De la incertidumbre...

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Por Rodrigo Juárez Ortiz


La incertidumbre o sea la falta de certeza y de seguridad, obviamente es causa de la ausencia de un conocimiento claro, seguro y evidente de las cosas.

A todos, o casi a todos nos gusta saber que lo que vamos a hacer o no hacer, lo que vamos a decir o no, lo que vamos a recibir o lo que vamos a dar debe tener grandes dosis de veracidad, de certeza, de objetividad, para estar en condiciones de poder calcular o adelantar elementos que nos van a permitir actuar en consecuencia en busca, casi siempre, de obtener los resultados apetecidos, los pronósticos acerca de los resultados de las acciones u omisiones de nuestra parte, así como de lo que piensan, sienten o quieren las personas con quienes nos interrelacionamos. Vamos, es una condición inherente al ser humano.

De esta guisa los tiempos que corren, los tiempos que nos ha tocado vivir acusan una gama infinita de sucesos que, dada la vertiginosidad de los acontecimientos, así como los adelantos tecnológicos y científicos reportados (no siempre) por los medios, aunados al aumento considerable de la población, nos ponen a la expectativa de lo que pudiera suceder en relación con la salvaguarda de nuestra integridad física, de nuestra vida, de nuestro patrimonio y lo mas trascendental, de nuestra libertad a sabiendas de que no hay mas libertad que la libertad jurídica, habida cuenta de que mientras todo lo que pensamos, sentimos o queremos se mantenga en nuestro fuero interno, no pasa nada, todo queda en el terreno de lo subjetivo, pero en el momento en que ello se extrovierte, vamos, cuando se hable de bulto, entonces ya se llama conducta y todos sabemos que la conducta se rige por el derecho, ya que éste se define como el orden coactivo de la conducta y aun cuando existen varias normas que pretenden regular dicha conducta como son aquellas llamadas del trato social, religiosas, éticas, etc., éstas no dejan de ser subjetivas y solo compete al interesado cumplirlas o no, y por ende no pasa nada, en cambio la norma jurídica si tiene trascendencia pues su carácter es obligatorio, le guste o no al destinatario de dicha norma, merced al carácter coactivo del derecho, por parte del estado. Es así que podemos decir que no hay mas libertad que la libertad jurídica y consiste en una verdadera sencillez: la escogitación entre acatar o no acatar la norma.

Sin embargo existen bípedos implumes que tienen una resistencia, diríamos natural, a obedecer la ley, a acatarla y disponen de todos los medios a su alcance para infringirla siempre en aras de sus intereses personales, individuales o de grupo, sin importar el resto de la comunidad lo cual hace verdaderamente grave cuando ello lo practican los servidores públicos encargados de cumplir con el mandato de la ley.

Así, la población actual está en una total incertidumbre o como dijeran las beatas, con el Jesús en la boca, por la gran violencia que se ha desatado en todas partes, por los asaltos a mano armada, por los homicidios (que dejan como un pipiolo a Jack El Destripador), los secuestros, las extorsiones, en fin toda suerte de hechos delictivos aderezados con la mas sanguinaria crueldad.

Es el caso que, lamentablemente, resulta obvio que las autoridades (de los tres niveles) han quedado rebasadas ante esta ignominiosa realidad (a pesar de los esfuerzos que se han realizado para resolverla) siendo agravada por la participación por acción u omisión, en su caso, de miembros de las mismas autoridades encargadas de su combate, dado que ya han sido penetradas por la delincuencia organizada y convertido en cómplice, dejando en un estado de total indefensión al conglomerado social.

Entonces ¿quién podrá salvarnos? Es menester, en consecuencia, responsabilizarnos todos, gobernantes y gobernados, dentro de la ley y en ejercicio de nuestra libertad, participar responsablemente en las acciones tendentes a lograr la certeza y la seguridad, dejando de sobrevivir en la incertidumbre y el caos. O usted, desorientado lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

Periplos en red busca crear espacios intelectuales donde los universitarios y académicos expresen sus inquietudes en torno a diferentes temas, motivo por el cual, las opiniones e ideas que expresan los autores no reflejan necesariamente las de Periplos en red , porque son responsabilidad de quienes colaboran para el blog escribiendo sus artículos.



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