De la Reforma...

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Por Rodrigo Juárez Ortiz


21 de Marzo, día inolvidable para el hemisferio occidental, habida cuenta de que es el inicio de la Primavera y el comienzo del nacimiento de flora y fauna con la proliferación de todo tipo de plantas y flores y el apareamiento de las especies animales en un ritual fantástico de reproducción para evitar que éstas se extingan.

Y en especial, también para nuestro país, toda vez que en un día como hoy pero de 1806 nace en la región zapoteca oaxaqueña uno de los personajes más relevantes de nuestra historia Patria, quien merced a una inteligencia excepcional, a una constancia y voluntad de hierro, así como de un acendrado patriotismo, nos legó un ejemplo de honradez, de verticalidad, de responsabilidad, de sencillez, de visión de Estado, de sabiduría y criterio jurídicos, tanto en su vida personal como en su carácter de hombre público, como estadista; cualidades que resaltan al hacernos sabedores de su lucha incansable en contra de las injusticias lacerantes cometidas en contra de la población mexicana por parte de los privilegiados de entonces: el alto clero, la milicia y los dueños de la riqueza económica, y luchando en contra de fuerzas internas y externas que querían conservar sus privilegios adquiridos por casi trescientos años de dominación colonial, los primeros y por el espíritu expansionista e imperialista de los segundos.

Ínclito personaje que supo luchar y vencer en contra de la adversidad, de los prejuicios de su época (racismo, clasismo, fanatismo religioso y autoritarismo, entre otros), es y deberá ser eternamente recordado con agradecimiento por parte de todas las generaciones bien nacidas por habernos legado los principios fundamentales de soberanía, libertad, así como un profundo espíritu republicano, con prevalencia del estado laico.

Su pensamiento jurídico-político, enriquecido por la pléyade de preclaros y patriotas personajes de su época y afines a su ideología de liberal moderado, logró plasmarse en las Leyes de Reforma, las cuales tuvieron como propósito principal el separar la Iglesia y el Estado, cuenta habida de la intromisión grosera y abusiva de ésta en los asuntos que solo deben de ser competencia del Estado, pero una siniestra costumbre de mas de trescientos años, les creó los “derechos” para seguirlos usufructuando.

Así, las Leyes de Reforma constan de cuatro etapas, todas muy importantes, iniciando con la Reforma de Valentín Gómez Farías en 1833, pero en la segunda, aparece la Ley Lerdo, la Ley Juárez y la Ley Iglesias, después vino la Constitución de 1857en que se convirtió la Revolución de Ayutla al derrocar al funesto Santa Anna, dando pie a que la clerecía y parte del pueblo estuvieran en desacuerdo afirmando que atacaban a la religión, haciendo surgir conspiraciones por parte del clero. Después del Plan de Tacubaya encabezado por el conservador Zuloaga pidiendo la anulación de la Constitución , Comonfort asume el poder pero ante su incapacidad para resolver los problemas suscitados en todo el país huye de México, asumiendo el poder, por ley, Don Benito Juárez a la sazón Ministro de la S.C.J.N. en 1858, dando origen a la Guerra de Reforma o de Tres Años, en donde se radicaliza la postura y se ve obligado a trasladar su gobierno por varias ciudades de México, luego sale del país a Panamá y regresa por Veracruz en donde expide, en su cuarta etapa, las Leyes de Reforma: Nacionalización de Bienes Eclesiásticos (1859); Matrimonio Civil (1859); Registro Civil (1859); Secularización de Cementerios (1859); Días Festivos (1859) y Libertad de Cultos ( 1860). En 1861 vence a los conservadores, regresa a México y en 1862 tiene que enfrentarse a las fuerzas francesas solicitadas por los traidores vende patrias conservadores apoyados por la clerecía, la cual fue despojada de sus privilegios y desde entonces lucha por recuperarlos, lo cual está logrando con los “ gobiernos” panistas y los actuales. ¡Sigamos honrando a Juárez! Bien merecido lo tiene! O usted, patriota lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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