De la responsabilidad...

Por Rodrigo Juárez Ortiz


Hasta donde sabemos, la responsabilidad implica la calidad de ser responsable y ello significa que debe responder, rendir cuentas de sus actos o de los de los otros; así como también significa el que una persona sea consciente y formal en sus palabras, decisiones o actos, e igual, la persona que tiene autoridad, capacidad para tomar decisiones, dirigir una actividad, el trabajo de un grupo, etc.

Al respecto es válido el saber que los representantes populares, las personas elegidas mayoritariamente por el pueblo, en un país llamado democrático están mas que obligados a actuar con total, plena y absoluta responsabilidad, para consigo mismos, como personas, con quienes forman su entorno familiar y social y obvio, para con sus representados.

Es el caso que se acaba de aprobar en el Senado la normativida fundamental que va a regir el aprovechamiento en todas sus formas de los energéticos del país como la electricidad y básicamente el petróleo, recurso no renovable que ha sostenido al país a pesar de las grandes y graves corruptelas de gran calado que ha padecido por parte de los gobiernos y muy especialmente los de la “docena trágica” cuya divisa fue precisamente la corrupción.

Nos reportan los medios que en los “pasillos” se hicieron arreglos y compromisos a cambio de concesiones y otros para lograr la aprobación de un proyecto distinto al enviado pr el presidente del país, y el cual fue modificado de tal suerte que al documento que se distribuyó para su análisis y aprobación en su caso, era otro al que finalmente se aprobó, con lo cual se evidenció un desaseo terrible en el procedimiento conculcándose tanto el derecho sustantivo como el derecho adjetivo, en donde se privilegiaron los intereses mesquinos tanto particulares, como partidistas y de grupos, consumándose un verdadero atraco en despoblado a esta gran nación que es México.

Recordemos que después de la Independencia, y durante todo el siglo décimonónico, el problema trascendental era el determinar qué tipo de país queríamos, y empezaron los problemas que requerían soluciones de gran calado, pero que devino primero en un Imperio, luego en una República (primero federalista y luego centralista), para después continuar con otro Imperio ( de extranjeros) auspiciado y solicitado por los eternos grupos de reaccionarios que siempre han luchado por conservar los privilegios de los que gozaron durante tres siglos, y luego la restauración de la República con Juárez y la pléyade de ínclitos patriotas que lo acompañaron, hasta la Revolución, ya del s. XX.

Y ahora también se requiere el mismo planteamiento, después del pésimo y corrupto manejo del “gobierno” de estos dos últimos sexenios, o sea qué tipo de país queremos. Y se plantean reformas de gran calado dentro de las cuales está la energética, clave para nuestro necesario desarrollo.

Queda claro que no se está en contra de la inversión privada, ya sea nacional o extranjera en lo que respecta al pretróleo, solo se está a favor de que estas medidas sean en y para beneficio de México y su pueblo, cuenta habida de que la distribución de la riqueza es tan inequitativa, que existen millones de pobres y en extrema pobreza, otros tantos en el país.

Es así que se requiere de una participación de una gran responsabilidad social, de una responsabilidad democrática y sobre todo de un gran nacionalismo, que no jingoísmo, aun cuando existan desnacionalizados y vende patrias que critican al auténtico nacionalismo como si fuera un ente lleno de telarañas y en la obsolescencia total.

Es lo menos que podemos exigir a nuestros representantes en el Congreso de la Nación, el que se preocupen de verdad en nuestro progreso y no estar exhibiéndose con la aprobación veloz de reformas a la ley, en forma vertiginosa, cuando lo que se necesita es ponderación, estudio, profundidad, conocimiento de causa y verticalidad. O usted, responsable y patriota lector, ¿qué opina?