Verdugo blanco

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Por Guillermo Ezequiel Tibaldo


Desde que ha desaparecido de mi casa, paso por aquella puerta y me siento un hombre desnudo. Creo que detrás de aquellos vidrios de espejo que encarnan las ventanas, todavía me mira impacientemente a que vaya a disculparme. Aunque no tenga ningún sentimiento que me ligue a sus recuerdos, no puedo evitar sentir el escalofrío que asciende por mi espalda cada vez que lo pienso.

Por eso esta vez me decidí a entrar de una buena vez, y para mi suerte, el cerrojo aún estaba dispuesto a recibir mi llave, tanto como las baldosas verdes a concebir mis pasos: caminé suavemente, como el detective que de antemano conoce las respuestas, aquel que no revela ningún gesto pero que aún así, interpreta demasiado.

En la pileta de la cocina aún yacía el cuchillo rojo, cubierto por una servilleta gastada. No dudé en tomarlo cuidadosamente y acercarme hasta el espejo del baño para imitar nuevamente mi crimen con una sonrisa satánica. Creo que puedo sentirme inocente sin tener que disimular mis acciones ante nadie ni conformarlos con una buena coartada. ¡Aunque me doy cuenta de que hubiese lucido mejor con el cuchillo en la mano izquierda y la camisa azul que uso para el trabajo! Solo detalles de decoración que hubiesen completado la escena.

De pronto escucho un golpe en la cocina, y aún en el baño, me ahogo en los pensamientos que se derrumban como un castillo de arena en batalla con el mar. Porque presiento que ella ha vuelto, y me atemorizo por no saber enfrentarla o por no haberlo hecho bien la primera vez. Pero es demasiado tarde y se que quien comete un crimen, no se detiene hasta que lo atrapen, quizás porque es una especie de trampa interna para lucirnos hasta el extremo con nuestros propios engaños.

Finalmente abre la puerta, y sin darle tiempo, hundo el cuchillo por entre sus manos y le rebano un pedazo.

Es que no puedo resistirme, los pasteles que cocina, son demasiado sabrosos.



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.



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