Por Fernando Reyes Baños


Aunque por un lado se les considere como subordinados a la masculinidad hegemónica y no reciban, por esta razón, la misma deferencia y respeto que socialmente les correspondería si no fueran gays o lesbianas, por otro lado los homosexuales son percibidos como transgresores de los estereotipos de género al retar, con su homoerotismo, el poder de la masculinidad hegemónica y su discurso moralizador (Ramírez & García, 2002), por lo que son estigmatizados con regularidad, al ubicarse en una posición contra-hegemónica y contestaria respecto a la heteronormatividad (Díaz, 2004); sin embargo, el conflicto que tienen que afrontar quienes incumplen con los requisitos del "deber ser" social y exclusivamente construido para hombres y mujeres es, precisamente, cómo asumirse ante la dicotomía sexual que el sistema sexo/género predominante pretende importar e imponer como categorías y estereotipos de género; al respecto Ortiz (2004) comenta que, los homosexuales no cuentan con un patrón comportamental socialmente especificado que puedan seguir para lograr un desarrollo feliz de su identidad sexual (más adelante se ahondará al respecto), por lo que sólo les queda la opción de concebirse como seres distintos, exentos de cualquier prescripción estereotípica sustentada por la estructura social (Barberá, 2004; Díaz, 2004); cabe señalar además, que los gays y lesbianas suelen ser pensados por la sociedad como varones femeninos y mujeres masculinas, respectivamente, asociaciones que no siendo un reflejo fiel de toda la realidad (debido a que hay varones homosexuales masculinos y lesbianas femeninas) son reproducidas, de manera constante, en los chistes y albures que cotidianamente se expresan en el lenguaje popular y usadas como motivo para las parodias y sketches cómicos que suelen ser difundidos por los medios masivos de comunicación.

Debido a la transgresión que gays y lesbianas pueden representar para la masculinidad hegemónica entran en juego los denominados mecanismos de control social. Tales mecanismos forman parte del proceso de socialización y su objetivo es que los individuos cumplan con los valores dominantes definidos por el sistema sexo/género (Ortiz, 2004). Tales valores son: el apego a los estereotipos de género, según los cuales, los varones deben ser masculinos y las mujeres femeninas; el heterosexismo, sistema ideológico que niega, denigra y estigmatiza todo aquello que difiera de la heterosexualidad; y por último, el androcentrismo, con el cual, se asume la inferioridad o subordinación de lo femenino ante lo masculino (Ortiz, 2005); en el caso particular de gays y lesbianas intervienen, al menos, cuatro mecanismos de control social: homofobia, invisibilidad, asignación de aspectos negativos y discriminación.

Revisaremos a continuación el primero de tales mecanismos, dejando para el siguiente artículo, el resto de ellos:

Homofobia.- Desde la época prehispánica ha existido en México un fuerte rechazo a la homosexualidad, el cual recibe por nombre, homofobia. Ésta se encuentra estrechamente relacionada con el origen de los trastornos mentales más importantes que llegan a presentar los homosexuales; lo más relevante (y preocupante) de todo es que no se trata, como ya se indicó anteriormente, de un "simple" rechazo a la homosexualidad (recuérdese que puede abarcar desde las acciones ofensivas hasta la violencia), sino que constituye "(...) un referente fundamental con que se construye el modelo dominante de masculinidad en las sociedades contemporáneas" (Granados & Delgado, 2008, p. 1043).


Referencias
  • L. Ramírez, R. y García Toro, V. (2002). Masculinidad hegemónica, sexualidad y transgresión [Versión impresa]. Centro Journal, 14(1), 5-25.
  • Díaz Álvarez, M. (2004). Homosexualidady género [Versión electrónica]. Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), 11(31), 1-12. 
  • Barberá Heredia, E. (2004). Perspectiva socio-cognitiva: estereotipos y esquemas de género. En E. Barberá e I. Martínez Benlloch (Eds.). Psicología y género. España: Pearson Prentice Hall.
  • Ortiz-Hernández, L. (2004). La opresión de minorías sexuales desde la inequidad de género. [Versión impresa]. Política y cultura, (22), 161-182.
  • Ortiz-Hernández, L. (2005). Influencia de la opresión internalizada sobre la salud mental de bisexuales, lesbianas y homosexuales de la Ciudad de México [Versión impresa]. Salud mental, 28(04), 49 - 65.
  • Granados Cosme, J. A. y Delgado Sánchez, G. (2008). Identidad y riesgos para la salud mental de jóvenes gays en México: recreando la experiencia homosexual [Versión impresa]. Cad. Saúde Pública, 24(5), 1042-1050.



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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