De 1914...

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Por Rodrigo Juárez Ortiz


Los acontecimientos que están prevaleciendo en nuestros tiempos y mas específicamente en nuestros lares, son motivo suficiente para captar nuestra atención y, consecuentemente, nuestra preocupación por darles solución, a lo que las autoridades competentes están procurando resolver aun cuando la evidencia nos muestra la poca o nula efectividad para concluir las diferencias, al margen de la razón o sin ella que motive tales discrepancias.

Al gobierno se le acusa de timorato, de tibio, de incapaz, de ineficiente para usar el poder coactivo del Estado que el Derecho le otorga para terminar con el desorden, la barbarie, la intransigencia y la violencia de los protestantes, que se ha manifestado básicamente en agravio de la ciudadanía en general y de la imagen deteriorada de nuestros destinos de una evidente e insoslayable vocación turística ( actividad prioritaria de la subsistencia del estado), aun cuando hay voces que, por el contrario, alaban la prudencia, la sensatez y el espíritu de concordia y de utilización del diálogo que los gobernantes tratan de imprimir a sus actuaciones o a sus omisiones respecto al problema en cuestión.

Sin embargo ello no es óbice para recordar, no en plan de revanchismo, sino en plan de elementos de cohesión de nuestro carácter de nación (sin el cual no tendría sentido nuestra pertenencia a este país), un evento que nos da, una vez mas, la imagen real de nuestro vecino del norte y que no ha variado, en el fondo, un ápice.

Es el caso de que este próximo 21 de Abril (el domingo) nos recuerda que en un día así, pero de 1914, el puerto de Veracruz sufrió, una vez más, la invasión injusta, abusiva, sin declaración de guerra y, obviamente, en contra de los más elementales principios del derecho internacional, de las fuerzas navales de los E.U.A.

Ya sabemos que siendo congruentes con su política expansionista y, por ende, imperialista, se extiende allende sus fronteras y se trata y logra la empresa del “destino manifiesto”, por consiguiente, la historia de los Estados Unidos.

Siendo su presidente Woodrow Wilson los E.U.A. siguieron utilizando la retórica de los apoyos a las democracias pero básicamente sustentando (política y militarmente) las inversiones de sus nacionales acaparadores de las materias primas de los países explotados.

Conscientes de que México, por conducto de Venustiano Carranza, no iba a participar en la Segunda Guerra Mundial y de que había una competencia con Inglaterra y Francia por cuanto a sus inversiones en México, enterados de un cargamento bastante considerable de armas y municiones para desembarcar en Veracruz, para el chacal Victoriano Huerta con quien dejaron de simpatizar ( que después desembarcaron en Puerto México, ahora Coatzacoalcos y Huerta después los perdió a manos de Carranza), Wilson ordenó el ataque para apoderarse de la Aduana, el Telégrafo y otros puntos clave lo que motivó que el 21 de Abril de ese año (1914) a las 11:30 comenzara el ataque ( del cual la historia da cuenta) y que motivó la defensa del puerto con quienes había ( presos, población civil, todos voluntarios, e incluso cadetes de la Escuela Naval), entre otros Virgilio Uribe y el Teniente de Artillería, José Azueta, ya egresado, oriundo de Acapulco quien en un acto verdaderamente heroico tomó una ametralladora abandonada y desde el ángulo de la cual no podía acertar al enemigo, la puso a media calle, totalmente vulnerable y empezó a hacer bajas entre los gringos invasores los cuales le dispararon e hirieron en una pierna, lo que no le impidió seguir disparando hincado y luego le hirieron la otra pierna y después en un brazo hasta que un compañero lo rescató y le llevaron a su casa y nadie puede olvidar que el Almirante invasor al recibir el parte de ese día se enteró del heroísmo de Azueta y le envió a su médico personal para que lo curara a lo cual el héroe se negó rotundamente en un acto de dignidad y patriotismo , por cierto muy ausentes en nuestros días. Son páginas de nuestra historia que no se deben olvidar. O usted, patriota lector, ¿qué opina?



El contenido plasmado en este blog es producto de la reflexión de su autor, de sus colaboradores y de los pensadores que en él se citan. Cualquier semejanza con la realidad o alguna ficcón literaria, televisiva, psicótica paranoide o de cualquier otra índole es mera coincidencia

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