De la arbitrariedad...

Por Rodrigo Juárez Ortiz


Una mas del “bravucón del barrio” o sea los E.U.A. Al momento de escribir estas líneas todavía no se lleva al cabo la ejecución del mexicano Edgar Tamayo Arias, preso y sentenciado a la pena capital por la muerte de un policía, con un arma oculta, en Houston, Texas.

Sin prejuzgar sobre la inocencia o culpabilidad del sentenciado, queda claro que se está cometiendo una falta grave a los principios jurídicos aceptados formalmente a través de los tratados internacionales.

Es el caso que por situaciones similares, se interpuso una demanda ante la Corte Internacional de Justicia, en la Haya, la cual, en 2004 en la sentencia correspondiente resolvió “que Estados Unidos está obligado a revisar y reconsiderar las sentencias de 51 mexicanos-incluido Edgar Tamayo- que fueron condenados a la pena capital sin haber sido notificados de su derecho a recibir asistencia y protección por parte de las autoridades consulares mexicanas, tal y como lo establece el Art. 36 de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares”.

Se sabe que “ De tener lugar la ejecución de Edgar Tamayo sin que su proceso sea revisado y su sentencia reconsiderada, de conformidad con lo ordenado por la Corte Internacional de Justicia, constituiría el tercer caso de un mexicano que es parte del Fallo Avena, así como una clara violación por parte de Estados Unidos a sus obligaciones internacionales previstas en la Convención de Viena, cuya observancia es fundamental para garantizar el derecho de toda persona al debido proceso…” lo que incluye a los nacionales de ese país cuando viajan al extranjero.

Cabe preguntar qué pasaría si eso le ocurriera a un estadounidense cuando está fuera de su país, pues la respuesta es obvia, ya los Marines estarían invadiéndolo para que se haga “justicia”.

En la especie no es de extrañar que ese país hace lo que quieren basados en su poderío militar con el cual han acrecentado su enorme poderío económico que les da la posición de convertirse, motu proprio, en los “policías del planeta” dándose extremos de “calabazas jurídicas” como el que su Corte Suprema declarara legítimo que ese país puede detener, en cualquier parte del mundo a cualquier persona, ”por sus pistolas”, que haya atentado en su contra. No es dable pensar, en consecuencia, que tenga validez alguna su pretendida postura de “defensores de los derechos humanos” que se han auto adjudicado al conocer su postura al respecto.

Recordemos que si bien es cierto en una república los estados que la integran son libres y soberanos, no por ello es menos cierto que tiene signado un pacto federal que crea a una instancia gubernamental que abarca a la totalidad de esos estados, los cuales deben acatar sus disposiciones y en especial, los compromisos internacionales. En la especie, resulta que el estado de Texas, aduce que no tiene porqué acatar un fallo internacional si es libre y soberano y no acata las indicaciones de la federación, basándose en que no existe una ley reglamentaria que lo obligue a ello, a pesar de las múltiples solicitudes de gobiernos, organizaciones civiles, y de todo jaez que han propuesto que se le dé la oportunidad de tener un debido proceso al reo y que se cumpla la norma internacional, de no ser así, queda claro que la firma de los E.U.A. en compromisos internacionales tiene el mismo valor que si se estampara en una barra de hielo.

Y ante tanta arbitrariedad, el gobierno de México tuvo que crear el Programa de Asistencia Jurídica a Casos de Pena Capital en Estados Unidos (MCLAP) el cual ha logrado, hasta ahora, evitar o revertir la imposición de la pena de muerte en 868 casos.

Merced a la publicidad masiva que vía T.V. se nos inyecta, ad nauseam, sobre las “maravillas del American Way of Life” y por la evidente falta de empleo y de oportunidades para los nuestros aquí, se entiende, pero no se nos dice nada del lado obscuro de la discriminación, de la xenofobia, del racismo, del clasismo, de los malos tratos, de la violencia que impera en contra de nuestros mas vulnerables connacionales que tienen que emigrar para allá, cuya muestra, entre millones, la da el nazi ex -gobernador del estado de California cuando se expresa muy peyorativamente de los mexicanos, sin contar que el actual presidente ha deportado a mas mexicanos que sus antecesores, aunque eufemísticamente se les llame repatriados.

No se vale. La arbitrariedad es obvia, al margen del grado de responsabilidad que cada quien tenga en su proceder. O usted, justiciero lector, ¿qué opina?