20GENERO%20Y%20DESARROLLO%20y%20sonia%20montesinos&ei=5-KzTPr4E5PSsAOGwr3fCA&usg=AFQjCNHrqp14s88XuuSvhTAO-6L3yMOn-Q&cad=rja
• Lamas, M. (1995). Usos, dificultades y posibilidades de la categoría género [Versión impresa]. La ventana, (01), 10-61.

Imagen: Futbolito de mujeres, acuarela de Areli Eunice, tomada del blog de Atenea Acevedo.