De la confusión...

Por Rodrigo Juárez Ortiz


El término no tiene vuelta de hoja por cuanto a su significado o sea que hay confusión cuando hay falta de claridad y de orden, sin perjuicio de que implica la acción y el efecto de confundir, lo cual a su vez nos lleva a mezclar varias cosas o personas de manera tal que no puedan distinguirse unas de otras y por ello, quitar certidumbre a los dichos y a los hechos.

De esta guisa en toda relación humana siempre debe haber, además de veracidad, confianza tales que nos den certidumbre en términos generales y evitar las confusiones para poder tomar nuestras propias decisiones al actuar en relación con ellos o con terceros.

Vemos así que en las relaciones entre gobernados y gobernantes el decir de los segundos, las mas de las veces, se ve plagado de imprecisiones, de falsedades o de excesos en el relato o conteo de los “ grandes logros” obtenidos durante su mandato o el ejercicio de la función pública que se les encomienda (demagogia), sin perjuicio de que también, en algunos casos, los primeros se manejan con intereses mezquinos o ventajistas, aduciendo reclamos para beneficiar a las mayorías y que devienen, lamentablemente, en beneficios de todo tipo, pero solo para los dirigentes sedicentes “luchadores sociales” , dándose casos, también, de luchas por posiciones políticas para el beneficio de camarillas que pretenden enquistarse en las esferas del poder, soslayando las mas de las veces el verdadero motivo que debe aducirse que es el beneficio del pueblo al que deben de servir.

Es el caso que en los últimos tiempos las cosas al respecto no han cambiado mucho. Nuestros “próceres” nos dan informes que la razón y la lógica no nos permiten entender y, mucho menos asimilar, como en tratándose del movimiento de los sedicentes “maestros” de la CETEG quienes han emprendido una lucha a favor de una reforma educativa que no perjudique sus derechos laborales adquiridos ( heredar sus plazas a sus parientes; que no haya evaluación y consecuentes despidos por su ineficiencia e ineficacia); a favor del laicismo; la gratuidad en la enseñanza y el no cobro de cuotas en las escuelas públicas, entre otras. Sin embargo también se dice que es un movimiento tendente a reemplazar al SNTE el cual se ha visto minimizado por la estrepitosa caída de su lideresa perenne.

Al margen de la libertad que existe para ejercer sus derechos garantizados por la Constitución, la forma de externarla es totalmente contraria a derecho ya que entre otras, conculca derechos de terceros y que nuestros “próceres” no han manifestado la forma en que van a resarcir a las víctimas ( que son cuantiosas) de estos desmanes, por los agravios recibidos. Como consecuencia de este desorden, una asociación hotelera y transportistas organizados, entre otros han presentado denuncias al respecto, pero llama la atención que los primeros aducen la pérdida de ingresos por estos desmanes, la cancelación de reservaciones, y el no logro esperado en esta llamada “temporada” y en contraste el titular de Turismo municipal declaró sobre el éxito de esta “temporada”, de que logró no solo las expectativas, sino que las superó con creces, tanto en número de visitantes, como en ingreso económico y en ocupación hotelera. ¡Me doy! Y eso que él fue propuesto por los hoteleros. Pónganse de acuerdo, pues.

Asimismo nos enteramos que el contralor de la SEG renunció a su cargo y se dijo que por razones personales y ahora se dice que fue despedido a petición de la CETEG, por haber dado la orden de no pagar una quincena a los 6 mil y pico “maestros” faltistas. No es creíble que él haya tomado solo una decisión de esa envergadura si no se lo ordena la superioridad. También se dijo que nadie está por encima de la ley y en la especie el gobierno ha cedido en todas las pretensiones de los rijosos, pero el Congreso local se fajó los pantalones y no cedió a la presión de éstos, pero queda claro el desorden y los delitos cometidos al tomar las estaciones de radio para transmitir sus mensajes. ¿Serán sometidos al orden (solo hacer cumplir la ley) o seguirán haciendo y deshaciendo a sus anchas, sabedores de la impunidad que los cobija. O usted, confundido lector, ¿qué opina?